MADRID, 2 Sep. (EUROPA PRESS) - Biografía de Colson Whitehead Escritor
americano nacido en Nueva York en 1969, Colson Whitehead creció
en Manhattan, graduándose en la Universidad de Harvard. Sus primeros pasos en
el mundo laboral los dio realizando reseñas sobre libros, música y televisión. Whitehead es conocido por su primera novela, escrita
en 1999, La intuicionista, y por El coloso de Nueva
York, aunque en el mercado americano siempre ha destacado por su obra John
Henry Days. Con El ferrocarril subterráneo consiguió ganar el Pulitzer y el National Book Award en el año 2017. En 2020 volvió a ganar un Pulitzer por su obra Los chicos de la Nickel con lo que es el único escritor en el mundo que ha encadenado de forma consecutiva dos Pulitzer seguidos y con lo que pasó a formar parte del selecto grupo de ganadores dobles entre los que se encuentran autores de renombre como Faulkner, Proulx, Updike y A. Walker. También es el sexto escritor de la historia en ganar el Pulitzer y el National Book Award por una misma novela. La carrera profesional de Colson Whitehead está plagada de premios y nominaciones. Su debut literario, “The Intuitionist” (1999) no solo se hizo con el galardón New Voices de The Quality Paperback Book Club, sino que también fue finalista del premio PEN/Hemingway. Su segunda novela, “John Henry Days” (2001), ganó un Young Lions Fiction y el premio Anisfield-Wolf Book, además de ser finalista del National Book Critics Circle Award.
📕 LEER FRAGMENTO |
Barry Jenkins,
ganador de un Oscar realiza la adaptación de la novela "El ferrocarril subterráneo," para seguir la
desesperada búsqueda de la libertad de Cora en el Sur prebélico. Consta de una temporada de diez capítulos y se puede ver en la plataforma Prime video
· Título original:The Nickel Boys
·
Editorial:Literatura Random House
·
Año
publicación:2020
·
Traducción
por:Luis Murillo Fort
Booktrailer Los chicos de la Nickel. Colson Whitehead
"Los chicos podrían haber sido muchas cosas si
la Nickel no los hubiera echado a perder. Médicos que curan enfermedades, o
neurocirujanos, o de los que inventan algo que salva vidas. Candidatos a
presidente. Tantos genios echados a perder"
"No
soy negro, soy hombre."
Estudiantes de la Escuela para Varones de Marianna, en 1957. Foto: Archivos del Estado de Florida. |
La realidad social siempre ha atraído al narrador neoyorquino,
quien reconstruye la historia de
un reformatorio -laArthur G. Dozier School for Boys, en Panhandle de Marianna- del estado de
Florida en el que durante décadas se abusó sexualmente, torturó y mató a balazos
a decenas de muchachos -en su mayoría, negros-. Se trata de un relato de horror
que había permanecido escondido a la opinión pública hasta que en el 2014 una
excavación arqueológica se topó con el macabro hallazgo de los restos de más de
cincuenta cadáveres de jóvenes que habían sido encerrados en aquella
institución tras haber sido detenidos por cometer delitos menores. Como explica el autor en una entrevista
ofrecida a Europa press: "Cuando
me topé con la historia de este reformatorio era 2014 y había protestas en
Missouri y ahora está lo de Jacob Blake y George Floyd y nunca en esos casos
nadie ha rendido cuentas: todo el mundo se ha ido de rositas. Se podría decir
que este libro nace de la impotencia de que nadie rinda cuentas y todo el mundo
se libre". Y es indudable que Whitehead es bueno buscando historias reales a
partir de las cuales escribir un libro de ficción para reivindicar derechos o
denunciar actitudes. Lo vimos ya en su anterior libro El ferrocarril subterráneo y lo
vemos también en esta novela.
Detalle
de restos humanos en una carreta, tras una exhumación en el cementerio del
colegio masculino Arthur G. Dozier en Marianna (Florida, EE.UU.). Alrededor de
30 cruces de metal marcan el cementerio, pero el estudio de terreno indica que
existen 19 posibles tumbas que no están marcadas. La escuela fue cerrada en
2011 tras varios años de alegatos sobre torturas, abuso sexual, golpes y
asesinatos que sucedieron en las décadas de 1940, 1950 y 1960. EFE/ARCHIVO
“Los chicos de la Nickel” tiene como protagonista a Elwood Curtis, un joven de raza negra obsesionado con los discursos de Martin Luther King acerca de la lucha de la igualdad y la libertad y sueña con hacer de este mundo un lugar más justo. Es un chico inteligente con un futuro prometedor como estudiante que, tras ser abandonado por sus padres y criado por su estricta abuela, ve en los estudios universitarios su única salida hacía un futuro esperanzador.
En la primera parte el autor nos traslada a los Estados Unidos de los años sesenta y conocemos la infancia y adolescencia del personaje central Elwood Curtis. Esta parte finaliza cuando ilusionadamente Elwood, siempre buen estudiante y con un afán tremendo por aprender pese a las dificultades que un negro tiene solo por el hecho de serlo, con 16 años hace autostop para ir hasta la Universidad donde ha sido admitido para realizar un curso preuniversitario sobre literatura inglesa.
La tercera parte es quizás la más variada pues comienza con
el personaje en el Nueva York de hoy. Es un próspero empresario de mudanzas que
posee una flota de camiones capitoné y un nutrido grupo de empleados. Ha
triunfado. Esta es la primera sorpresa que Colson Whitehead nos
da. Una sorpresa que en los capítulos que forman esta sección de la novela nos
irá desvelando. En una especie de alternado hoy – ayer, o vueltas atrás (flash
backs) esclarecedoras de lo sucedido hasta aquí, nos enteramos de lo que
aconteció a esta pareja de compañeros (Turner y Elwood)
para que ahora pasado el tiempo el que atiende por el nombre de Elwood sea
empresario de una empresa de mudanzas con varios empleados en plantilla y una
importante flota de camiones.
Un encuentro
casual en Nueva York con un compañero de la escuela reformatorio sirve de
disculpa para recordar penosos sucesos allí vividos; luego el descubrimiento
que en el Prólogo leímos de restos humanos en los terrenos que
ocupara la Nickel hace al Elwood empresario que vive
satisfactoriamente con su mujer Mollie plantearse que ya es
llegado el momento de participar activamente con su testimonio en desvelar la
verdadera cara de este establecimiento y de pedir responsabilidades de lo
sucedido aunque hayan pasado 42 años desde que él saliese de allí. Son varias
las sorpresas que nos llevamos en esta tercera parte si bien la mayor es la que
leemos en el Epílogo que cierra el relato.
A este respecto mientras que las partes
en pasado son más descriptivas de lo que sucede en la escuela, los capítulos
del presente son más introspectivos y permiten entrever las secuelas que el
paso por la Nickel dejó en el cuerpo y en el alma a quienes estuvieron ahí. Las
marcas físicas se curan con el tiempo, pero la sensación de indefensión y de
inferioridad, el sentimiento de ser una presa en un mundo amplio y salvaje no
desaparecen nunca.
Los chicos de la Nickel es una novela oscura no
especialmente optimista respecto al alma humana. La maldad son las personas,
dice. Puedes cambiar las leyes pero no puedes cambiar a las personas. Pero al
mismo tiempo cuenta la historia de Elwood y de su amigo Turner, y de cómo
sobreviven a la vida más dura imaginable de cómo un corazón bueno y un alma
justa son capaces de enfrentarse a un mundo y sobrevivir e incluso ganar unas
cuantas victorias por el camino. La figura de Martin Luther King sobrevuela
toda la novela y la lucha por la justicia, no como una ley universal para todos
los hombres sino como algo que uno cree firmemente que es lo correcto es el motor de la novela.
Los chicos de la Nickel es una novela de
perdedores, de maratonianos del final de la carrera, de “los que cruzan la
línea de meta por las buenas o por las malas, sus pies convertidos en una pulpa
sanguinolenta dentro de las Nike”. Es una novela oscura, sí, pero también tiene
un optimismo resistente. Resistente contra la injusticia, contra el dolor y las
ofensas, contra las peores cartas que te puede dar la vida. Colson Whitehead da una clase de historia,
relatando uno de tantos periodos negros de nuestro pasado y sucesos que
ocurrieron no hace tanto tiempo, pero sobre todo ofrece un estudio del alma
humana y muestra hasta dónde puede llegar un hombre con voluntad.
«Tenemos que creer con toda nuestra alma
que somos alguien, que somos importantes, que valemos, y tenemos que caminar a
diario por las calles de la vida con este sentido de dignidad y este sentido de
ser alguien.»
«Metednos en la cárcel y nosotros os
seguiremos amando. Arrojad bombas contra nuestras casas y amenazad a nuestros
hijos, y nosotros, por muy difícil que sea, os seguiremos amando. Enviad a
vuestros criminales encapuchados para que entren en nuestras comunidades al
amparo de la noche y se nos lleven a rastras a un camino apartado y nos
abandonen allí tras darnos una paliza de muerte, y nosotros os seguiremos
amando. Pero tened por seguro que nuestra capacidad de sufrimiento acabará por
agotaros, y que un día ganaremos nuestra libertad.»