domingo, 7 de mayo de 2017

‘Los idus de marzo’, de Thorton Wilder


De esta novela escribe GabrielGarcía Márquez:
  “He vuelto a leer esta semana Los idus de marzo, la hermosa novela de Thornton Wilder que leí por primera vez hace unos veinticinco años en una traducción apresurada, y que he releído muchas veces desde entonces con el primer placer. Cuando estaba escribiendo El otoño del patriarca, como era natural, la tuve siempre a la mano como una fuente deslumbrante de la grandeza y las miserias del poder. La he comprado muchas veces en distintos idiomas para compartir mi estremecimiento con amigos del mundo entero, y no recuerdo a ninguno que no hubiera sucumbido ante aquel manantial de belleza.”


Busto de Julio César en el  
Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.


Comparto con el escritor  colombiano todo lo que apunta de la singular novela. No es una historia más de "romanos", y aunque Julio César sea probablemente uno de los personajes históricos sobre los que más libros se hayan publicados, incluidos los escritos por él mismo -La guerra de las Galias y La guerra civil, no por esto deja de ser interesante leer otro trabajo más sobre su figura y su entorno: en este caso, centrado en sus últimos días antes de ser asesinado -que no en el asesinato en sí- y por lo tanto, también en los últimos de días de la República Romana.





EL AUTOR: 

Escritor estadounidense, cuyas obras de teatro y novelas, por lo general basadas en mitos y alegorías, han llegado a un público muy amplio a través de distintas versiones. Nacido el 17 de abril de 1897, en Madison (Wisconsin), creció en China —donde su padre era cónsul —, se licenció en Yale, estudió arqueología en Roma, se doctoró en francés por Princeton y ejerció la cátedra de poesía en Harvard. Un hombre, como se ve, cosmopolita y de profunda y exquisita cultura, aspectos ambos que destacan en su creación. Ejerciendo ya como profesor, alcanzó el éxito tanto con sus novelas como con sus obras teatrales. Wilder escribió best-séllers como El puente de San Luis Rey (1927), (historia también coral sobre las cinco víctimas del derrumbe de un puente en el Perú del siglo XVIII), su novela más popular, adaptada para el cine y televisión y por la que ganó el premio Pulitzer. Entre sus restantes novelas se cuentan Los idus de marzo (1948), una narración en forma epistolar sobre Julio César, y El octavo día (1967),
una historia acerca de las circunstancias que rodean un asesinato, por la que obtuvo, en 1968, el Premio Nacional del Libro. 

Escribió, además, relatos breves, como los que se pueden encontrar en Theophilus North (1973). Su estilo, directo y sencillo, resultó muy apropiado para el teatro. La primera de sus creaciones en este terreno, la alegórica Sonará la trompeta (1926), precedió a una larga serie de obras en un acto y traducciones que se hicieron muy populares. Uno de los que obtuvieron un gran éxito fue Nuestra ciudad (1938), una emocionante visión de la vida en una ciudad pequeña que le valió a su autor el Premio Pulitzer de Teatro en 1938. Para sus tiempos, resultó una obra bastante experimental, pues tenía lugar en un escenario casi vacío, en el que había escaleras de mano para representar las escaleras de una casa y sillas plegadas que indicaban la presencia de un cementerio. La piel de nuestros dientes (1942), una humorística panorámica de la existencia humana a través de las distintas épocas, ganó también el premio Pulitzer de Teatro, en esta ocasión el del 1943. Uno de los trabajos que más éxito le reportaron, El casamentero (1954), se basó en una farsa inglesa del siglo XIX, y fue llevado al cine en 1958 que, adaptada en 1964, dio origen a la comedia musical Hello, Dolly!, que, a su vez, se filmó en 1969. Wilder murió el 7 de diciembre de 1975, en Hamden, Connecticut.  
FUENTE: Thornton Wilder



Textos: 
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Web Recomendada:
EL TÍTULO: LOS IDUS DE MARZO
La muerte de César (1798) de Vincenzo Camuccini
Los idus de marzo (en latín, Idus Martii o Idus Martiae) en el calendario romano correspondían a los días 15 del mes de Martius.

