martes, 12 de marzo de 2019

BERTOLT BRECHT, EL AUTOR





Brecht no es un autor fácil, no nos sentimos cautivados por el drama de sus protagonistas, ni lloramos emocionadamente ante su drama cotidiana,  justamente de eso quiso escapar el dramaturgo alemán, la emoción no nos hace críticos.  Brecht quiere que su espectador/a piense, razone, cuestione su realidad con su propia cabeza y no con las ideas del director. Pero ya hablaremos de su método más adelante.
Tampoco es un autor para ser leído, su obra está pensada para ser representada, obra que se interrumpe con la incorporación de recursos escénicos como anuncios o carteles que cortan la acción, canciones y música que son fundamentales en el universo dramático de Brecht y que en la lectura se pierden totalmente.

EL AUTOR

Estatua de Bertolt Brecht

en el exterior del teatro

Berliner Ensemble.
Autor sobre quien se han escrito más páginas que las que escribió el mismo autor. Escritor excepcional con muchas facetas y cada una de ellas explica y desarrolla las demás, dramaturgo, actor, director, poeta, narrador, teórico… Hombre de múltiples amantes,  incluso se ha señalado que sus obras no fueron escritas por él sino que fueron sus parejas las que las escribieron, ¿Está el genio por encima de la moral? Estos días ha salido a la luz una historia muy  desgarradora sobre Dickens, quien al parecer quiso meter a su esposa, madre de sus diez hijos, en un manicomio para poder disfrutar sin reparos de su joven amante, hecho muy común en la época, ¿este aspecto del escritor inglés nos va a influir en su lectura, o debiéramos contextualizar y ver al personaje en su época y solo a partir de su obra? ¿Tienen que ser los escritores buenas personas?


Pero volvamos al dramaturgo alemán quien se nos presenta a través de su vida. Nació el 10 de febrero de 1898 en Augsburg (Alemania), de origen pequeño burgués. Su padre, católico, era un acomodado gerente de una pequeña fábrica de papel, y su madre, protestante, era hija de un funcionario. Seguramente por influencia de su abuela paterna,  para Brecht el libro más importante era Biblia, de la que se pueden leer múltiples referencias en su obra, sin ir más lejos en  La buena persona de Sezuan, las referencias son múltiples.  El joven Brecht era un rebelde que jugaba al ajedrez y tocaba el laúd. Alumno superdotado, se cuenta que casi fue expulsado de la escuela cuando tuvo que escribir  una redacción a partir de una frase de Horacio en la que el poeta latino decía: es dulce y honroso  morir por la patria…pero Brecht pensaba que era mucho más honroso y dulce  vivir por la patria y no morir por ella.  


Desempeñó su servicio militar como enfermero militar en la primera guerra mundial y escribió su primera obra teatral, Baal, cuyo personaje principal es un poeta y asesino. Tuvo su primer hijo a los 21 años con Paula Banholzer, Frank, quien  moriría en el frente soviético durante la Segunda Guerra Mundial, en 1943.


Bertolt Brecht y Helene Weigel

en 1954 en Berlin Este.
En 1920 marcha a Berlín y allí conoce a escritores, actores, cabareteros y editores, y también conoce a la actriz de teatro y cantante de ópera,  Marianne Zoff, es internado en un hospital por malnutrición, estrena su obra En la jungla de las ciudades, se casa con Marianne Zoff y recibe un importante premio en Múnich por Tambores en la noche, tiene su segundo hijo con Marianne, estrena su obra Baal, conoce a  la que sería su segunda esposa, Helene Weigel y se separa de María, se casa con Helene, quien sería la mujer que más tiempo permaneció a su lado y nace su tercer hijo, una niña. Con 26 años tenía tres hijos y tres mujeres distintas, pero eso no le preocupaba en absoluto. 



