lunes, 14 de septiembre de 2020

UNA EDUCACIÓN, Tara Westover

 

Título: Una educación

Autor (es): Tara Westover

Idioma original: inglés

Título original: Educated. A memoir

Traducción: Antonia Martín (ed. castellana) / Salvador Company Gimeno y Anna Torcal Garcia (ed. catalana)

Año de publicación: 2018

Sello: LUMEN

Precio sin IVA: ARS 1.049,00

Fecha publicación: 02/2019

Idioma: Español

Formato, páginas: Tapa blanda, 472

Medidas: 15 X 23 cm

ISBN: 9788426405166

EAN: 9788426405166

Temáticas: Novela literaria, Novela biográfica, Narrativa femenina



«Podéis llamarlo transformación. Metamorfosis. Falsedad. Traición. Yo lo llamo una educación.»

Estamos ante un libro sobrecogedor y a la vez esperanzador. Su autora, Tara Westover (1986) debuta en la literatura con una historia única y es su historia, su autobiografía. Una educación (2018), es su debut literario, unas memorias noveladas de una infancia «salvaje» que se han convertido en fenómeno en Estados Unidos. La autora pertenece a la llamada generación millennial', sin embargo, la primera mitad de su vida transcurrió al margen de la sociedad, lejos de los usos y costumbres de sus coetáneos. 

Life on the edge: a survivalist family in Los Angeles County, 1980
PAUL HARRIS/GETTY IMAGES

Clifton, Idaho


Tara, la menor de siete hermanos, creció en un pequeño pueblo de las montañas de Idaho,  Clifton,  un pueblo pequeño que, por aquel entonces, tendría unos doscientos habitantes. Por si esas condiciones no causaran poco hermetismo, ella nació en una familia mormona fundamentalista, en un entorno donde el padre ejercía una disciplina férrea y autoritaria bajo el pretexto de seguir los dictámenes de Dios. Así, nacida y criada con reglas muy estrictas y una excesiva aversión a la evolución, los hijos nunca tuvieron la posibilidad de ir al colegio (a excepción de los hermanos mayores, que pudieron ir antes de que el padre radicalizara su discurso) y toda formación debía ser autodidacta, para evitar caer en manos de los Iluminados (tal como su padre denomina a los profesores). El recelo a las instituciones, no únicamente era respecto a las escuelas, sino también a los demás entes estatales, incluyendo un rechazo completo a médicos (pues la vida está a merced de lo que dictamine Dios) u otros organismos. En este ambiente cerrado,hermético y claustrofóbico, la idea de su padre era que ellos debían saber hacer todo lo necesario para salir adelante (tareas del hogar, crianza, construcción, o ejerciendo de curandera y partera en el caso de su madre, aún y haciéndolo sin estar titulada para ello). La familia debía estar preparada para cuando llegaran los «Días de la Abominación»; debían estar listos para ello y ser autosuficientes, así almacenaba gasolina, armas, etc…

 

Tara creía que llevaría esa existencia para siempre; no obstante, consigue ingresar en la Universidad Brigham Young (BYU), universidad mormona en la que ingresa y se da cuenta de que su formación tenía múltiples carencias, que confunde Europa con un país y que no ha oído hablar del Holocausto. La única visión del mundo la ha tenido  a través de la de su padre, una perspectiva sesgada, supremacista y fanática. A pesar de estas lagunas y a través del estudio y de su inteligencia terminó doctorándose en Cambridge, el tortuoso camino hasta lograrlo, es Una educación. Es esclarecedor el fragmento en que narra las horas que pasó leyendo y esforzándose por descomponer y analizar las rígidas corrientes de la doctrina mormona y según sus palabras:

“Estaba adquiriendo una aptitud fundamental: la paciencia para leer lo que aún no entendía".


El relato de Tara impacta, de entrada, porque muestra una cara insólita de los años noventa en Estados Unidos (y en Occidente). Mientras la superpotencia lanza sistemas operativos, una familia se queda anclada, por voluntad propia, al pasado, a un way-of-life temerario e imprudente. Hay dos puntos de inflexión para la protagonista. Por un lado, en la parroquia descubren su voz y la animan a cantar en el coro, lo que la introduce en la localidad. En segundo lugar, a medida que los hermanos crecen, se marchan del hogar. Uno entra en la universidad y la empuja a seguir sus pasos, a pesar de que Tara no ha pisado la escuela jamás y las clases de su madre en casa dejan bastante que desear.

