BIOGRAFÍA:
Escritor neoyorquino, uno de los más brillantes
representantes de la llamada escuela judía. Nacido el 19
de marzo de 1933, en el seno de una familia de origen judío emigrada de Ucrania,
en Newark (Nueva Jersey) pueblo en el que también nació Paul Auster; esta localidad es el escenario de varias de sus novelas, entre ellas Pastoral
americana. Estudió en
las universidades de Rutgers, Bucknell y Chicago, enseñó inglés en las universidades de Chicago
y de Iowa, dejó la docencia para dedicarse
a la escritura.
Publicó su
primer libro, Adiós, Columbus
(1959), poco después de haber cumplido los 26 años, “por ambición, para ver si podía hacerlo y por un deseo de hacerlo tan
bien como pudiera”. Desde entonces, y a pesar de que en anteriores
ocasiones manifestó su deseo de abandonar la escritura, ha dado grandes títulos a la literatura norteamericana. En
la estela de John Dos Passos o Scott Fitzgerald, es el cronista de un siglo
poblado de sombras donde Roth ha indagado desde el macartismo a la era en que cayeron las torres gemelas,
inspirado por maestros suyos como Bashevis Singer o Saul Bellow y de la mano de
coetáneos como Updike, Mailer o DeLillo.
Es el autor más
pemiado de su generación, entre ellos el Príncipe de Asturias de las Letras
que le otorgaron en el 2012, a sus 79 años, por ser uno de los grandes
narradores universales en activo y
eterno aspirante al Nobel.
En octubre de 2012 y con 79 años, declaró a la revista francesa Les
Inrockuptibles que dejaba de escribir y que Némesis sería su "último libro". Su editora lo
confirmó el 9 de noviembre. Según el autor, es consciente de que se le acaba el tiempo,
por lo que ya solo relee sus novelas favoritas. Lo mismo que hace con sus
libros, pero en inverso orden cronológico al que fueron creados. “Quería saber
si había perdido el tiempo escribiendo”, explica en la entrevista. “La verdad”,
reconoce, “es que creo que he sido exitoso”. El escritor recurre entonces al
boxeador Joe Louis y su célebre cita: “hizo su trabajo lo mejor que pudo con lo
que tuvo”. “Eso es exactamente lo que diría de mi trabajo”.
Bibliografía
de un gran novelista:
Némesis (2011)
La humillación (2010)
El juicio de la historia: Escritos 1920-1939 (2009)
Engaño (2009)
Indignación (2009)
Lecturas de mí mismo (2008)
Nuestra pandilla (2008)
Los hechos (2008)
Sale el espectro (2007)
El profesor del deseo (2007)
Deudas y dolores (2007)
Elegía (2006)
La conjura contra América (2005)
Patrimonio. Una historia verdadera (2003)
El oficio: Un escritor, sus colegas y sus obras (2003)
El animal moribundo (2002)
La mancha humana (2000)
Me casé con un comunista (1998)
Pastoral americana (1997)
El teatro de Sabbath (1997)
Operación Shylock (1996)
Decepción (1990)
La contravida (1987)
La lección de anatomía (1983)
Zuckerman (1981)
Zuckerman encadenado (1981)
El escritor fantasma (1979)
Mi vida como hombre (1975)
La gran novela americana (1974)
El pecho (1972)
El lamento de Portnoy (1969)
Cuando ella era buena (1967)
Huida (1962)
Goodbye, Columbus (1960)
Adaptaciones cinematográficas
- Goodbye, Columbus, basada en la novela homónima y dirigida por Larry Peerce (1969)
- Portnoy's Complaint, basada en la novela homónima, de Ernest Lehman (1972)
- The Ghost Writer, adaptación para la TV británica de la novela homónima realizada por Tristram Powell (1984)
- La mancha humana basada en la novela homónima. Dirigida por Robert Benton (2003) y protagonizada por Anthony Hopkins, Nicole Kidman y Ed Harris
- Elegy, basada en la novela El animal moribundo, dirigida por Isabel Coixet (2008) y protagonizada por Ben Kingsley y Penélope Cruz.
- The Humbing, basada en la novela homónima, dirigida por Barry Levinson (2014) y protagonizada por Al Pacino.
- Pastoral americana: la producción de la película está en manos de Tom Rosenberg y se espera que sea estrenada en 2016. Seymour ‘Swede’ Levov, será interpretado y dirigida por Ewan McGregor y Jennifer Connelly interpretará el papel de la esposa del exitoso deportista y empresario muy bien tratado en sus adaptaciones cinematográficas.
Aunque cabe decir que nuestro autor no ha sido muy bien tratado en sus
adaptaciones cinematográficas, LEER: PhilipRoth: un gran escritor maltratado por el cine.
PASTORAL AMERICANA:
La obra que ahora nos ocupa fue escrita en
1998, obtuvo el Premio Pulitzer de ese año y ha sido elegida por la crítica
especializada como una de las mejores novelas norteamericanas publicadas en los
últimos 25 años.