Los idus eran días de buenos augurios que tenían lugar los días 15 de marzo, mayo, julio y octubre, y los días 13 del resto de los meses del año.
Aunque marzo (Martius, mes consagrado al dios Marte) era el tercer mes del calendario juliano, en el calendario romano más antiguo era el primer mes del año. Los días de fiesta observados por los romanos desde el primero de los idus reflejan su origen como celebraciones del año nuevo. Los idus de marzo, en los calendarios más antiguos, habrían sido los días correspondientes a la primera luna llena del año nuevo.




Panel que representa las fiestas Mamuralias en un mosaico de los meses, donde marzo está posicionado en el comienzo del año (proveniente de El Djem, Túnez (África romana), siglo III.

El día 15 de marzo del año 44 a C., fue Julio César es asesinado a pesar de haber sido  informado de la conjura para asesinarle. En la antigüedad, estos días (Idus) eran considerados de buena suerte, pero a partir de ese Idus de marzo, son considerados como negativos. Según el escritor griego Plutarco, César había sido advertido del peligro, pero había desestimado la advertencia: las pesadillas de Calpurnia, la mujer de César, y los ecos de la conspiración criminal para eliminar al dictador resuenan como truenos en los foros y las conciencias. Unas aves carroñeras persiguieron a un pájaro reyezuelo hasta la curia y allí lo despedazaron. César se soñó a sí mismo estrechando la mano de Júpiter. Una leona abortó en la calle. Hubo resplandores y fuegos en el cielo y las víctimas de los sacrificios carecían de corazón. «Cuídate de los idus de marzo», cuenta Suetonio que le dijo a César el arúspice Espurnia, y ese día cuando iba al Senado llamó al invidente y riendo le dijo: “Los idus de marzo ya han llegado y sigo vivo”; a lo que el invidente contestó compasivamente: “Sí, pero aún no han acabado”.

                        "Cuídate de los Idus de marzo"

 ¿NOVELA HISTÓRICA? 
Clodia. Fuente:"Promptuarii Iconum Insigniorum"
No es una novela histórica que reconstruye fielmente la época, es el propio autor quien te dice en el preámbulo que narra unos hechos que ocurrieron en el 62 a.C. (la profanación de los Misterios de la Buena Diosa por Clodia Pulquer y su hermano), que utiliza a personajes que en el año 45 a.C. ya habían muerto (Clodio, el poeta Catulo, Catón el Joven, la viuda de Mario Julia Marcia) o cambia algunos datos a su conveniencia. Hay algunos poemas de Cátulo y la última página, extraída de La vida de los doce césares de Suetonio son ciertos. El uso del anacronismo  y el documento apócrifo —diarios y anotaciones de César, cartas cruzadas entre los protagonistas, inscripciones murales, informes confidenciales de la policía, proclamas y panfletos— se explica como instrumentos al servicio de la voluntad fabuladora.


Relieve de Bona Dea, con sus atributos típicos: cornucopia y serpiente
Entonces, ¿cuál era el propósito del autor? hacer una reconstrucción hipotética de los últimos meses de la vida de César a través de ficticias cartas salidas de su propia mano o por los personajes que le rodean.  Es por tanto una novela histórica en la que lo importante no es el final ni la fiel reconstrucción histórica sino saber qué pasó por la cabeza de César en esos últimos meses de su vida, sus preocupaciones como pontífice y dictador, sus sentimientos hacia su mujer o hacia Cleopatra, sus miedos, su frustración ante la incomprensión de muchos romanos ante sus edictos, etc. Es  una alegoría de la condición humana, el Poder, con mayúsculas y el Destino. 

ESTRUCTURA: NOVELA EPISTOLAR: 

  No resulta una lectura fácil. Es un collage de cartas y capítulos en formas de libros que avanzan hacia un final, la muerte de césar y que van envolviendo a través de muchos ojos un mismo aspecto, pero que el punto de vista de primera persona da un sentido distinto y particular a cada episodio. 


La novela tiene una estructura peculiar, dividida en cuatro libros que tratan diferentes aspectos del tirano a través de multitud de cartas y documentos, supuestamente escritos por los propios protagonistas. Wilder se pone en la piel de complejos personajes como puedan ser el propio César, Cleopatra, Cátulo o Cicerón.
Parece aceptado,  que la idea de escribir la novela como una sucesión de cartas en cadena le fue inspirada al autor por las cartas que contra Mussolini circularon por Italia durante la dictadura fascista, igual que las que circularon en contra de César en aquellos meses del 45-44 a.C.