Tara Westover narra una historia de superación -de niña asilvestrada a investigadora cosmopolita-, pero su novela es mucho más que eso. No importa tanto el supuesto «final feliz» como los traumas que arrastra, las heridas que tardan en sanar, después de pasar un periodo fundamental de su formación personal y cognitiva en un entorno aislado y sórdido, y de romper con ello en contra de los deseos de su progenitor, con el choque emocional que eso implica. Ella no se percibe a sí misma como una triunfadora, sino que conserva la humildad, la inseguridad de quien lleva media vida sintiendo que no encaja. La adaptación a la sociedad no resulta fácil: la narradora expresa con total naturalidad lo que ignoraba en su infancia, desde los principios básicos de higiene,  a la sexualidad, pasando por la cultura general o los temores a los medicamentos. Era una mormona ferviente, le costó desmontar las normas sobre las que se sustentó su niñez. La Tara de ahora sigue respetando sus orígenes pese a haber dejado de creer en aquello; no escribe, pues, desde la rabia, sino que se muestra constructiva.

Entre los personajes, sobresale el padre, el tipo duro, dominante, perturbado, piedra angular del clan. El padre vivía peligrosamente porque estaba seguro, en su paranoia, de que Dios le protegería a él  y a su familia de cualquier accidente o enfermedad que les pudiera pasar. Es sobrecogedor e increíble los múltiples accidentes o la falta de seguridad en el trabajo, con esos estados emocionales que fluctúan a lo largo del libro y que desde un principio nos hacen pensar en la bipolaridad a la que hace referencia Tara en la novela. La relación entre él y su hija se vuelve perjudicial por momentos, entre el anquilosamiento de él y el alejamiento (físico, pero sobre todo mental) de ella. En cierto modo, este libro es también una purga, un ejercicio de reconciliación con el padre a través de la escritura.

Son estremecedoras las descripciones de los abusos a las que la somete su hermano, un maltratador de manual que disfruta torturando y humillando a  los seres que tiene a su alrededor y es sobrecogedor cómo Tara explica su manera de encubrir  ese maltrato culpándose a sí misma y reflejando el estado mental de la mujer maltratada y cómo lo único que le hizo superar ese ambiente embrutecido al que se veía arrastrada por su estatus de mujer es a través del estudio y de la reflexión.

Destaca también el papel de la madre, encubridora, subyugada a la personalidad del patriarca y que tapa y esconde el maltrato de su hijo hacia sus hermanas e incluso hacia ella misma. Una mujer inteligente pero que toma partido por el mundo que conoce al igual que su hija mayor, es mucho más fácil mirar para otro lado que romper con la familia, prefiere perder a una hija que enfrentarse al clan.


La naturaleza surge en la obra exultante, en Estados Unidos todo es a lo grande, las montañas de Bucks Peak, la Princesa India como la llamaba su padre y que ella la describe como una mujer. Pero la novela no es una alabanza de aldea ni un canto al retorno a la naturaleza, hoy en día en el que hay un elogio de la vuelta a lo primitivo, al movimiento antivacunas, a los partos en casa, a la leche cruda, ella que lo vivió de la manera más intensa se opone al enaltecimiento del regreso a lo natural por cuanto expone con crudeza la cara menos amable del campo: la brutalidad, la enfermedad mental, la brusquedad, el estancamiento, el fanatismo, los accidentes. Porque la educación no es tanto el contenido de un libro de texto como el saber estar en sociedad, unas pautas de conducta cívica, la empatía para con el prójimo, la actitud abierta y receptiva, la capacidad de escuchar al que piensa diferente. Ser más humano y menos fiera. Westover se siente extraña al pensar en lo que podría haber sido su vida, pero no vuelve atrás; gracias a la educación ha tomado las riendas y analiza su infancia de manera crítica.