Podríamos hacer un breve resumen señalando
que es una crónica sobre la caída del sueño americano en el final de los
sesenta. Un matrimonio judío, ve cómo se desmoronan sus valores y su mundo
perfecto, cuando su hija se convierte en una luchadora contra la guerra de
Vietnam.
Sería una aproximación cierta pero
muy simplista, la novela es mucho más y podemos abordarla desde múltiples
perspectiva, iré señalando algunos de los aspectos que más me han interesado y más
me han llamado la atención de la obra.
En primer lugar, me gustaría detenerme en el título, cargado de ironía, Pastoral americana nos da
indicios sobre el contenido narrativo.
Según la RAE carta pastoral es “un escrito o discurso que con instrucciones o
exhortaciones que dirige un prelado a sus diocesanos.” Pues bien, esta pastoral
en forma de libro pretende dirigir un mensaje destructivo a los lectores. Un mensaje
clarividente sobre los reiterados valores americanos que no son más que
falacias construidas donde se cimienta una sociedad pacata e hipócrita.
Después señalaría que lo que más me ha
impresionado de la novela ha sido el estilo, la redacción, la prosa empieza con una anécdota y salta
y salta de un tema a otro, con frases largas y párrafos extensos para volver
con total maestría y sin perder el ritmo al tema con el que se había iniciado.
Es capaz de pasarse tres páginas o más hablándonos de la confección de los
guantes, sin olvidar el guiño shakesperiano de que el padre del dramaturgo
inglés se dedicaba a la confección de estas prendas.
Otra de las peculiaridades de la novela y que la hace única es el punto de vista ¿quién cuenta la historia y cómo la cuenta?
Otra de las peculiaridades de la novela y que la hace única es el punto de vista ¿quién cuenta la historia y cómo la cuenta?
Y estas dos
características de la obra son las que hacen que la lectura no resulte fácil, durante las
primeras 250 páginas, más o menos, Roth, en la figura de su alter ego en la
novela Nathan Zuckerman –recurso que se repite frecuentemente en su obra- hace
un relato detallado de la infancia de sus personajes, reconstruyendo una época,
un barrio, una forma de ver los problemas y las circunstancias que rodean a
unos jóvenes que, como cualquier otros, en cualquier otro sitio se limitan
sencillamente a vivir sus vidas sin más preocupaciones más allá de las que
propone un presente inmediato y un futuro que a todo joven se le presenta
incierto y lejano. Este es un relato objetivo, frío sin apenas emotividad… un
relato que casi podría decirse está escrito en clave periodística, en ocasiones
aburre si uno prefiere las novelas en la acción está presente.
De repente al
final del segundo capítulo, todo cambia… es el momento en el que el sueco
encuentra a su hija y le exige una explicación de su comportamiento y de sus
últimos actos vitales que, hasta ahora, ha vivido en la clandestinidad.
Y es que la segunda parte es una novela dentro de
la novela: cuando Zuckerman se entera de que el Sueco vivió una vida distinta a
la que él había imaginado para su personaje modélico, imagina, por tanto
no hemos de olvidar que todo lo que se presenta en la novela es una ficción, un
relato imaginado de lo que pudo haber
sido esa otra vida, ese otro Sueco imperfecto, más real y más humano.
Zuckerman, que es la
voz que narra, recuerda haber recibido una carta del Sueco para reunirse y
conversar con él sobre temas personales. En esa oportunidad, Zuckerman pudo
intuir algo que preocupaba a su ídolo, hubo un intento de confesión, pero el
Sueco dio marcha atrás y se mantuvo hermético. Es en la reunión de los 50 años
después de haber salido del colegio, en donde se encuentra con Jerry Levov, el
hermano menor, quien le descubre a un personaje desconocido:
“Criado para ser tonto, hecho para las
convenciones, y así por el estilo. Se atenía a las normas sociales y nada más.
Un alma bendita. Pero lo que intentaba hacer era sobrevivir, manteniendo a su
grupo intacto. Procuraba salir con su pelotón intactos de la refriega.
Finalmente, fue una guerra para él. Tenía un lado noble, se sometió a numerosas
renuncias, se vio envuelto en una guerra que él no había causado, luchó para
salir a flote, pero se hundió.” (pág. 90).
Enterado súbitamente
de la cara oculta de su ídolo, removido además por la carta que éste le mandó
intentando contarle algo, y no teniendo ya acceso a ninguna fuente de
información dado que Jerry desapareció de la reunión y el Sueco estaba muerto,
Zuckerman inicia su relato subjetivo sobre el Sueco:
“… Acompañado por las notas dulzonas de “Sueña”me
separé de mí mismo, me aparté de la reunión y soñé… soñé una crónica realista.
Empecé por contemplar su vida, no su vida como dios o semidios de cuyos
triunfos uno podía regocijarse cuando era un muchacho, sino su vida como otro
hombre atacable, e inexplicablemente, lo cual equivale a decir: “¡helo aquí!””
(pág. 118).
