miércoles, 8 de enero de 2020

El día en que un lector se me murió de muerte natural

Hernán Casciari reflexiona cómo cambia la relación entre el lector y el escritor en la era digital, lo explica a partir de una historia  real que le pasó el 2004.

ANÉCDOTAS DE ESCRITORES



Disfrutad con las siguientes anécdotas literarias, todas ellas protagonizadas por autores hispanos. ¡No les falta ingenio!
 
1. Jorge Luis Borges, mientras ejercía como profesor en la universidad, preguntó a una alumna su opinión sobre Shakespeare, a lo que ella contestó:
—Me aburre. Al menos lo que ha escrito hasta ahora.
—Tal vez Shakespeare todavía no escribió para vos. A lo mejor dentro de cinco años lo hace.

2. Camilo José Cela acababa de ser anunciado como ganador del Premio Nobel. Un periodista le preguntó:
—¿Le ha sorprendido ganar el premio Nobel de Literatura?
—Muchísimo, sobre todo porque me esperaba el de Física.

3. Jacinto Benavente recibió la visita de un conocido suyo, que no tenía gran éxito como dramaturgo. Durante el recorrido por la casa, el invitado quedó asombrado por la amplia biblioteca que poseía el escritor y exclamó:
—¡Vaya, Don Jacinto! Con tantos libros ya se pueden escribir buenas comedias.
—Pues adelante, amigo mío, están a su disposición.

4. Miguel de Unamuno conversaba con Alfonso XIII tras recibir de su mano la Gran Cruz.
—Me honra, Majestad, recibir esta cruz que tanto merezco.
—¡Qué curioso! La mayoría de los galardonados aseguran que no se la merecen.
—Señor, en el caso de los otros efectivamente no se la merecían.

5. Emilio Carrere acostumbraba a ser impuntual en su empleo en el Tribunal de cuentas, en Madrid. Un día, su jefe inmediato lo llamó y le dijo:
—Mire usted, Carrere, con esa manía de retrasarse, va a llegar un momento en el que se presentará usted todos los días al día siguiente.

6. Benito Pérez Galdós y Emilia Pardo Bazán mantuvieron una relación amorosa pero, según se cuenta, tuvieron por lo menos un divertido roce al cruzarse en una escalera.
—¡Adiós, viejo chocho! —dijo ella.
—¡Adiós, chocho viejo!

7. Ramón de Campoamor concluyó de la siguiente manera su disculpa por no poder asistir a una invitación en casa de Antonio Cánovas del Castillo.
—Recuerdos a don Antonio, a quienes unos envidian el talento, otros la casa y todos la mujer.

8. Antonio Alcalá Galiano se encontró con una conocida que no veía hacía más de 20 años.
—Don Antonio, le encuentro muy viejo.
—Tampoco usted está más joven. Le ocurre lo que a los que se embarcan por vez primera: que cuando el barco comienza su singladura les parece que es la tierra la que se va de ellos, y que ellos no se mueven.

9. Jorge Luis Borges estaba siendo entrevistado en Roma por un periodista que trataba de provocarlo.
—¿En su país todavía hay caníbales?
—Ya no. Nos los comimos a todos.

10. Jacinto Benavente estaba elogiando la figura de Ramón del Valle-Inclán en una de sus habituales tertulias, cuando alguien le dijo:
—Pues Don Ramón no opina lo mismo de usted.
—A lo mejor estamos equivocados los dos.

Fuente: Blog: IBER LIBROS. 

martes, 7 de enero de 2020

MEJORES LIBROS DE NOVELA GÓTICA

Novelas relacionadas con la lectura de este mes Siempre hemos vivido en el castillo de Shirley Jackson, escritora estadounisense forjadora del género con su novela La maldición de Hill House. Os presento un listado de algunas de las narraciones más importantes del género.

Trilogía de Gormenghast
Mervyn Peake
La trilogía consta de tres novelas, Titus Groan (1946), Gormenghast (1950) y Titus Alone (1959). Una novela, Boy in Darkness (1956), narra la historia de una breve aventura del joven Titus fuera del castillo, aunque no explicita el nombre del mismo. Lord Groan, que ha enloquecido definitivamente y cree estar metamorfoseándose en búho; su esposa, la obesa Lady Gertrude, que convive con centenares de pájaros, algunos de los cuales residen entre sus cabellos; el pequeño Titus, el heredero de ojos violeta; Soardust, el anciano maestro de ceremonias que tiraniza a los trágicos aristócratas. Y Steerpike, el joven cocinero, héroe y villano que confabula para destruir a la familia y conquistar el poder. Este elenco de excéntricos personajes circula por los oscuros corredores del colosal castillo de Gormenghast, tan laberíntico e inabarcable, violento y sofisticado como el universo literario de Peake. Las vívidas imágenes, las pinceladas poéticas y el humor hacen de “Titus Groan”, la primera entrega de la trilogía de Gormenghast, una obra emblemática que ha hipnotizado la mente de miles de lectores.

El Castillo de Otranto
Horace Walpole
El castillo de Otranto (The Castle of Otranto, en inglés) es una novela escrita por Horace Walpole en 1764. Es considerado el texto inaugural de la literatura de terror gótico, iniciando un género literario que llegó a ser extremadamente popular a finales del siglo XVIII y principios del XIX. El castillo de Otranto comenzó a forjar el tenebroso imaginario formado por ominosos castillos provistos de lúgubres mazmorras, por una naturaleza sombría y turbulenta, y por sucesos y percances inesperados y escalofriantes. Escrita de un tirón por Horace Walpole (1717-1797) a raíz de una pesadilla –circunstancia a la que acaso debe la agilidad de su trama–, la novela tiene el interés añadido de ser una de las primeras apariciones de lo que luego se llamaría el surrealismo en la literatura.

 Vathek
William Beckford
Vathek es una novela gótica escrita por William Beckford. Fue originalmente redactada en francés en 1782, y traducida después al inglés por el reverendo Samuel Henley. Esta versión fue publicada en 1786 sin mención alguna a Beckford como An Arabian Tale, From an Unpublished Manuscript (“Un cuento árabe, de un manuscrito inédito”), afirmando que se trataba de una traducción de un cierto original árabe. Ese mismo año apareció la primera edición en francés. La primera traducción al español se publicó en 1969. Merecedora de un largo y cálido elogio de H. P. Lovecraft en su ensayo «El horror en la literatura», esta novela de William Beckford (1760-1844) narra la historia del califa Vathek, personaje desmesurado a quien su sed de conocimiento acaba precipitando en el Palacio del Fuego Subterráneo, el Infierno, donde encuentra a otros príncipes condenados que le relatan, a su vez, sus desventuras, dando lugar a los llamados tres «Episodios», publicados usualmente de forma exenta y desvinculados del texto original que los motivó. La presente edición de Javier Martín Lalanda corrige esta omisión histórica y reúne el texto íntegro de un relato que une al exotismo de lo maravilloso y del cuento oriental la truculencia de la narración gótica y un peculiar e irreverente sentido del humor.

Los misterios de Udolfo Ann Radcliffe
Ann Radcliffe (1764-1823) es la escritora más emblemática de la imaginación gótica, y sus novelas fueron punto de referencia para los autores que cultivaron el género. Tres obras se alzan en el altar de la literatura gótica: «Los misterios de Udolfo» de la Radcliffe, «El monje» de Lewis, y «Melmoth el errabundo» de Maturin (los tres editados en esta colección). «Los misterios de Udolfo» se desarrolla en el siglo XVI, y está ubicada en Francia e Italia. Emily, como todas las heroínas de la Radcliffe, se enfrenta a las adversidades y desastres provocados por Montoni con la fuerza de la racionalidad, después de haber sucumbido momentáneamente a la superstición. La persecución del malvado Montoni tiene lugar en el castillo de Udolfo, donde acontecen múltiples fenómenos sobrenaturales: vagas figuras extrañas, un fantasma en las almenas, sepulcrales voces misteriosas… «Los misterios de Udolfo», junto con «El Italiano», son las cimas del arte de Ann Radcliffe, y de la novela gótica y romántica. «A los conocidos atavíos góticos de sus predecesores, señala Lovecraft en su ensayo sobre la literatura de terror, Mrs. Radcliffe añadió un genuino sentido de lo sobrenatural, tanto en los escenarios como en los incidentes, que raya en la genialidad; cada pormenor de la ambientación y de la intriga contribuye artísticamente a crear la impresión de horror ilimitado que ella quería transmitir».


El monje. Matthew Gregory Lewis
El 23 de septiembre de 1794, el joven Matthew Lewis con tan sólo diecinueve años, anunciaba en una carta a su madre que había escrito en sólo diez semanas una novela, entre 300 y 400 páginas en octava. Acababa de nacer una de las obras cumbre de la novela gótica, la forma más leída de literatura popular en Gran Bretraña y buena parte de Europa desde finales del siglo XVIII hasta bien mediado el siguiente. La opinión pública se debatió entre declarar El monje como obra de ingenio o tacharla de blasfema y obscena. Situada en un decadente, hipócrita y mítico Madrid gótico, Lewis mezcla dos tramas bastante espeluznantes: la del libidinoso y blasfemo monje Ambrosio y la historia de Ramón y su fatídico amor por la desdichada Inés. Ambas historias están entrelazadas para crear una tensión entre su envoltura sentimental y su trasfondo neta y sombríamente gótico.



Manuscrito encontrado en Zaragoza
Jan Potocki
Contemporáneo de Mrs. Radcliffe y E.T.A. Hoffmann, el conde Jan Potocki nació en 1761 en el castillo de Pikow (Polonia) y fue un hombre ilustrado hasta la erudición, demócrata, progresista, etnógrafo, viajero empedernido y aventurero, que acabó sus días en 1815, suicidándose en su biblioteca con una bala de plata que él mismo había pulido pacientemente. El Manuscrito encontrado en Zaragoza es una de las obras más legendarias y emblemáticas de la literatura fantástica. De estructura laberíntica, narrada al modo de los decamerones, la obra transcribe el manuscrito hallado por un oficial de las tropas napoleónicas en Zaragoza, y cuenta las peripecias y viajes del noble caballero Alfonso Van Worden, episodios vividos o referidos sobre «bandidos, almas en pena y adictos a la Cábala», en una visión pintoresca, fantástica y prerromántica de la España profunda del siglo XVIII, llena de inolvidables historias de aparecidos, cabalistas, ventas encantadas o leyendas moriscas, traspasada de un aire picaresco deudor de la tradición española.

  Los elixires del diablo
E.T.A. Hoffmann
Ernst Theodor Amadeus Hoffmann (1776-1822) no llegó a entrar con honores en las páginas de oro de la historia de la música, tal como anheló toda su vida; a cambio, su nombre ha quedado grabado para siempre, con letras de un extraño fulgor, en el libro de oro de la literatura universal y su recuerdo quedará asociado en la memoria del lector con el sabor agridulce de la fantasía, la alucinación, la pesadilla, la locura y, en definitiva, con el rico universo de lo siniestro y lo luminoso. Animado por la lectura y el éxito de El Monje de M.G. Lewis, Hoffmann madura la idea de Los elixires del diablo, para poner sobre el papel en poco más de un mes -en una suerte de trance al borde de la locura- la espeluznante historia, contada en primera persona, de la vida del monje Medardo, que viene al mundo marcado por el estigma de una simiente maldita, cuyo origen se remonta a un horrible e inconfesable crimen cometido por uno de sus antepasados. Pero, a pesar de que su atormentada conciencia le conduce poco a poco hacia el laberinto de la locura, su futuro no está totalmente sellado, ya que siempre queda un resquicio de libertad que, con ayuda de la gracia divina, le permite luchar para alcanzar su salvación.

 
Frankenstein o el moderno Prometeo
Mary W. Shelley
Mary Shelley (1797-1851) fue hija del pensador radical William Godwin —célebre autor del revolucionario ensayo titulado «Political Justice» y de novelas de tradición gótica como «St Leon» y «Caleb Williams»— y de Mary Wollstonecraft, autora de la más ardiente defensa sobre la educación y derechos de la mujer que se hubiera hecho hasta entonces, expresada en su obra «Vindication of the Rights of Woman». En 1814 conoció al poeta Percy Bysshe Shelley, que sería el amor de su vida, y con quien huyó al continente en 1814. En la noche del 17 de junio de 1816, después de una velada en compañía de Lord Byron, Percy B. Shelley, John W. Polidori, Matthew G. Lewis, entre otros, en la que se discutió sobre el galvanismo, los experimentos del doctor Erasmus Darwiny la posibilidad de descubrir el principio vital y conferirlo a la materia inerte, Mary tuvo una pesadilla en la cual un estudiante obsesionado con la creación de vida artificial despierta y contempla horrorizado a su espantoso engendro. Este sueño fue el primer atisbo de una Criatura que se ha elevado por sí misma al pedestal de los mitos básicos del terror. A partir de esta visión de pesadilla, Mary Shelley construyó «Frankenstein, o el moderno Prometeo», una historia que ha estremecido a generaciones de lectores y cuya actualidad permanente han garantizado las numerosas adaptaciones al cine. Una historia destinada no sólo a despertar el horror, sino a proponer una reflexión moral sobre la naturaleza humana y la génesis del Mal.
La caída de la casa Usher
Edgar Allan Poe
La caída de la Casa Usher (título original en inglés: The Fall of the House of Usher), también conocido como El hundimiento de la casa Usher, es un cuento de terror del escritor Edgar Allan Poe, considerado uno de los más importantes de su producción narrativa. Fue publicado por primera vez en la revista Burton’s Gentleman’s Magazine, en 1839. Un joven caballero es invitado al viejo caserón de un amigo de la infancia, Roderick Usher, artista enfermizo y excéntrico que vive completamente recluido en compañía de su hermana, Lady Madeline, también delicada de salud. Usher vive presa de una enfermedad indefinible, lo que hace a todos temer por su vida. La caída de la casa Usher es una de las obras de su autor preferidas por la crítica en términos generales, y la que el propio Poe consideraba de las más logradas que había escrito, solamente por detrás de Ligeia. Relato largo, generoso y matizado, es muy “literario”, por su densa materia narrativa, por las numerosas citas que contiene, los títulos de libros, y hasta poemas completos, como “El palacio encantado”, el cual había sido publicado separadamente en abril de 1839 en la revista Baltimore Museum.

El cuervo
Edgar Allan Poe
El cuervo es un poema narrativo escrito por Edgar Allan Poe, que fue publicado por primera vez en 1845 y constituye su composición poética más famosa. Son notables su musicalidad, el lenguaje estilizado y la atmósfera sobrenatural que logra recrear. Una nueva traducción (a cargo de Adolfo Muñoz) del clásico poema de Edgar Allan Poe que recoge, como nunca hasta ahora, la atmósfera y la sonoridad de sus versos románticos y oscuros. Las ilustraciones de Javier Serrano y la cuidada edición hacen que su lectura resulte especialmente turbadora. Prólogo de Luis Alberto de Cuenca. Edición bilingüe español/inglés. El poema narra la misteriosa visita de un cuervo parlante a la casa de un amante afligido, y del lento descenso hacia la locura de este último. El amante, que a menudo se ha identificado como un estudiante, llora la pérdida de su amada, Leonor. El cuervo negro, posado sobre un busto de Palas, parece azuzar su sufrimiento con la constante repetición de las palabras «Nunca más» (Nevermore).


El castillo de los Cárpatos
Julio Verne
El castillo de los Cárpatos (Le Château des Carpathes) es una novela de Julio Verne publicada en la “Magazine de ilustración y recreo” (Magasin d’Education et de Récréation), revista periódica para la juventud de la editorial Hetzel, como el resto de sus obras. Se publicó entre enero de 1892 y diciembre del mismo año y como un solo volumen en octubre, con ilustraciones en color de Léon Benett. Se trata de una obra fantástica alejada de la temática “científica” de Verne, y en ella ven algunos autores una de las mejores y más románticas historias “vampíricas” de la literatura. En las profundidades de Transilvania, en una comunidad aislada y supersticiosa, la inesperada aparición de humo en la torre de un castillo abandonado sugiere una presencia diabólica. Un valiente guardabosques y un médico algo cobarde se aventuran a explorar el castillo y son rechazados por fuerzas extrañas y pavorosas. Por su parte, un joven conde valaco que ha perdido a su amada, la célebre cantante Stilla, que murió en el escenario, cree oír su voz en las inmediaciones del recinto. Verne combina en esta curiosísima novela el racionalismo, el humor sardónico y la crítica de la superstición y la leyenda con una paradójica, casi surrealista, exaltación del amour fou.


El fantasma de la ópera
Gaston Leroux
El fantasma de la ópera (Le Fantôme de l’Opéra) es una novela de Gastón Leroux inspirada en la también novela Trilby de George du Maurier, que había sido publicada por entregas en la Harper’s Magazine en 1894 y después en forma de libro en 1895. La novela de Leroux se publicó en entregas semanales desde el 19 de noviembre de 1909, y ha sido adaptada numerosas veces para películas y actuaciones en teatros. El fantasma de la ópera es una novela que combina romance, terror, misterio y tragedia. La historia trata de un hombre misterioso que aterroriza la Ópera de París para atraer la atención de una joven vocalista a la que ama. Novela que mezcla la literatura gótica con la aventura de carácter policíaco aunque no haya un detective protagonista, sino un misterio que descifrar, El fantasma de la Ópera (1910) es la historia de un tenebroso personaje, quien, a pesar del tormento que le provoca su fealdad, lucha por vivir para satisfacer su pasión por la belleza. En esta popular obra, llevada numerosas veces al cine y al escenario, Gaston Leroux (1868-1927) aprovechó numerosos recursos que le eran familiares por su condición de periodista para dar verosimilitud a un relato en el cual la combinación entre su intrigante protagonista y la ambientación dentro del mundo del teatro y las bambalinas despliega un atractivo juego de posibilidades para la imaginación.


La leyenda de Sleepy Hollow
Washington Irving
La leyenda de Sleepy Hollow o La Leyenda del Jinete sin Cabeza es un relato corto de terror, escrito por Washington Irving en 1820, en su colección: The Sketch Book of Geoffrey Crayon. Ichabod Crane es el maestro de la comunidad de Tarrytown, en Sleepy Hollow (literalmente «Hondonada del Sueño»), un valle a orillas del Hudson. Su antagonista es Bran Bones, un grandullón grosero, que es también su rival en el amor de Katrina Van Tassel, hija única de un acaudalado terrateniente. Ichabod cree alcanzar la gloria el día en que Van Tassel le invita a una fiesta en su «castillo»… pero lo que no sabe es que lo que ahí le espera es la condenación, pues en los bosques encantados de la «región del sopor» vaga el espectro del Jinete Sin Cabeza. Esta edición de Washington Irving ofrece las ilustraciones originales de Arthur Rackham.

Las aventuras de Caleb Williams
William Godwin
Caleb Williams es la abreviación común de una obra cuyo nombre completo es Las cosas como son; o Las aventuras de Caleb Williams. Escrita en 1794 por William Godwin, es una novela de tres volúmenes escrita como un llamamiento para poner fin al abuso de poder por lo que Godwin vio como un gobierno tiránico. Esta novela surgió con la intención de popularizar el mensaje de su ensayo político de 1793 Justicia política. Las «aventuras» de Caleb Williams es una oscura y envolvente novela sobre la culpabilidad, la curiosidad malsana, el acoso y la persecución obsesiva. La primera parte describe la decadencia del noble Falkland, cuyo honor y reputación (los dos valores que orientan su vida) quedan en entredicho al cernirse sobre él la sospecha de un crimen infame. Su criado Caleb Williams, guiado por una curiosidad morbosa, cree haber descubierto la culpabilidad indudable de su amo y señor Falkland. Es entonces cuando se desata sobre el criado una persecución y acoso implacables. Las leyes, tal como aparecen en la obra, son esencialmente corruptas e instrumento de opresión de los poderosos sobre los débiles y no son más que el arma de la que se sirve la tiranía humana, al menos en el mundo de las cosas como son.




La casa de los siete tejados
Nathaniel Hawthorne

La casa de los siete tejados (The House of the Seven Gables) es una novela de Nathaniel Hawthorne, publicada en 1851, y totalmente reconocida como la mejor novela norteamericana de este período. Tiene lugar en la casa homónima de Salem, Massachusetts. Una de las obras fundacionales de la literatura norteamericana. A finales del siglo XVII, en una pequeña localidad de Nueva Inglaterra, el venerable coronel Pyncheon decide construirse una ostentosa mansión en el lugar donde antes se había levantado la cabaña de Mathew Maule, un hombre turbio que había sido condenado por brujería en un juicio presidido por el coronel. De camino al cadalso, Maule había proferido una maldición contra el coronel: «Dios le dará sangre para beber». El día de la inauguración de la casa, el coronel muere repentinamente. Y sus descendientes heredan la casa y el infortunio. Los autores de esta novela son actores de un drama social, que va mostrando la ridiculez de las posturas soberbias que desprecian a las personas humildes, quienes piensan y actúan con total libertad, es decir fuera del orden puritano establecido en la época. Al mismo tiempo, la prosa de Hawthorne, destaca también el encanto de lo espontáneo, de la expresión personal libre del autor, de las buenas obras, e incluso de la seriedad religiosa desarrollada con sincera espiritualidad.


La torre de los siete jorobados
Emilio Carrere
Emilio Carrere, mujeriego, actor aficionado, frecuentador de cafés nocturnos y casas de mala nota, además de experto en ocultismos varios y necrófilo, formó parte -por propia elección- de la excéntrica bohemia madrileña de principios de siglo. Las fuentes literarias de las que bebían tanto él como otros compañeros de viaje se encontraban allende los Pirineos y más aún del otro lado del océano. Unas aguas de oleaje profuso, elevado y espumoso, que se hallaban contaminadas por el modernismo rubendariano, el decadentismo finisecular y la poética simbolista de Verlaine, Mallarmé y Rimbaud. La torre de los siete jorobados, que el propio Carrere había enfocado como folletín de aventuras en el que lo policiaco, lo pseudocientífico y lo sobrenatural se unieran para imitar, con un toque peculiar de humor castizo, a los Leroux, Motta, Le Rouge o La Hire, se alimenta -de forma excéntrica al realismo literario español- de luchas en el medio astral entre voluntades opuestas, de bandas de falsificadores jorobados, de aparecidos y de sabios un poco locos, y hasta de… ¡una ciudad perdida bajo los suelos de Madrid! El lector de esta novela revivirá con ella aquellos días -hoy casi perdidos- de una cierta inocencia literaria y de un más perdido aún sentido de la maravilla.


Melmoth el errabundo
Charles Maturin
En plena decadencia de la novela gótica, cuando ya parecía que sus recursos estaban totalmente explotados, apareció como un “canto de cisne ”la obra cumbre del género, «Melmoth el errabundo», escrita por un excéntrico clérigo irlandés Charles Robert Maturin (1782-18 24). Publicada en 1820, esta obra lleva a su cima la representación de la concepción gótica de la existencia, subrayando los aspectos más terribles y problemáticos de la vida humana, sin concesiones. Su protagonista, Melmoth, una especie de Fausto y Mefistófeles, después de haber sellado un pacto con el Diablo, logra que su vida se prolongue indefinidamente, lo cual le convierte en un ser cuyo tormento no tiene fin, y sólo podrá librarse de su condena cuando encuentre a alguien dispuesto a asumir tal destino. Su errancia le conduce a los lugares más siniestros creados por el hombre: cárceles, manicomios, los tribunales de la Inquisición… «Melmoth el errabundo» se erige como un monumento a una visión infernal del destino humano, en el que sólo existe un acto eternamente repetido: el descenso y hundimiento en el abismo.




Drácula
Bram Sto
ker
Drácula es una novela publicada en 1897 por el irlandés Bram Stoker, que ha convertido a su protagonista en el vampiro más famoso. Se dice que el escritor se basó en las conversaciones que mantuvo con un erudito húngaro llamado Arminius Vámbéry, y que éste fue quién le habló de Vlad Drăculea. La novela, escrita de manera epistolar, presenta otros temas, como el papel de la mujer en la época victoriana, la sexualidad, la inmigración, el colonialismo o el folklore. Como curiosidad, cabe destacar que Bram Stoker no inventó la leyenda vampírica, pero la influencia de la novela ha logrado llegar al teatro, el cine y la televisión. “Los seres que llamamos vampiros existen. Algunos de nosotros tenemos pruebas irrefutables de ello”. Ha pasado más de un siglo desde que el profesor Van Helsing, uno de los protagonistas de Drácula, pronunciara estas palabras, y el mito sigue vivo gracias a la capacidad sobrenatural del hombre-vampiro para mutar y adaptarse a los nuevos tiempos: infinidad de películas, musicales, cómics, etc., así lo atestiguan. Esta nueva edición de Drácula, profusamente anotada desde un punto de vista histórico y crítico, intenta acercar al lector a sus diferentes niveles de lectura, al tiempo que presenta numerosos documentos y añadidos de interés que la convierten en la más completa publicada hasta la fecha en nuestro país.

 Ahora puedes leer la selección realizada por el escritor Carlos Ruiz Zafón en el Guardian donde le realizaron una entrevista en la que le han preguntado su Top-Ten de novela gótica contemporánea, entendiendo ese gótico contemporáneo como la actualización noir y barroca de las historias fantásticas hijas del romanticismo que nacieron en el XIX.
Pues bien, vamos a comentar esas diez novelas que a Zafón le parecen destacables, entre las que hay pequeñas joyas desconocidas para el gran público en lengua española. Empecemos de 10 a 1.


10: Déjame entrar, de John Ajvide Lindqvist. Esta novela fue la revelación del terror europeo el año pasado gracias, en buena parte, a la excelente adaptación cinematográfica que recibió. Una novela tensa, dura en ciertos momentos, pero que posee un encanto difícil de explicar.







 9: Cementerio de animales, de Stephen King. La influencia de King se deja notar cada vez más a medida que se pierde el miedo a citarlo. Cementerio de animales es una radiografía social americana. No mi favorito de todos los de King, pero quizá el más gótico.








8: Burning your boats, de Ángela Carter. Como tal, esta antología de Carter no se ha publicado en España, pero sí la mayoría de cuentos que la componen. De Carter hay que decir que fue una de las grandes maestras del terror y la fantasía, con unos relatos oníricos y mágicos difíciles de igualar. Para quienes no la conozcan es probable que recuerden En compañía de lobos, una película basada en uno de sus mejores relatos.





7: La estación de la calle Perdido: New Weird en estado puro por parte de China Mieville, que acaba de ganar, creo que por tercera vez, el Arthur C. Clarke. La estación no es un libro sencillo y mezcla muchísimos conceptos. 








6: La Trilogía de Gormenghast, de Mervyn Peake. Los libros de Titus. Vaya, esta no me la esperaba. Las aventuras de Titus Groan están inacabadas, no son una trilogía, y son un claro ejemplo de lo que hablábamos antes del «gótico contemporáneo», siendo una gran influencia en el mundo anglosajón, no tanto en países de habla hispana. Recomendable la miniserie televisiva del mismo nombre.

5: El corazón del ángel, de William Hjortsberg. Se habría quedado en una novela de culto sin la intervención del señor Alan Parker y su adaptación cinematográfica. Zafón dice que es el mejor thriller de misterio con elementos sobrenaturales jamás escrito. Casi estoy de acuerdo, pero algunas de las novelas de Connolly son mejores.







4: Pacto de sangre, de James M. Cain. Aquí me ha pillado el señor Zafón, he visto la película de Wilder pero no he leído el libro. Según él, una de las grandes novelas góticas en Los Ángeles, poseedora de una oscura belleza. Habrá que comprobarlo.








3: Santuario, de William Faulkner. Aquí nos vamos a uno de los grandes, así que Zafón apuesta seguro pese a que esta es una novela considerada menor por la crítica. Distinta al Faulkner de El sonido y la furia, es mucho más asequible que la mayoría de su producción.








2: Mysteries of Winterthurn de Joyce Carol Oates. Pues no sé qué decir, ya que no está publicado en español y no he tenido tampoco la oportunidad de leerlo en inglés. Según Zafón, Oates es la reina de la ficción gótica. Yo sólo me he leído de ella La hija del sepulturero y no me acabó de entusiasmar.







1: La maldición de Hill House, de Shirley Jackson. Uno de los grandes libros de terror del siglo XX, adaptado al cine con maestría, y que podría calificarse como el libro definitivo sobre casas encantadas. La novela tuvo una aureola “ocultista” debido al rumor -extendido por su propio marido, que hacía de Jackson una auténtica bruja.

Fuente:  lecturalia:10 novelas góticas elegidas por Zafón. Alfredo Álamo el 10 de junio de 2010.





Me gustaría añadir un par de títulos que leí a partir de las películas: 

LOS SIN NOMBRE RAMSEY CAMPBELL.

Cinco años después del asesinato de una niña, cuando ya su madre parecíia haber empezado a estabilizarse de nuevo, una llamada telefónica vuelve a sacudir su existencia: Mamá, soy yo... Ven a buscarme. ¿Dónde se encuentra? ¿Quién la ha mantenido en su poder? La madre inicia una búsqueda desesperada, la búsqueda de una verdad aterradora que ha permanecido dormida hasta ahora: un grupo de gente oculta que rechaza su propio nombre, la ciencia empírica del mal, casas abandonadas y aisladas que esconden cosas, secretos... Una trampa de maldad abominable. 
El director catalán Jaume Balagueró se basó en esta novela para su película del mismo título protagonizada por Emma Vilarasau.



LA SEMILLA DEL DIABLO. IRA LEVIN


Una novela escalofriante que se convirtió en una extraordinaria película dirigida por Roman Polanski y en miniserie de televisión.
Rosemary Woodhouse y su marido se mudan al edificio Bramford. Poco después de que él consiga un importante papel en Broadway, Rosemary queda embarazada y empieza a sospechar que sus vecinos no son lo que parecen…

Ira Levin, aclamado novelista y autor dramático, publicó Las mujeres perfectas, Acosada, Los niños de Brasil y la aclamada La semilla del diablo, entre otros éxitos.

MEJORES LLIBROS DEL 2019



Parece obligatorio al acabar el año realizar la lista de los mejores libros, es una tarea un tanto estúpida, nunca están los que son y para gustos los colores, pero no me he podido escapar a la tarea de realizar la "dichosa lista", pero para ello he echado mano de fuentes más sabias que las mías y os propongo la selección de diferentes medios que me parecen fiables.

jueves, 2 de enero de 2020

SHIRLEY JACKSON: SIEMPRE HEMOS VIVIDO EN EL CASTILLO



«Merricat, dijo Connie, ¿una taza de té querrás?
Oh, no, dijo Merricat, me envenenarás.
Merricat, dijo Connie, ¿quieres ir a dormir?
¡Bajo tierra te vas a pudrir!»

 Shirley Jackson


Shirley Jackson (San Francisco, 14 de diciembre de 1916-North Bennington, 8 de agosto de 1965) fue una cuentista y novelista estadounidense especializada en el género de terror. Fue popular durante su vida y en los últimos años su obra ha recibido una creciente atención por parte de la crítica. Influyó grandemente en autores como Joanne Harris, Stephen King, Nigel Kneale, Neil Gaiman y Richard Matheson o la británica Sara Waters.
El crítico literario Stanley Edgar Hyman, marido de Jackson, escribió en el prefacio de la antología póstuma de su obra que "ella rechazaba ser entrevistada, explicar o promover su trabajo de cualquier forma, o tomar posiciones públicas y ser la experta de los suplementos del domingo. Ella creía que sus libros hablarían por ella lo suficientemente claro a lo largo de los años". Hyman insistía en que las visiones oscuras encontradas en el trabajo de Jackson no eran, como algunos críticos decían, un producto de sus "fantasías personales, incluso neuróticas", sino que más bien comprendían "una anatomía sensible y fiel" de la era de la Guerra Fría en la que vivió, "símbolos adecuados para [un] angustioso mundo del campo de concentración y la Bomba".
A pesar de que Jackson decía haber nacido en 1919 debido a la presión social por estar casada con un hombre más joven, los registros de nacimiento recogían que vino al mundo en 1916. Su relación con su madre fue tensa y se veía a menudo incapaz de encajar con otros niños y pasaba mucho tiempo escribiendo, para angustia de su madre. En uno de sus ensayos escribe: “Cuando empezaba a escribir historias y esconderlas en el escritorio solía pensar que nadie había estado nunca tan solo como yo estaba, y solía escribir sobre gente solitaria… Pensaba que yo estaba loca y que escribiría sobre cómo los únicos sanos son quienes están condenados como locos y cómo el mundo es cruel y estúpido y temeroso de la gente que es diferente”. Su voz recuerda a la de Merricat, solitaria, infantil, defensiva.
Tras casarse con el crítico literario Stanley Edgar Hyman, el único hombre que se había fijado en ella, Jackson se convirtió en el ama de casa tradicional de mediados de siglo. En esa época escribía ensayos ligeros para revistas femeninas y crónicas familiares que llegó a materializar en dos libros autobiográficos sobre la crianza de sus hijos: Life Among the Savages (1953) y Raising Demons (1957). La intelectualidad de la época la menospreciaba por las piezas que escribía para revistas femeninas como «Good Housekeeping», «Mademoiselle», «Woman’s Day» o «Woman’s Home Companion». Se trataba, en realidad, de autorretratos cómicos que Jackson pergeñaba, en parte por diversión y en parte para mantener a su familia. «A muchos críticos les costaba imaginar que “La lotería” y “Aquí estoy, lavando platos de nuevo” pudieran haber salido de la misma máquina de escribir Royal.
Shirley Jackson, con sus cuatro hijos y el perro, en su domicilio en 1956. - ERICH HARTMANN / MAGNUM
Era un ama de casa modélica, que escribía en los ratos libres que le permitía el cuidado de sus cuatro niños. De hecho, la historia de «La lotería» se le ocurrió mientras hacía la compra, con su hija Joanne, de dos años, en brazos. Llegó a casa, colocó todo (niña incluida) y se puso a escribir. Cuando ingresó en el hospital para dar a luz a su tercer hijo, pocos meses después de que el cuento apareciera en «The New Yorker», le preguntaron su ocupación. «Escritora», respondió. «Pondré simplemente ama de casa», dijo la recepcionista. En La Magia de Shirley Jackson, libro de relatos cortos de Jackson publicado póstumamente en 1966, su marido defiende que, a pesar de escribir historias sombrías e inquietantes, la escritora podía llegar a ser madre y esposa alegre y feliz. Pensar lo contrario sería no comprender lo que es ser escritor: “Como esperar que Herman Melville sea una gran ballena blanca”.
Según los biógrafos de Jackson, el matrimonio estuvo plagado de infidelidades de Hyman. Él controlaba la mayoría de los aspectos de la relación, obligando a Jackson a aceptar sus infidelidades y controlando las finanzas (le entregaba a Jackson partes de lo que ella misma ganaba según su criterio), a pesar de que el éxito de La Lotería y sus trabajos posteriores hicieron que ganase mucho más que él. También insistió en que ella criara a los niños y se encargase de todas las tareas domésticas. Ella adolecía de este trato condescendiente en su papel de mujer de profesor y del ostracismo al que la condenaron los habitantes de North Bennington, sintiéndose oprimida por su marido y ambiente. Su desagrado ante la situación condujo a un creciente abuso del alcohol, los tranquilizantes y las anfetaminas, influenciando los temas de gran parte de su trabajo posterior.
Según revela su más reciente biografía, «Shirley Jackson: A Rather Haunted Life», escrita por Ruth Franklin, la autora sufría, desde niña, depresión, ansiedad y agorafobia. De hecho, en los últimos meses de su vida fue incapaz de salir de su habitación. En 1965, Shirley Jackson murió de un ataque al corazón mientras dormía, a la edad de 49 años. Tenía sobrepeso y fumaba mucho, por lo que había sufrido durante años problemas de salud relacionados con estos dos problemas. Cerca del final de su vida, Jackson acudía al psicólogo para tratar su ansiedad severa, que la había mantenido en casa prácticamente todo el año anterior. El doctor le prescribió barbitúricos, en un tiempo en el que se consideraba un fármaco seguro e inofensivo. Durante muchos años antes, Jackson recibió prescripciones periódicas de anfetaminas para perder peso, que pudieron haber agravado inadvertidamente su ansiedad, dejándola en un círculo de abuso de fármacos en el que tomaba los dos medicamentos para contrarrestar el efecto de cada uno. Algunos de estos factores, o una combinación de los dos, pueden haber contribuido al declive de su salud y su prematura muerte.





Shirley Jackson in the late 1950s.
Laurence Jackson Hyman
«Cuando murió, estaba trabajando en dos novelas, una de las cuales fue publicada inacabada. Su muerte, totalmente inesperada, fue un shock para la familia. Mi madre y yo siempre tuvimos una gran relación, incluso cuando me hice adulto. Era divertida y estaba llena de vida. Solía usarme como personaje y me dio grandes líneas. No me importaba y sentía que era muy justa conmigo, incluso cuando escribía sobre alguna calamidad que acababa de hacer», recuerda su hijo.
A Jackson le gustaba decir que era una bruja, hablar con los gatos, coleccionar libros de ocultismo, visitar casas antiguas. Era rara. Como su literatura. Quizá por eso hayan tenido que pasar tantos años para ser apreciada.


Obra

Escribió seis novelas, más de cien relatos, dos libros autobiográficos y media docena de escritos infantiles, además de varios ensayos. Su primera novela fue The Road Through the Wall (1948), donde podemos observar como su estilo y modus operandi se abren paso, en su relato descriptivo de una pequeña ciudad de América, convirtiéndola por temática casi en una pieza complementaria de “La Lotería”. Para publicitarla se les ocurrió a sus editores afirmar que su autora había practicado brujería, cosa que molestaba a Jackson ya que pensaba que banalizaba su trabajo.

Un cuento tremendo 

Y no se concibe un artículo sobre la autora sin recordar el cuento que la haría famosa, o más bien desagradablemente famosa, y que durante muchos años la acompañó como coletilla escandalosa. Jackson fue ‘la’ autora de ‘La lotería’. Un relato extremo, que hoy integra el volumen ‘Cuentos escogidos’ y que su nieto Miles Hyman convirtió en un cómic de apariencia feliz (Nórdica). A Jackson ‘La lotería’ la marcó a fuego. Aunque ella publicaba para revistas femeninas como hemos señalado y cuando las revistas femeninas recogían artículos de autores de renombre,  también lo hacía en el ‘New Yorker’. Allí en 1948 apareció el relato y a los ‘buenos’ burgueses que lo leyeron se les indigestó el día, ante lo que interpretaron como una agresión al buen gusto. Como escribió Joyce Carol Oates en el prólogo a sus cuentos: “'La lotería' sugiere que la clase media norteamericana, sin ir más lejos, los lectores del ‘New Yorker’, no tienen una mentalidad tan diferente a los linchadores nazis”. Tampoco hay que olvidar que el cuento, un cuento sobre la lapidación, apareció en plena fiebre mcarthista. La publicación causó tanto revuelo que varios centenares de lectores se dieron de baja en la subscripción y la autora recibió una buena dosis de odio, lo menos indicado para una sensibilidad más bien inestable.

Otras novelas fueron: Hangsaman (1951), The Bird's Nest (1954), The Sundial (1958) y La maldición de Hill House (1959), esta última una adaptación moderna de la clásica novela gótica. Narra la historia de un científico y filósofo que lleva años entregado al estudio de las perturbaciones psíquicas que se dan en las casas encantadas, hasta que oye hablar de Hill House. Decide alquilarla y reunir un pequeño equipo para intentar recabar pruebas, viviendo experiencias alucinantes. La obra representa muy bien el estilo de su autora: nunca estridente ni sensacionalista, su voz narrativa es serena, hasta fría emocionalmente, pero exquisitamente precisa en su imaginería y en la elección de vocablos. La maldición de Hill House ha sido considerada por autores como Stephen King, como una de las más importantes obras de horror del siglo XX



Netflix nos presenta una serie basada en el tema de la casa encantada. Sirviéndose de flashbacks, una familia rota se enfrenta a los perturbadores recuerdos de su viejo hogar y de los terroríficos eventos que hicieron que lo abandonaran.

Protagonizada por:Michiel Huisman,Carla Gugino,Timothy Hutton
Creada por:Mike Flanagan
TRAILER: 




SIEMPRE HEMOS VIVIDO EN EL CASTILLO

Traducción de Paula Kuffer Dinerstein. Barcelona: Minúscula, 2012.

Una buena historia de terror no necesita magia, ni monstruos, ni sangre para producir escalofríos; la perversidad del ser humano, trabajada con esmero, es más que suficiente. Siempre hemos vivido en el castillo (1962), su última novela, se sirve de una poderosa voz narrativa, la de Mary Katherine (Merricat) Biackwood, una niña inteligente, singular y... cruel. El peso de la obra está en sus palabras, en la forma de contar su verdad. Todo lo que se necesita saber sobre ella se resume en ese primer párrafo brillante con el que se presenta: Merricat vive con su hermana Constance, a la que adora, con su anciano tío Julián y su gato Jonas en un caserón apartado del pueblo más próximo. Tiene unas costumbres peculiares (por algo es tan singular) y el resto de sus familiares murieron por envenenamiento.

Y nada mejor que sus palabras para definirse:

Me llamo Mary Katherine Blackwood. Tengo dieciocho años y vivo con mi hermana Constance. A menudo pienso que con un poco de suerte podría haber sido una mujer lobo, porque mis dedos medio y anular son igual de largos, pero he tenido que contentarme con lo que soy. No me gusta lavarme, ni los perros, ni el ruido. Me gusta mi hermana Constance, y Ricardo Plantagenet, y la Amanita phalloides, la oronja mortal. El resto de mi familia ha muerto.

Y la voz de la protagonista, Mary Katherine Blackwood, Merricat, quien cuenta cómo se siente odiada por los habitantes del pueblecito en contraste con la felicidad que le procura su aislamiento en la mansión. A través de su voz, el lector comprende que algo extraño ocurre con Merricat y su familia, que algo no está bien, desde el principio. Es la maestría de Shirley Jackson dando voz a su protagonista la clave de esta historia de miedo que resulta fascinante desde su primer párrafo hasta su opresivo (in crescendo) desenlace. Los peculiares personajes de la historia proyectan su pasado en la clausurada mansión Blackwood, que se conserva inquietantemente igual que el último día en el que toda la familia estuvo reunida bajo su techo. Esa sensación opresiva de aislamiento y cautividad acompaña al lector durante toda la historia y contribuye, como magnífico telón de fondo, a intensificar la atmosfera de miedo y suspense de este clásico de la literatura. No espere el lector, ningún elemento sobrenatural en esta novela sino la incertidumbre y el horror de la maldad humana (a veces producto del apasionamiento del momento, otras, calculada y mezquina como la naturaleza del primo Blackwood) y la desconcertante inocencia de su narradora.
Jackson plantea el tema del aislamiento ella misma padeció agorafobia y neurosis, y ya trató el asunto en una novela anterior, La maldición de Hill House (1959) como eje del comportamiento de las hermanas. Merricat, a pesar de ser la pequeña, mueve los hilos del hogar, y lo hace con un único propósito: conseguir que todo siga igual. Ella y Constance, juntas para siempre, juntas en su castillo. Ese «para siempre» es su obsesión, el fin que justifica el control que ejerce en la mansión. Las salidas al pueblo para comprar lo necesario están calculadas al milímetro; el contacto con los lugareños nunca va más allá de las fórmulas de cortesía, no se divierte con ellos, no hace amigos. De hecho, en la localidad no quieren
mucho a las Biackwood por lo que ocurrió en el pasado. Las jóvenes llevan una dinámica que se retroalimenta por ambas partes: el encierro voluntario y la hostilidad de la gente (un espléndido retrato del trastorno, por un lado, y de hasta dónde pueden llegar los prejuicios, por el otro). Al menos, viven así hasta que ocurre algo que aviva el miedo al cambio de la narradora.
Lo único cercano al fenómeno paranormal son las supersticiones de Merricat y sus pequeñas prácticas de magia, pero no importan, porque la fuerza de Siempre hemos vivido en el castillo reside en la psicología de la protagonista, su ambigüedad, su complejidad, su ironía. Merricat, un personaje redondo, ingenuo y maquiavélico a la vez, lleno de aristas que se desvelan con sutileza en su discurso.
Merricat, inolvidable. La tensión no nace de los hechos, sino de la patología desde la que se miran, una patología en la que el lector entra de inmediato, porque para leer este libro hay que llenarse de Merricat y dejarse guiar por ella, jugar con ella. Solo así se puede entender la implicación emocional subyacente en la intriga de la novela. Jackson, como buena escritora meticulosa, aprovecha cada frase, cada palabra, para construir una historia breve en la que todas las piezas del engranaje funcionan. Ahí está el verdadero miedo, el verdadero terror psicológico: en la fascinante personalidad de Merricat. Ahí están las razones por las que Siempre hemos vivido en el castillo es una auténtica obra maestra.
De la mano de sus obras, la autora profundiza cada vez con más interés en el psiquismo de la mujer perturbada, siguiendo la estela de El papel amarillo de Charlotte Perkins Gilman o Jane Eyre de Charlotte Brontë. De hecho, ha sido calificada como proto-feminista debido a que, antes del auge del feminismo en los años 60, ya describe el angustioso mundo femenino como una expresión metafórica de la soledad desesperada de una mujer soltera en una sociedad en la que un marido era esencial para la aceptación social. Años después de Jackson, la feminista Betty Friendan definirá al ama de casa de 1950 como una “esquizofrénica virtual”. Siempre hemos vivido en el castillo da buena cuenta de esta cuestión. Bordeando siempre la demencia, Constance, ama de casa perfecta, sueña con una libertad a la que teme, conformándose con el único hombre al que tiene acceso, Charles, o con una vida de dedicación a los demás. Al contrario, Merricat es la “mujer lobo”, como ella misma se define, expresión de lo impulsivo, el deseo, lo infantil, lo supersticioso, lo irracional, expresión del trastorno y, así, de la libertad.
Durante la novela se repiten las referencias a la brujería, la superstición y la magia. Merricat toma objetos y los otorga un poder simbólico como armas frente al opresivo mundo exterior. Constance y ella viven condenadas como lo estuvieron las brujas de Salem (Jackson, por cierto, escribió un libro infantil titulado The Witchcraft of Salem Village en 1956). La fama de Jackson al comienzo de su carrera, de hecho, fue provocada porque sus editores, y ella misma, explotaron la idea de que practicaba la brujería. Aunque finalmente fue desmentida ante la expectación que generó entre el público, los críticos literarios de su tiempo desestimaron su labor como escritora desplazándola al segundo plano de la parafernalia gótica de terror barato. Durante estos años, llegó a ser apodada por el Time Magazine como “Virginia Werewolf”. Este término guarda varios significados que se asocian con la imagen pública de la escritora en sus tiempos: además de atreverse a publicar sobre mujeres en un mundo masculino, era una persona rara, se consideraba a sí misma una “bruja amateur” y no cumplía con el estereotipo femenino de belleza. Ahora nos acercamos a comprender aún mejor su conexión personal con Merricat, la mujer lobo.
Otra de las lecturas de la obra es la que hace su marido en el libro anteriormente mencionado La Magia de Shirley Jackson. Mientras denuncia que se tome la literatura de Jackson como una fantasía neurótica personal, defiende que sus obras son “una anatomía fiel y sensible de nuestros tiempos, símbolos que encajan con nuestro mundo angustiante de campos de concentración y la Bomba”. Masas de gente que actúan movidas por un impulso irracional de destrucción, que efectúan actos de violencia gratuita sin cuestionar el porqué, o el ataque gratuito de una colectividad entera a la minoría, son escenas frecuentes en los años de la Segunda Guerra Mundial y también en Siempre hemos vivido en el castillo, entre otras obras de la escritora. Quizás no estábamos tan desencaminados cuando comparábamos a Merricat con Anna Frank. De hecho, Hyman, el marido de Jackson, era judío. Por esto mismo, ella siempre se mostró en contra del antisemitismo y profundamente afectada por los hechos acontecidos durante la Segunda Guerra.



PELÍCULA: 


El 17 de Mayo del 2018 llegó a los cines Siempre hemos vivido en el castillo, adaptación de la novela de Shirley Jackson y que tiene bastantes cosas en común con la citada La maldición de Hill House. Para la ocasión, no han escatimado en gastos, como podemos observar por el cuidado aspecto visual o el interesante reparto formado por Alexandra Daddario, Crispin Glover, Taissa Farmiga y Sebastian Stan. Dirige Stacie Passon, en su opera prima tras hacer sus pinitos en diversos episodios televisivos de series como American Gods (2017-¿?) o The Punisher (2017-2019).