Die Dreigroschenoper
A sus veintinueve años publicó su primera colección de poemas Devocionario doméstico y un año más tarde alcanzó el mayor éxito teatral de la República de Weimar con La ópera de cuatro cuartos/La ópera de los tres centavos, con música de Kurt Weill, una obra disparatada en la que critica el orden burgués representándolo como una sociedad de delincuentes, prostitutas, vividores y mendigos. Obra que estuvo cargada de problemas y de cambios, una de las actrices tuvo que acudir al lecho de muerte de su marido, otra tuvo un ataque de apendicitis, otra estaba indignada por la obscenidad de las canciones y el nombre de Lotte fue omitido por error en el programa lo que enfureció a su marido Weill. Lo curioso es que ni Brecth, ni Weill la consideraban   una obra importante y la estuvieron reescribiendo hasta el último momento. Se trata de una versión actualizada de una ópera inglesa del siglo XVIII (The Beggar's Opera). En un principio Brecht aparece como adaptador y Elisabeth Hauptmann como traductora, posteriormente solo aparecerá como autor Brecht y dirá incluso que le dictó la música a Weill cosa que enfurecerá al músico.  El estreno tuvo un éxito apoteósico. La ópera de cuatro cuartos plantea a Brecht un problema grave de propiedad intelectual, Brecht no citó de quién era la obra. Aquí surge un problema que gira en torno a la obra del dramaturgo, la tesis de algún crítico es que Brecht explotaba a sus mujeres y que eran ellas las que escribían sus obras, se ha comprobado que algunos de los que esgrimían estas ideas después no han aportado argumentos fiables, pero sí que parece cierto que los colaboradores de sus obras son patentes, pero también es cierto que era su forma de trabajar en la que los colaboradores y la aportación de todos los participantes mejoraba la obra escrita y se iba engrandeciendo con las aportaciones de todos y cada uno de los participantes.



 Hasta 1933, Brecht trabajó en Berlín como autor y director de teatro. Pero en aquel año, Hitler se hace con el poder. A comienzos de 1933, la representación de la obra La toma de medidas fue interrumpida por la policía y los organizadores fueron acusados de alta traición. El 28 de febrero —un día después del incendio del Reichstag— Brecht y Helene Weigel con su familia y amigos abandonan Alemania.


El exilio de Brecht fue posiblemente el tiempo más duro de su vida, a pesar de lo cual en este periodo escribe algunas de sus mayores obras y alcanza su plena madurez con sus cuatro grandes dramas escritos entre 1937 y 1944. Encontrándose en una situación económica difícil, tuvo que viajar primero a Dinamarca, luego a Suecia, donde vivió durante un año en una granja cerca de Estocolmo, y finalmente, en abril de 1940, a Helsinki. 

Helene Weigel como Anna Fierling (Madre  coraje)
Durante esta época escribió La vida de Galileo. Esta pieza teatral recrea muy libremente la biografía del científico. Brecht siempre se pronunció contra la autoridad, el Estado y la sociedad con la justa crítica para no llegar a ser mártir de sus propias ideas. En Suecia escribió el poderoso alegato antibélico Madre Coraje y sus hijos, en una tentativa de demostrar que los pequeños empresarios codiciosos no vacilan en promover devastadoras guerras para ganar dinero. 


En el verano de 1941, se trasladó en barco a California, asentándose en Santa Mónica, cerca de Hollywood. Allí intentó escribir para la industria de Hollywood, pero sus guiones no fueron aceptados por las grandes productoras cinematográficas. En Estados Unidos organizó algunas representaciones teatrales, en la mayoría de los casos en escenarios de emigrantes, pero Brecht volvió a ser perseguido por sus ideas políticas, y el 30 de octubre de 1947 es interrogado por el Comité de Actividades Antiamericanas, por lo que tuvo que escapar al día siguiente otra vez a Suiza, sin esperar el estreno de su drama La vida de Galileo en Nueva York. En Hollywood solo participó en una película: Los verdugos también mueren (Hangmen Also Die!) es una película estadounidense de 1943 dirigida por Fritz Lang a partir de un guion suyo y de Bertolt Brecht, pero ambos nunca llegaron a entenderse. 
 


Casa de Brecht en Berlin-Weißensee.

En 1948 después de 15 años de exilio vuelve a Berlín A comienzos de 1949 se trasladó con un pasaporte checo a través de Praga a Berlín Este. En 1955, Brecht recibió el Premio Stalin de la Paz.1 Al año siguiente, el 14 de agosto, contrajo una inflamación del pulmón y murió de una trombosis coronaria en Berlín del Este. Él decía que en su tumba le gustaría que apareciera el epitafio: “hizo propuestas, nosotros las aceptamos”, pero solo aparece su nombre. 



Unos de los tópicos que más se han repetido de Brecht, son: su humor judío y su afiliación al partido comunista. Ambas afirmaciones son inciertas, Brecht no era judío, aunque sí su mujer, Helene Weigel y nunca se afilió al partido comunista, hecho que le ocasionó más de un problema cuando volvió a la Alemania democrática del este después de la guerra. Una descripción de Brecht señala que después de la segunda guerra mundial  el dramaturgo tenía el pasaporte austriaco; el editor, en la Alemania federal; el dinero, en Suiza y la residencia en la Alemania democrática. 


Si contemplamos su faceta política, hemos de señalar que  Brecht no fue un político, fue un defensor a ultranza de la clase trabajadora,  él se vestía como un proletario aunque nunca fue un obrero, aunque le hubiera gustado, en defensa de la clase trabajadora fue consecuente su vida entera, una vez dijo: no tengo mis opiniones porque estoy aquí sino que estoy aquí porque tengo mis opiniones. Comunista no, marxista, sí; aunque luego desencantado.

Fue tal vez un cínico, tal vez un oportunista, su genio es indudable,  dedicó su vida para luchar en contra de las desigualdades de la sociedad capitalista y supo rodearse de personas extraordinarias cuyo talento explotó igual que explotó el suyo propio.

Fuente: Conferencia del ciclo Literatura universal en español: Bertolt Brecht:  "Bertolt Brecht, de cuerpo entero" del traductor y académico Miguel Sáenz.

 




EL TEATRO ÉPICO
 

1920. Bertold Brecht, tocando la flauta, Karl Valentin tocando la tuba y Liesl Karlstadt en el Lachkeller de Múnich
En los años 30 del siglo 20, el artista alemán estaba madurando un concepto del teatro que luego lo haría famoso y único. Un teatro que no quiere generar la empatía del espectador con la trama o los protagonistas, usufructuando la identificación emocional para trasladar al espectador de una emoción a otra. Los estados emocionales intensos tienden a impedir que la conciencia piense con claridad. Brecht rechaza la intención del teatro clásico griego de abrir un espacio para la catarsis, para que el público exteriorice sus sentimientos profundos y ocultos a través de la trama y los personajes. No quiere manipular afectivamente al espectador para “bajarle línea”.

Brecht siempre pretendió con sus actuaciones concienciar al espectador y hacerle pensar, procurando distanciarle del elemento anecdótico; para ello se fijó en los incipientes medios de comunicación de masas que la recién nacida sociología empezaba a utilizar con fines políticos: la radio, el teatro e incluso el cine, a través de los cuales podía llegar al público que pretendía educar. Su meta fue alcanzar un cambio social que lograse la liberación de los medios de producción. Ese propósito lo abordó tanto a través del ámbito intelectual como del estético. 

Brecht quiere que su espectador/a piense, razone, cuestione su realidad con su propia cabeza y no con las ideas del director. De ahí que todos sus recursos apunten al famoso “distanciamiento”, a cortar todo lo posible la empatía y la identificación.


Brecht llamaba a esta distancia por parte del espectador “Efecto de alienación”. Esta alienación era creada gracias a la incorporación de recursos escénicos como anuncios o carteles que interrumpen la acción, o bien mediante situaciones cómicas dentro de la obra, como por ejemplo la introducción de lo musical, o la aparición de intérpretes de feria quienes representaban alguna canción. De igual forma, otra característica importante del teatro épico brechtiano es la preponderancia del gestus, que es una actitud física o un gesto que representa la situación social de una época determinada y a la cual pertenece el personaje. 

Otro concepto importante que maneja este tipo de teatro es el de la búsqueda del héroe no trágico. Ello lleva indiscutiblemente al planteamiento de personajes humanos quienes sienten miedo y se retractan de lo que han hecho. Siguiendo esta misma línea, resulta necesario agregar que el teatro épico adopta un carácter episódico: “Las formas del teatro épico corresponden a las nuevas formas técnicas, al cine y a la radio. Está en la cumbre de la técnica. En el cine se ha impuesto ya más y más el principio según el cual debe serle al público posible en cada momento engancharse, y que, por tanto, hay que evitar supuestos embrollados, así como cada parte debe poseer, junto a su valor en cuanto al conjunto, otro propio episódico” (Walter Benjamin: 1987: 22).En este sentido, Brecht habilita la idea de recibir el relato y la crítica durante el relato. Por último, el teatro épico alberga la idea del podio, a partir de la cual se señala que el teatro va a estar en un podio, y que va a ponerse en evidencia para romper con la idea de identificación con el espectador.
 

Finalmente, un poco de teoría:


POESÍA DE  BERTON BRECHT  



 Lotte Lenya - Sings Kurt Weill and Bertolt Brecht (Not Now Music) [Full Album]

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