Aquí comienza la
novela dentro de la novela, la ficción sobre la ficción. La narración se llena
de sentimientos, las dudas y la incertidumbre de este hombre torturado por la
pregunta sin respuesta: ¿qué pasó para que mi hija terminara asesinando a gente
inocente?
La novela se
convierte, de aquí en adelante, en el examen de conciencia que Zuckerman le
atribuye al Sueco: y en ese proceso, el escritor de la ficción va levantando
capas para introducirse en el interior del personaje en una búsqueda del hombre
de carne y hueso. Finalmente se aleja del Sueco hollywoodense que era sólo una
bella máscara.
La hija con su
tartamudeo refleja el problema de esta sociedad que se ha querido vender como
perfecta. En una familia que representaba el ideal y la armonía, de pronto la
hija única manifiesta cierto desorden para expresarse. Hija de un atleta
convertido en exitoso hombre de negocios y una ex mis de belleza dedicada a la
cría de ganado, Merry no da la talla respecto a sus padres y rompe con el molde
familiar.
Ante el problema,
padre y madre reaccionan de manera distinta. Dawn, la madre, presa de la
desesperación, termina internada en el manicomio, pero un buen día decide
cerrar el caso y salir, aunque sólo sea ella, del hoyo: recurre a una cirugía
estética para recuperar su imagen bella, un guiño a la frivolidad de la nueva
era, vende la casa, las vacas, construye
una casa nueva y se relaciona con gente distinta, más sofisticada, con una
educación más elitista y algo snob. Tengo que señalar que criticaría a Roth el trato que da a los personajes
femeninos, para mí un tanto simplificados en la novela.
El padre no descansa
jamás. Se pregunta hasta el agotamiento qué pudo suceder para que su hija se
convirtiera en una terrorista. Primero cree en su inocencia, después anhela que
halla sido ella la causante de otros atentados porque ello supondría que sigue
viva y por último cuando la encuentra presa de la locura y transformada en un
espectro jainista no es capaz de actuar, se bloquea, la deja allí, no es capaz
de imponerle la cordura que a la hija le falta. Llama a
su hermano pidiéndole consejo, y Jerry le plantea que actúe de manera drástica,
pero él se queda paralizado por temor a ofenderla. Esta es la corrección
característica del Sueco: mantener la calma, no reaccionar para no crear más
problemas, estar alerta y no abandonar.
Cabría señalar la
visión que nos da el autor de Estados Unidos
a través de las distintas generaciones, un país de acogida de inmigrantes
quienes encontraron una oportunidad para vivir huyendo de la miseria europea con esfuerzo y trabajo. Irlandeses católicos, judíos europeos,
americanos con historia y tradición, todos se unen en la Pastoral Americana.
Respetan sus diferencias y buscan un ideal común para luchar. Ejemplo de esta
postura es el diálogo entre Dawn y su futuro suegro: ambos negocian la
educación de los hijos que vendrán, entre el catolicismo de ella y el judaísmo
de él buscan un acuerdo. Finalmente sabemos que consiguen cierta armonía, hay
consenso, un reflejo de la cultura integradora del país.
Los inmigrantes que
llegaron de Europa y sus hijos, la generación del abuelo de Merry y la de su
padre, trabajaron sin descanso, La recompensa económica llegó en pago al
esfuerzo y ellos, en respuesta, apoyaron el sistema y asimilaron la cultura:
“¿Odiar a Estados Unidos? ¿Por qué? El vivía en
Estados Unidos como vivía dentro de su piel. Todos los placeres de sus años
jóvenes fueron placeres norteamericanos, su éxito y su felicidad fueron
norteamericanos, y no tenía necesidad de seguir manteniendo la boca cerrada
sólo para reducir el odio de su hija ignorante. Qué solitario se sentiría sin
sus sentimientos norteamericanos. La nostalgia que sentiría si tuviera que
vivir en otro país. Sí, todo cuanto daba significado a sus logros había sido
norteamericano. Todo lo que amaba estaba allí.” (pág. 265).
La ruptura vino con
la generación posterior: la hija del Sueco crece en un ambiente acomodado. Han
dejado de creer. El amor por su Estados Unidos no anida en el corazón de Merry
reniega de los logros, los cuestiona, y arremete contra ellos. Y al agredir a
su país agrede a su padre, a su abuelo. La bomba explota en la cara del Sueco,
la guerra de Vietnam se prolonga en su casa.
Y al final todo se
desmorona, en esa cena infernal en la que el protagonista va de un lado a otro
como un sonámbulo, añorando y sufriendo por su hija y traicionado por todo
aquello que había armado a su vida: sus amigos y su esposa; todo se derrumba y
la violencia entra de nuevo en su casa acaba con en tenedor clavado en la cara de su padre.
Los textos han sido tomados de la edición DeBOLSILLO, grupo editoria Random House Mondadori. Traducción de Jordi Fibla.
Los textos han sido tomados de la edición DeBOLSILLO, grupo editoria Random House Mondadori. Traducción de Jordi Fibla.