Dentro de cada uno de los cuatro libros, tal y como nos lo explica el autor en el ya mencionado preámbulo, los documentos se dan en orden aproximadamente cronológico:
  • ·    Los del libro primero se refieren a septiembre del año 45 a. C.
  • ·      El libro segundo, que contiene material relacionado con las indagaciones de César acerca de la naturaleza del amor, se inicia antes y cubre los meses de septiembre y octubre.
  • ·      El libro tercero, que trata principalmente de religión, empieza aún antes y se desarrolla a lo largo del otoño, y concluye con las ceremonias de la Buena Diosa en diciembre.
  • ·      El libro cuarto, que resume todos los aspectos de la investigación de César, particularmente los que plantean la posibilidad de que él mismo estuviera representando el papel de instrumento del «destino», empieza con el primer documento del volumen y finaliza con su asesinato.
Curiosamente, a través de las cartas escritas por cada uno de ellos, llegas a profundizar en su carácter de una manera tal, que finalizado el libro crees conocer perfectamente a todos y cada uno de los más importantes protagonistas de la vida romana de esa época: Clodia Pulquer y su hermano, Bruto, Servilia… parece como si hubieras leído una biografía de cada uno de ellos. 

Más allá de la pura trama conspiradora, es una delicia recrearse en la impensable normalidad de la correspondencia entre unos y otros; todas esas cartas repletas de chismorreos, comentarios sobre moda, cocina, sociedad, que nos permiten acercarnos a la cotidianeidad de una patricia decorando su casa para una fiesta, a Cleopatra decidiendo qué joya ponerse o qué vestido, a César reprochándole a su augur la abundancia de cartas diarias con informes prolijos e innecesarios sobre los intestinos de las aves sacrificadas. Paseamos por los barrios bajos y prostibularios de Roma, cenamos en ostentosos salones de senadores lujuriosos y de casadas adúlteras, cultas y encantadoras; asistimos a desfiles militares interminables en honor de Cleopatra; saboreamos los amargos versos de Catulo a su amada; disfrutamos con el cotilleo envidioso de las patricias aburridas y somos testigos de conspiraciones y traiciones que no por romanas dejan de ser tan actuales… Seres humanos devorándose como fieras, apuñalándose en un aparente abrazo fraternal, quitándose la silla y destrozándose la vida entre risas, fiestas, marchas y ofrendas a unos dioses de los que se burlan y en los que, por supuesto, no creen. Igualmente ilustrativas resultan las pintadas que pueblan muros y fachadas, la voz de la plebe harta de la corrupción y la miseria, consciente de su papel secundario pero imprescindible. Una vez más, como siempre, como hoy.

Personajes:

Además de su temática histórica, la obra aborda la manera como las matronas, mujeres patricias con gran influencia, anhelaban poder y prestigio, conspiraban y participaban de la vida pública hace dos mil años, incluyendo a la última reina egipcia, Cleopatra, en una larga estancia en la capital del imperio en donde sus atribuciones como la diosa Isis y su corte exótica causaron conmoción y curiosidad, particularmente por su relación amorosa con César.
Todos sus personajes, tanto femeninos como masculinos, son llevados de la mano del amor-desamor, y todos ellos, sin excepción, se mueven alrededor de un elemento religioso, el rito de la Bona Dea, diosa de la fertilidad, la virginidad y la salud. Rito en el que la mujer era la principal protagonista y en el que el hombre estaba excluido.

 Especialmente interesante me resulta el personaje de CLODIA, Cicerón le explica a un amigo que versos de una «desenfrenada obscenidad» sobre la joven aparecen en las paredes de todos los baños y retretes de la ciudad..., las envidias que genera, la crueldad con la que trata a Catulo, y su afán de libertad. Y a través de las cartas nos enteramos también de su triste historia.  