Uno de los temas que más me han gustado de la novela es cómo expresa la lucha entre sus  creencias religiosas y la lealtad a la familia frente a la sociedad civilizada. Este enfrentamiento la abocan a una depresión y que al final la hacen ser ella misma y romper con ese infierno de barbarie y humillación en el que habría caído de no ser por el estudio y el saber, justamente ella se especializa en la historiografía, es decir en ver cómo la historia es contada por diferentes historiadores.

Quizá podríamos pensar en ocasiones lo que nos cuenta es poco creíble, exagerado, hemos de tener en cuenta que es una narración subjetiva que ella nos narra lo que vivió años atrás sirviéndose de los recuerdos y de sus escritos en los diarios, redactados por una niña y por una adolescente. Aclara en ocasiones en las notas a pie de página que un suceso lo recuerda de una manera y que sus hermanos le señalan que fue de otra, por ello en ocasiones nos puedes parecer excesivo algunos de los hechos o de los accidentes que explica pero es el recuerdo que Tara tiene de sus vivencias.

La autora es, por si fuera poco, una narradora solvente. Escribe con un estilo pulcro, ameno y claro, un tono fresco y cómplice que carece de pretenciosidades. En ocasiones y a pesar de la brutalidad de algunas escenas es hasta divertida.

 Estructuralmente, la novela se divide en tres grandes partes (infancia, juventud y madurez) la historia está bien hilvanada, sin grandes saltos temporales ni idas y venidas en el tiempo. El libro empieza fuerte, pues la autora nos traslada de golpe en ese ambiente opresivo, estricto, duro, agresivo y despiadado, donde el maltrato físico y psicológico es constante. Ese principio es muy bueno, pues nos introduce de lleno en la historia de manera directa. Esta primera parte ocupa unas doscientas páginas. Superada la mitad del libro, el ritmo aumenta, vemos cambios en la vida de la autora, vemos una ventana al sol, una puerta de salida, un despertar. Ahí sí, la narración atrapa y te lleva a animar a la autora en su lucha, su fuga, su escape. Y con ese ímpetu in crescendo, llegamos a una parte final, donde la autora toma consciencia de gran parte de los traumas ocasionados por su padre (principalmente) durante esa terrible infancia

 Y me quedo con la idea principal del libro, el tema de que los libros nos hacen libres y que solo podemos escapar de la barbarie, de la marginalidad y del fundamentalismo religioso a través de LA EDUCACIÓN.


  • Tara Westover canta en el Inicio de la Universidad Northeastern 2019: 

miércoles, 8 de julio de 2020

UN SANT JORDI DIFERENTE.




Us fem una selecció de novel·les i assajos que triomfaran aquest Sant Jordi 2020. (betevé)

Àrtic 







domingo, 5 de julio de 2020

ELS IMPOSTORS, Pilar ROMERA


LA AUTORA:

Pilar Romera es una escritora catalana nacida en Riba-roja d'Ebre (Tarragona). Se licenció en Historia Contemporánea en la Universitat de Barcelona, donde trabaja, y cursó un máster en realización de guiones cinematográficos y televisivos en la Universitat Autònoma de Barcelona.

Es autora de las novelas L'esperit de vidre con el que ganó en 1993 el X Premio Ribera de Ebro de narrativa Dins la boira en 1997 y Li deien Lola en 2016. En 2017 participó en el libro colectivo L'Ebre un riu literari y fue galardonada con una de las 20 Becas de escritura Montserrat Roig en el marco del programa Barcelona Ciudad de la Literatura de la UNESCO en 2017.
En 2019 Romera colaboró en la compilación de cuentos Assassins de l'Ebre y publica la versión castellana de su último libro titulado Los impostores.



LOS IMPOSTORES

Los impostores, publicada en catalán por Columna y en castellano con traducción de la propia autora por la editorial Destino, teje una trama de mentiras, amor, amistad y traición que se desarrolla con el telón de fondo de la visita del dictador Francisco Franco a Barcelona en mayo de 1949.

Editorial: Ediciones Destino




La historia de una amistad traicionada en el campo de concentración de Argelers y de un triángulo amoroso en la triste Barcelona de posguerra.

Sinopsis de Los impostores:
Barcelona, mayo de 1949. Albert, un joven que trabaja en una imprenta, es detenido por la Brigada Político-Social y enviado a la temida comisaria de Via Layetana, acusado de colaborar con jóvenes universitarios en la difusión de propaganda clandestina. Una visita secreta del general Franco a la Ciudad Condal lleva de cabeza a los mandos policiales, que dan órdenes de detener a los sospechosos habituales. El encuentro casual entre Dora, hermana de Albert, y un antiguo amante, desencadenará unas consecuencias que ninguno de los protagonistas podrán controlar. Unos acontecimientos ocurridos en el campo de Argelès diez años antes volverán para pasarles cuentas.
Con una capacidad deslumbrante para hacernos cómplices de cada uno de los personajes, esta fascinante novela narra la historia de tres perdedores de la Guerra Civil: Dora Colom, Miquel Alberich y Bonaventura Puig. Una historia repleta de engaños, impostura, amor, amistad y traición. Y, en medio, Fuentes, un comisario de la vieja guardia, corrupto y adicto, y Paco, un antiguo transformista del famoso cabaret La Criolla que también son, a pesar de todo, unos supervivientes.
Los impostores retrata tres vidas desde antes de la guerra hasta la dura posguerra, pasando por el terrible campo de concentración de Argelès, y logra hacernos sentir que, en casos extremos, todos podemos ser unos impostores.

«Los impostores nos ofrece una trama muy bien escrita, bien condimentada y mejor servida que nos habla de seres cobardes, heroicos y desesperados en una Barcelona, la del 49, sin oxígeno ni esperanza.» CARLOS ZANÓN

«Romera logra que entendamos cómo somos con un sólido retrato de la durísima Barcelona de posguerra. Una novela escrita a tumba abierta que no olvida a los que se quedaron sin tumba.» 
MIQUI OTERO

«En esta novela escrita con elegancia e inteligencia los personajes destilan una gran verdad: a veces ya no luchamos para vencer, sólo resistimos para no ser vencidos.» VÍCTOR DEL ÁRBOL

La novela se inicia con dos referencias culturales que creo merece la pena mencionar, de un lado el poema Si, de Rudyard Kipling, donde se va señalando una serie de condiciones:
“Si puedes mantener la cabeza cuando todo a tu alrededor
pierde la suya y te culpan por ello;
si puedes confiar en ti mismo cuando
todos dudan de ti,
pero admites también sus dudas; [...]
Tuya es la Tierra y todo lo que contiene,
y-lo que es más- ¡serás un Hombre, hijo mío!”.
Edición de Si por Doubleday Page and Company, Garden City, New York, 1910.
Este poema fue considerado por los británicos como el favorito de su literatura en una encuesta de la BBC de 1995. Y uno de sus versos, If you can meet with Triumph and Disaster and treat those two impostors just the same ("Si te encuentras con el Triunfo y la Derrota y a estos dos impostores los tratas de igual forma") preside la entrada de tenistas de la pista central del torneo de Wimbledon. Roger Federer y Rafa Nadal lo leyeron en un vídeo de la final masculina de 2008. En estos versos aparece remarcado la palabra que da título a la novela “Los impostores” y que nos da la clave de lo que será la obra, un cúmulo de personajes que sobreviven al triunfo y a la derrota sin ser ellos mismos porque las circunstancias no les permiten vivir plenamente sus vidas.
Y la otra mención es la clásica película de «Casablanca», la novela se estructura en cuatro partes en torno al mes de mayo del 49 , cada una de ellas y su epílogo vienen precedidos por diálogos de la magnífica película de Michael Curtiz la autora en una entrevista señaló que «Casablanca» era para ella,  una película en la que todos son unos impostores. Rick engaña a Ilsa haciéndole creer que se fugan juntos, Ilsa a Laszlo con su historia con Rick, Laszlo a todos. Al final, como el comisario Fuentes, Renault es el impostor más obvio pero a la vez el más legal... La historia es muy distinta, pero sí, la influencia es evidente.


La trama gira en torno de un tema central que aparece en el mismo título, la impostura,  la falsedad, impostores que son cobardes y que esperan la salvación de los demás y que no tienen salida, en la novela se dice "todos somos impostores" ¿qué seríamos capaces de hacer o qué hemos hecho  ante situaciones de nuestra vida? La obra nos hace reflexionar sobre esta cuestión ¿podemos juzgar a los "impostores"? ¿No hemos caído todos nosotros en representar lo que no somos y en circunstancias menos dramáticas?

La narración se desarrolla en dos escenarios temporales, por un lado, el presente se desarrolla en el mes de mayo de 1949, en pleno régimen franquista, es un momento en que ya hace diez años que ha acabado la guerra, cuatro que ha finalizado la II Guerra Mundial y le permitirá bucear en la desesperanza de los que veían que el régimen no acabaría a corto ni medio plazo. Un momento en el que el miedo habitaba en las calles, en las casas y en los corazones de todo aquel que no comulgaba con el régimen establecido e incluso también en aquellos que se suponían fieles a él. Una época de racionamiento, de represión y de pobreza que hacía añorar tiempos pasados y también desear tiempos mejores, y unos personajes que se han forjado en un tiempo de libertad como es el caso de Dora, y ahora con 40 años tiene que claudicar ante un trabajo y un régimen que la asfixia. 
Y por otro lado nos presenta un salto temporal en el que aparece la retirada  y los campos de refugiados de Argelèrs que le ha permitido los fragmentos más emotivos y líricos de la novela,  quien según la autora llegó a emocionarse varias veces cuando los estaba escribiendo. El campo de refugiados no solo presenta la desesperanza de los perdedores sino también el orgullo de la república y del exilio, esas masas  que se alzaban con el puño el alto cuando un avión sobrevolaba la playa para el NODO o para la prensa extranjera, esos mismos refugiados que se reincorporaron a las filas de la resistencia y que entraron a liberar a París de la ocupación nazi y que esperaban el apoyo de los aliados para echar al tercer dictador del poder y que vieron cómo les dieron la espalda. Cabe señalar el excelente trabajo de documentación de la novela, la bibliografía que aparece al final suscribe lo dicho, según palabras de la autora el ganar la beca de Montserrat Roig le permitió disfrutar de cuatro meses refugiada en la Biblioteca de Catalunya y poder acceder a todos los libros sobre el tema que pudo necesitar.

Comisaría Vía Layetana.
Campo de refugiados de Argelés.
Playa de Argelés



Un narrador omnisciente nos conducirá por las vidas de Dora, Miquel y Bonaventura y también por la de las personas que les acompañan  en ellas. Estructurada en cuatro partes divididas en capítulos y un epílogo, un lenguaje cuidado y exquisito y una cadencia tranquila, sin prisas ni sobresaltos, que favorece el disfrute de la magnífica prosa que compone la novela hacen que sea una delicia de lectura para el lector.
Los ambientes y lugares por los que pasearán nuestros personajes se describen con tanto detalle y cuidado que parecerá que seamos nosotros, los lectores, los que nos encontremos paseando por las calles de esa Barcelona convulsa, entrando a sus bares clandestinos o subiendo a la habitación de la pensión más triste de la ciudad. Tampoco nos serán ahorrados detalles de cómo era la vida en el campo de Argelés; incluso antes de entrar en él se nos presentará la miseria y el estado de desesperación de las personas que allí eran dirigidas. Personas sin nada que perder, desfallecidas, desesperanzadas, muertos en vida a los que les fue robado todo incluso su dignidad, un infierno sobre la tierra donde tantos conocieron los límites de su resistencia física y mental.

«Era la ciudad de la desesperación, donde no había futuro, solo insomnio y días de humedad y desesperación».
La terraza del café Zurich, años 40.
Passeig de Gràcia desde Plaça Catalunya
Barcelona 
Imagen de los años 40
Postal original propiedad de Francisco Huertas Hernández

Muchos son los personajes que transitan por las páginas de la tercera obra de Pilar Romera, destacando Dora Colom, Miquel Alberich y Bonaventura Puig. Sin olvidar al corrupto comisario Fuentes, “hombre corpulento y barrigón, de abundante bigote y cabeza grande, esférica y pelada”, y a Paco, transformista del cabaret La Criolla.                                                                                                                                                                         Personas derrotadas por la vida pero que siguen luchando por ganarle la partida, que arrastran grandes cargas del pasado y que sobreviven con engaños y medias verdades, que se han reinventado, que han intentado sobreponerse a cosas terribles, que luchan por su vida, quienes están marcadas por el destino y no podrán escapar de él, insatisfechas, inconformistas, embriagadas por una tristeza tan profunda que serán como bombas a punto de estallar. Así son Dora, Miquel y Bonaventura quienes serán víctimas del fatal juego que el destino les tiene preparado, un juego que empezó a forjarse muchos años atrás. Personajes como Miquel quien tienen detrás una realidad, la autora se basó en un republicano que vivió 30 años con un nombre ficticio y que en su vidad anterior había tenido dos hijos y en la inventada tuvo dos más, la realidad siempre supera la ficción. Junto a ellos y como secundarios de lujo encontramos al comisario Fuentes y a Paco que serán piezas importantes en el devenir de esta historia y que también han sido víctimas de los caprichos del destino.

Quizá uno de los personajes más interesantes sea el comisario Fuentes adicto a la cocaína y de destrozado estómago es, una de las figuras más atractivas de la novela, también para la autora, uno de esos «malos buenos» que se mueve como pez en el agua entre sus confidentes y que talla con mirada torcida a las nuevas hornadas de la policía franquista. Trazado siguiendo el patrón del capitán Louis Renault , interpretado por Claude Reins en «Casablanca» –USA, 1942–, Fuentes, antiguo guardia de asalto que no simpatiza con la derecha gobernante pero que tampoco es partidario de la revolución, hace gala de una extraña ética que combina el saber zurrar con un profundo sentido de la justicia. La autora apunta que el comisario es su personaje favorito, y, de hecho, en la primera versión de la novela era un personaje muy secundario, pero cambió el final solo para darle más protagonismo. El diario cumplimiento del servicio lo ha degradado, pero su lucidez permanece intacta, a prueba de bomba:
«Una panda de psicópatas dirigiendo el país. Todo está podrido, el régimen está putrefacto desde la base. El sistema está viciado y lo peor es que lo controlan todo, absolutamente todo».

 Y como telón de fondo el contexto histórico, esa visita del caudillo que pondrá patas para arriba el mundo inestable de los protagonistas y que nos permite apreciar el cuidado histórico que la autora ha dotado a su obra, en varias ocasiones se atentó contra la vida del dictador, al parecer hubieron 17 intentos de asesinarlo,  anarquistas, falangistas y también monárquicos diseñaron planes para acabar con la vida del dictador durante los 36 años que estuvo en el poder, pero también antes de que se proclamara el golpe de Estado. El peligro nunca llegó a rozarlo, según las palabras de  Laureano Cerrada: La victoria más aplastante de Franco, fue morir en la cama.

Wenceslao Jiménez, del grupo "Los Maños"

Novela que presenta la mezcla de géneros, la novela histórica, aunque la autora no la considere;  el drama amoroso sustentado en un triángulo, pero también la novela negra donde el tema de la suplantación de la personalidad es frecuente junto a la policía corrupta y el narcotráfico. 

Si tuviera que señalar qué es lo que más me ha gustado de la obra señalaría el planteamiento de los personajes, la autora no nos habla de buenos y de malos, todos son egoístas y son capaces de hacer cualquier cosa por sobrevivir; el tono de desamparo y de desengaño, el olor a naftalina que brota de las páginas y la Barcelona de fondo que lo llena todo.

Una última reflexión nos podría hacer pensar en si es o no necesario "otra novela sobre la Guerra civil", aunque yo soy la primera que puedo poder cara de aburrimiento ante el tema, creo que hoy por hoy en el que podemos ver un "blanqueo" de la dictadura y que podemos escuchar frases como que las "trece rosas eran unas violadoras" es necesario novelas como estas.