Nos
encontramos ante un libro de neurología, escrito por un neurólogo y que nos
habla de enfermedades del cerebro, ¿qué hacemos leyendo un libro de este tipo
en un club de lectura? Creo que se responde con facilidad, no es un libro
científico sin más es un libro de una humanidad desgarradora y qué es la
literatura si no una forma de explicarnos el mundo y del desarrollo del
individuo en ese mundo y definitivamente eso se consigue en la obra leída.
EL AUTOR:
Oliver Sacks nació en Londres,
1933 y murió Nueva York, 2015. Neurólogo
y escritor británico conocido por sus libros sobre los efectos de los
trastornos neurológicos, basados en las experiencias reales de sus pacientes.
Hijo de médicos y educado en los estrictos internados de su país, fue un
brillante estudiante de ciencias que se graduó en medicina en la Universidad de
Oxford.
En 1960 viajó a Estados Unidos
para especializarse en neurología en las universidades de San Francisco y Los
Ángeles. En 1965 aceptó un puesto como profesor en el Colegio de Medicina
Albert Einstein y se estableció en Nueva York, donde desarrolló toda su carrera como profesor y doctor
especialista en desórdenes del sistema nervioso.
Empezó a trabajar en el Hospital
Beth Abraham de Nueva York, en el que entró en contacto con varios
supervivientes de la epidemia mundial de encefalitis letárgica, una enfermedad
del sueño que apareció a finales de la década de 1910 y principios de la de
1920. Los enfermos, sumidos en un sueño profundo comparable a la muerte,
padecían diferentes grados de incapacidad para hablar, andar o alimentarse y
algunos requerían atención médica permanente.
En 1969, Sacks empezó a
administrar a sus pacientes una nueva sustancia experimental llamada L-dopa con
resultados extraordinarios en la recuperación de las facultades de los enfermos.
Sin embargo, la droga milagrosa que había logrado "resucitar" a los
afectados comenzó a fallar al cabo de un periodo de tiempo y las víctimas de
encefalitis letárgica regresaron a su estado previo.
Sacks relató aquella experiencia en Despertares (1973), libro que se convertiría en
la base para la
película Despertares (1990), nominada a varios premios Oscar.
Dirigida por Penny Marshall, el actor Robin Williams encarnó a Oliver Sacks y
Robert De Niro a Leonard Lowe, un enfermo que consigue recuperarse de su aletargamiento.
El dramaturgo británico Harold Piner también escribió en 1992 Un tipo de
Alaska, obra inspirada en el texto de Sacks.
severa en su pierna izquierda que le dejó sin sensibilidad. La lenta
mejora en la recuperación de la sensibilidad de su pierna inspiró la memoria Con
una sola pierna (1984). En 1985 publicó El hombre que confundió a su
mujer con un sombrero, una colección de sus casos clínicos que se convirtió
en un best seller, haciéndole llegar a un público más extenso.
Desde entonces, y gracias a su extraordinaria habilidad para
describir los fenómenos que alteran el sistema nervioso humano, ha logrado
vender millones de libros sobre sus casos clínicos. Su catálogo de "neurorrelatos",
traducido a más de veinte idiomas, ha recibido innumerables premios. Algunos de
sus títulos son Veo una voz (1989), Un antropólogo en Marte
(1995), La isla de los ciegos al color (1997) y El tío Tungsteno (2001).
Recientemente, ha sido elegido miembro de la Academia Americana de las Artes y
las Letras.
El neurólogo británico a quien The New York Times llamó "el poeta de la
medicina", murió de cáncer en la ciudad de Nueva York en agosto de 2015 a
los 82 años. Y me gustaría señalar cómo se enfrentó al mal que le aquejaba, así
al enterarse de que el cáncer que había padecido años antes y que le costó la
visión de un ojo ahora se adueñaba de su hígado casi por completo, escribió un artículo publicado por The New York Times,
con las que serán sus últimas palabras publicadas. Lejos de lamentarse, convirtió
su carta de despedida en un canto al «privilegio» y la «aventura» de haber
sido, durante 81 años, «un ser sintiente y un animal pensante en este precioso
planeta».
Afirma que piensa vivir los últimos meses que
le quedan "de la manera más rica, profunda y productiva que pueda", y
que espera "profundizar en sus amistades, decir adiós a todos aquellos que
amo, escribir más, viajar si tengo fuerzas, y adquirir nuevos niveles de
comprensión y sabiduría".
Teniendo en cuenta el poco tiempo que le
queda, Sacks explica que dejará de ver las noticias todas las noches, y dejará
de hacerle caso a cosas "no esenciales", como "la política o las
discusiones sobre el cambio climático". No es que estas cosas ya no le
importen, sino que para él, "ya pertenecen al futuro". Y se alegra de
haber conocido a mucha gente joven con talento, porque gracias a eso cree que
"el futuro está en buenas manos".
"No puedo fingir que no tenga miedo.
Pero mi sentimiento predominante es uno de gratitud", afirma Sacks.
"He amado y he sido amado; he recibido mucho y he puesto algo de mi parte;
he leído y viajado y pensado y escrito..."
El hombre que
confundió a su mujer con un sombrero se convirtió
inmediatamente en un clásico y consagró a Oliver Sacks como «uno de los grandes
escritores clínicos del siglo» (The New York Times), como atestiguaron
más tarde Un antropólogo en Marte y otros singularísimos textos.
ARGUMENTO:
En este libro,
Oliver Sacks narra veinte historiales médicos de pacientes perdidos en el mundo
extraño y aparentemente irremediable de las enfermedades neurológicas. Se trata
de casos de individuos, aquejados por inauditas aberraciones de la percepción
que han perdido la memoria, y con ella, la mayor parte de su pasado; que son
incapaces de reconocer a sus familiares o los objetos cotidianos; que han sido
descartados como retrasados mentales y que, sin embargo, poseen insólitos dones
artísticos o científicos. Por extraños que parezcan estos casos, el doctor
Sacks los relata con pasión humana y gran talento literario. Son estudios que
nos permiten acceder al universo de los enfermos nerviosos y comprender su
situación frente a las adversidades. Como gran médico, Oliver Sacks nunca pierde
de vista el cometido final de la medicina: «el sujeto humano que sufre y
lucha».
ESTRUCTURA:
Oliver
Sacks organiza este caos clínico en cuatro partes que titula de la siguiente
forma: «Pérdidas»,
«Excesos»,
«Arrebatos»,
«El
mundo de los simples».
De
esta manera, cada patología aparece agrupada con otras semejantes, dependiendo
del funcionamiento de los síntomas. El caso más relevante del libro, aunque no
el más sorprendente, es el que da título al volumen: «El hombre que confundió a su mujer con un sombrero». La elección de
este caso como título para el compendio se debe a que Sacks considera que
cuestiona las bases de la neurología tradicional, puesto que en este caso la
lesión cerebral hace que el individuo quede reducido a lo abstracto, a lo
categorial. Incapaz de reconocer lo concreto, el doctor P. no sólo no conseguía
reconocer las caras o los objetos más simples, cuyos elementos percibía como un
conjunto de elementos sueltos incapaces de unirse en un todo, sino que se
hallaba perdido en un mundo de abstracciones sin vida. Su forma de reconstruir
el mundo se basaba en las relaciones esquemáticas, de la misma forma en que
puede hacerlo un ordenador. Así por ejemplo, aunque jugando al ajedrez podía
ser invencible, al mismo tiempo confundía a su mujer con un sombrero.
Sacks
suele dividir los casos en dos partes: la anécdota y las conclusiones. Éstas
últimas aparecen al final y en añadidos que hace en postdata, ya que al
tratarse de una recopilación de artículos publicados en revistas ha ampliado su
información a partir del conocimiento de nuevos casos. Más allá de lo puramente
anecdótico, el acercamiento que Sacks propone a las enfermedades, novedoso en
la época en que escribe el libro, es hoy en día comúnmente aceptado: no es
posible hacer neurología cerebral sin tener en cuenta las características y
circunstancias peculiares de cada paciente. La neurología debe tratar antes que
enfermedades pacientes.
ESTILO.
«Oliver
Sacks empieza donde muchos informes psiquiátricos terminan... Con la intensidad
orquestal de su prosa e ideas, partiendo de una profunda compasión, Sacks juega
con nuestras experiencias rutinarias para conducirnos por las maravillosas
aventuras de la mente. Es imposible permanecer indiferente ante esta obra que
sin duda se ha convertido ya en un clásico». (New Society) Oliver Sacks
narra veinte historiales médicos de pacientes perdidos en el mundo extraño y
aparentemente irremediable de las enfermedades neurológicas. Se trata de casos
de individuos, aquejados por inauditas aberraciones de la percepción, que han
perdido la memoria y, con ella, la mayor parte de su pasado, que son incapaces
de reconocer a sus familiares o los objetos cotidianos, que han sido
descartados como retrasados mentales y que, sin embargo, poseen insólitos dones
artísticos o científicos. Por extraños que parezcan estos casos, el doctor
Sacks los relata con pasión humana y gran talento literario.
Cabría
señalar la importancia y la mención de escritores como Borges o Proust.
Por
encima de todo, es de destacar que, pese a que los casos descritos podrían
dibujar un panorama desolador y pesimista, el tratamiento que de ellos hace el
autor hace que simpaticemos con los protagonistas, no mostrándolos como seres
extraños sino como limitados en un determinado aspecto de su vida pero
completos en todo el resto. Esta "neurología humanística" que
abandera el autor, no busca tanto la "curación" del paciente sino la
compresión del mismo en su totalidad. Se trataría no tanto de ver el “déficit”
que presenta el sujeto sino de valorar el mejor modo de ayudarlo en función de
su completitud.
Así,
en el caso de unos gemelos deficientes mentales con una gran capacidad para
determinadas operaciones matemáticas, se intentó mejorar su integración social
separándolos, lo que favoreció que accedieran a un puesto laboral adecuado a
sus capacidades pero que les privó de su felicidad y serenidad sacrificadas a
las convenciones sociales de que fueron objeto por sus médicos.
Cada
uno de los diferentes capítulos que forman el libro podrían ser el punto de
partida de una novela o un guión. Tenemos el caso de un marinero que vivía
instalado en 1945 después de haber caído en el alcoholismo durante los años
sesenta o el del hombre incapaz de reconocer su pierna como suya propia, la
mujer que oía realmente como si de una radio se tratara todas las canciones que
sus padres le cantaron en sus primeros años de vida en Irlanda y que no había
vuelto a escuchar después de la muerte de ambos cuando ella cumplió los cinco
años.
Igualmente,
Sacks trata a sus personajes con humor, de modo que nos presenta a los afásicos
como seres capaces de detectar la vaciedad de los discursos políticos, frente a
la credulidad del público "normal" o reconoce las ventajas de sus
enfermos, por ejemplo el caso de un afectado por el síndrome de Tourette que
abandonaba su medicación los fines de semana para conservar su capacidad de
improvisar a la batería en un grupo de jazz.