 Pero sin duda el personaje central y más importante es JULIO CÉSAR, algunas de sus reflexiones resultan muy interesantes: sabe que morirá asesinado porque cada día es informado de la preparación de conspiraciones para acabar con su vida pero solo le preocupa que le mate un romano no por envidia o ambición del poder sino por Roma y por defender la República; como pontífice máximo trata de reformar algunos ritos religiosos que considera adecuados e incluso reconoce que la religión del Estado es útil a Roma pero que el verdadero sostén de la civilización romana es la mujer romana, mostrándose en algunas ocasiones descreído con los dioses; es consciente de que va a morir y de que su obra política no es comprendida pero es necesaria para modernizar Roma e intuye que para evitar una nueva guerra civil debe "nombrar" un sucesor para que dirija los designios de la República, proponiendo a Bruto (que rechaza el ofrecimiento), aunque en otra parte del relato menciona que ha nombrado heredero de sus posesiones a su sobrino Octavio; en esos meses trabaja febrilmente como si fuera consciente de su pronto final y aunque es odiado por la aristocracia romana, que ha perdido el poder a través del Senado, es amado por los soldados y la plebe de Roma, y vive de forma austera aunque permite que sus amigos se enriquezcan de forma corrupta. Por tanto Wilder plantea un César recto, con un carisma tan especial que incluso abruma a sus enemigos, preocupado por la grandeza de Roma más que por la suya, que a veces se siente sólo (su mejor amigo está retirado en la isla de Capri y a él le dirige las cartas más íntimas), que se preocupa por sus congéneres (acompaña en el lecho de muerte a Catulo), trabajador incansable y "recto" marido (mantiene relaciones con Cleopatra cuando ésta en Roma pero no duda en divorciarse de su mujer cuando duda de su fidelidad). Se muestra un César tan idealizado y a la vez tan humano que estamos viendo no al general victorioso sino al político inteligente que sabe lo que necesita Roma pero que no podrá acabar su obra porque su final será traumático.

Viuamus, mea Lesbia, atque amemus, 
rumoresque senum seueriorum 
omnes unius aestimemus assis. 
Soles occidere et redire possunt: 
nobis, cum semel occidit breuis lux, 
nox est perpetua una dormienda. 
Da mi basia mille, deinde centum, 
dein mille altera, dein secunda centum, 
deinde usque altera mille, deinde centum. 
Dein, cum milia multa fecerimus, 
conturbabimus illa, ne sciamus, 
aut nequis malus inuidere possit, 
cum tantum sciat esse basiorum. CATULO

Vivamos, Lesbia mía, y amémonos.
Que los rumores de los viejos severos
no nos importen.
El sol puede salir y ponerse:
nosotros, cuando acabe nuestra breve luz,
dormiremos una noche eterna.
Dame mil besos, después cien,
luego otros mil, luego otros cien,
después hasta dos mil, después otra vez cien;
luego, cuando lleguemos a muchos miles,
perderemos la cuenta, no la sabremos nosotros
ni el envidioso, y así no podrá maldecirnos
al saber el total de nuestros besos.

 LA GUERRA DE LAS GALIAS:   (1) Gallia est omnis divisa in partes tres, quarum unam incolunt Belgae, aliam Aquitani, tertiam qui ipsorum lingua Celtae, nostra Galli appellantur. (2) hi omnes lingua, institutis, legibus inter se differunt. Gallos ab Aquitanis Garunna flumen, a Belgis Matrona et Sequana dividit. (3) horum omnium fortissimi sunt Belgae, propterea quod a cultu atque humanitate provinciae longissime absunt minimeque ad eos mercatores saepe commeant atque ea, quae ad effeminandos animos pertinent, important proximique sunt Germanis, qui trans Rhenum incolunt, quibuscum continenter bellum gerunt (I 1-3).

 Toda la Galia se encuentra dividida en tres partes: una de estas la habitan los belgas, otra los aquitanos, la tercera los que se llaman celtas en su lengua y en la nuestra galos: Todos estos se diferencian entre sí por la lengua, costumbres y leyes. El río Garona separa a los galos de los aquitanos; el Marne y el Sena, de los belgas. De todos estos los más bravos son los belgas, porque son los que más lejos están de la cultura y refinamiento de nuestra provincia, y muy pocas veces llegan hasta ellos mercaderes con esas cosas que sirven para debilitar los bríos, y porque son vecinos de los germanos, que viven en la otra orilla del Rin, con quienes sostienen una continua guerra.                                                                                                     

César es asesinado en la reciente serie de la NBC "Roma":

LA PARODIA: Asesinato de Julio Cesar-La hora de Jose Mota: