“Siempre era un
alivio volver a Grandes esperanzas.
Contenía un mundo que era íntegro y, a diferencia del nuestro tenía sentido.”
La novela
“El señor Pip”
del neozelandés Lloyd Jones es un libro que
podemos calificar como metaliterario, es decir, literatura que habla de
literatura, en este caso, de la novela “Grandes
esperanzas” de Charles Dickens, y de cómo puede influir un libro en la vida de una persona ¿Puede llegar a cambiar
la vida de alguien? Posible o imposible, pero para los amantes de la lectura
entre los que me incluyo esta premisa nos ha de parecer fascinante. En esta
novela la lectura de una novela puede cambiarlo todo, la forma de ser y de
sentir y hasta el curso de los acontecimientos. Tengo que señalar mi debilidad
ante los libros que hablan de libros y no es de extrañar que este libro me
parezca entrañable. Creer que la lectura tiene la capacidad de cambiar el mundo puede
resultar ingenuo, seguramente, pero al igual que Matilda para mí la lectura me
ha permitido descubrir mundos, personalidades y circunstancias que de otra
manera no habría podido conocer ni vivir, “procurarnos otra vida”, Harold Bloom
dijo alguna vez que la lectura nos aporta el don de la alteridad; esto es,
cambiar nuestra perspectiva por una ajena, ya sea la del personaje, la del
narrador o la del autor, y observarlo todo desde otro punto de vista. Es un
ejercicio mental: la alteridad otorga flexibilidad de pensamiento, y elude la
comodidad de permanecer encallados en la idea de que nuestra propia cosmovisión
es la única posible. Por
tanto, estoy convencida, que te hace una
persona más libre y seguramente más tolerante. Por todo ello es evidente que
este libro me ha llegado muy al fondo.
EL AUTOR
Lloyd Jones (foto Salamandra) |
Jones en 2012 |
Lloyd
Jones nació en Nueva Zelanda en 1955 y estudió Ciencias Políticas, pero
nunca llegó a graduarse por la multas acumuladas en la biblioteca durante su
último año de estudios. Ejerció como periodista varias años antes de dar el
salto a la literatura. Ha publicado un volumen de relatos y ocho novelas, entre
las que se encuentran Biography o The Book of Fame.
Con la publicación de El Señor Pip, Lloyd Jones se convirtió
en uno de los escritores más célebres de Nueva Zelanda, y merced al boca oreja,
el libro se encumbró hasta el primer lugar de las listas de éxitos de su
país y Australia. Con esta novela se dio a conocer a nivel
internacional, recibiendo numerosos premios y distinciones, entre ellos fue Ganador
del Premio de la Commonwealth en 2007 e inesperado finalista
del Premio Man Booker, ese mismo año.
EL SEÑOR PIP
ISBN: 9788498381795
FECHA DE PUBLICACIÓN: 1 de Octubre de 2008
RESUMEN DEL ARGUMENTO
La
historia se desarrolla en años muy cercanos, 1991 y siguientes, durante la guerra
civil que asoló Papua-Nueva Guinea. El personaje principal es una
niña, Matilda, una niña negra, adolescente, que vive en la pequeña isla de
Bougainville, en medio del Océano Pacifico, cuando se inicia la
historia tiene 13 años. Es un territorio que pertenece a Papua-Nueva
Guinea. La vida en la isla es sencilla, calmada, sin demasiadas
complicaciones, en realidad tienen todo lo que necesitan: un clima cálido,
frutas, cerdos, un mar con muchos peces, techos enclenques y una escuela. Tiene minas de cobre, explotadas por
multinacionales y muchos nativos están empleados en la extracción del
mineral. La guerra civil se originó precisamente, porque los rebeldes
declararon la guerra a la compañía que explotaba la mina y eso hizo que
interviniese el ejército de Papua-Nueva Guinea, los “pieles rojas”. Esto
instaura un tiempo de inseguridad y miedo, que en un lugar como ese
resulta antinatural.
Todos los hombres blancos de la
isla la abandonan cuando se producen las primeras escaramuzas. Todos menos el
señor Watts. Es una persona singular, ya de edad avanzada, delgado, que vive en
la isla desde hace años en compañía de su esposa, no se sabe nada de él ni
llegaremos a saberlo, él nos cuenta su historia, pero vemos claramente que
fabula sobre ella y cuando Matilda busca la verdad sobre el personaje y visita
a su primera mujer, nos dice:
“…No sé nada
del hombre al que June Watts conoció. Yo solo conozco al hombre que nos enseñó
a reinventar el mundo, y a ver la posibilidad del cambio, a recibirlo en
nuestras vidas. Tu barco de vapor podía llegar en cualquier momento, y ese
barco podía adoptar muchas formas…”
El
señor Watts es un profesor atípico. Comienza su andadura como maestro
confesando ante sus alumnos que él no lo sabe todo y que posiblemente no pueda
responder a la totalidad de las preguntas que le hagan. Después hace entrar en
escena a su autor literario favorito, Charles
Dickens, a quien llamará señor Dickens, haciendo que parezca cercano pese a
estar separado en el tiempo por más de un siglo. A través de su
novela, “Grandes Esperanzas”,
predilecta del señor Watts, introduce en su clase al personaje principal
de la obra, el señor Pip, que será un compañero más de los alumnos de tan
pintoresca aula. El señor Watts hace que Pip anide en su clase y sea el
aglutinante. Pero no por eso deja de procurar que los niños aprendan su propia
cultura. Propone y consigue que las personas mayores de la aldea transmitan sus
conocimientos a los jóvenes. Conocimientos de cosas simples y cotidianas, de
leyendas, de costumbres heredadas de sus mayores. Lo que pretende es que su
mundo no se desligue de sus ancestros. Sin dejar de explicar lo que Pip hace en
su vida, quiere que ellos no rompan con lo que configura su entorno, su propia
cultura, no reñida con ninguna otra.
En
poco tiempo la isla está incomunicada. No solo eso, las aldeas que la componen
han visto como sus hombres hasta una edad juvenil, se han unido a la
guerrilla, por lo que en ellas solo quedan mujeres, viejos y adolescentes, como
son Matilda y sus compañeros.
Una
mente adolescente es un vivero donde sembrar conocimientos, es un
campo de “grandes esperanzas” como indica la obra de Dickens. Matilda es
una prueba de ello. Tiene una madre, Dolores, que es rotunda y real como la
vida misma. Su convivencia con ella, desde el inicio de la aventura
escolar del señor Watts, se torna complicada. Dolores está muy interesada
en conocer al señor Pip, si bien tendrá con el señor Watts diferencias
notables; ya que mientras para el improvisado maestro, su libro de cabecera es
el mencionado “Grandes esperanzas”, para Dolores es la Biblia. Pero en el
momento clave, ella se presentará como una mujer valiente capaz de
enfrentarse a la brutalidad y no se doblegará aunque las consecuencias para
ella sean terribles.
Cuando los
soldados destruyen todo lo que tienen ¿Cómo hacerle entender a un tipo que sólo
se expresa mediante las armas que Pip es el personaje de un libro? Todos lo
pierden todo, solo les quedará la palabra. La narración oral servirá para
recobrar la esperanza, Watts relata otras historias, reúne a su gente junto al
fuego e incluso a los rebeldes que se escondían en la selva, las historias capturan sus golpeadas conciencias. Aquellos
insurgentes pudieron haber destruido todo, pero las palabras no, las palabras
son lo único que jamás podrán arrebatarles.
El destino, no
obstante, le tiene reservado un camino aún más espinoso a la joven isleña.
Mucho más espinoso, incluso, que aquel de Pip cuando recala en Londres. Matilda
lo pierde todo, su historia, su mundo, su identidad. Antes de huir de su
tierra, reflexiona: “Ya sabía yo lo que
era marcharse. Sabía por Pip lo que era irse de un sitio. Sabía que no se mira
atrás”.
La novela de
Lloyd Jones pretende tender puentes entre ambas épocas, y demostrar cuántos factores aún nos relacionan con el
pensamiento y los patrones de comportamiento entre un siglo y el
precedente. El éxodo rural fue uno de los temas que mejor retrató
Dickens: sus grandes historias versan sobre los sufrimientos de los desplazados
a las grandes ciudades en la era victoriana, así como la relación de las nuevas
clases medias con el incipiente sistema capitalista. Aunque en otro hemisferio
y en otro siglo, no es muy diferente a los padecimientos de Matilda y su
comunidad: afectados por la falta de escrúpulos de una compañía minera, por las
guerras sangrientas y el abuso de poder, el único destino que les queda a estos
míseros campesinos es trasladarse a zonas urbanas.
Escudo de la bandera de Bougainville. |
Asimismo, tanto
Pip como Matilda acceden a un mundo que, de no haber existido un cambio
imprevisto en sus vidas, les habría sido imposible ingresar. En el caso de Pip
se debió a un golpe de suerte. Para Matilda fue mucho más trágico, tuvo que
perderlo todo para que el destino se compadeciera de ella, y pudiera escapar
del salvajismo. Progresar mediante el propio esfuerzo, saber aprovechar las
oportunidades, incluso gracias a los golpes de suerte y no a través de lo que
se ha heredado durante generaciones, es el vehículo que impulsa hacia delante a
ambos personajes.
Durante la
época victoriana era común que las novelas –publicadas por entregas– fueran
leídas a toda la familia por un integrante, preferentemente el padre. Es
llamativo que Grandes esperanzas aterrice en las mentes de los alumnos
de Bouganville mediante la lectura en voz alta del señor Watts. La narración
oral, de hecho, es una pieza fundamental en la novela de Jones, y esto le
permite al maestro tergiversar ciertos pasajes de la historia para adaptarla a
los infantiles oídos de sus alumnos. Años después, ya en Australia, Matilda lee
la novela y advierte que el señor Watts había reinterpretado la obra,
construido un universo distinto del que ahora le llegaba mediante la letra
impresa. Matilda comprende así el mecanismo de toda experiencia lectora: cuando
uno lee rescribe la historia según su propia razón. Concibe una historia
diferente, con otra forma.
Dejando atrás
las analogías, hay dos aspectos preponderantes que tienden puentes entre ambos
mundos y ambas obras: en primer término, la búsqueda de la identidad; en
segundo, el poder la palabra como salvador y generador de vida.
Y esta
conquista de una nueva identidad no sería posible sin el valor que la palabra
tiene en la vida de Matilda. Del poder de la palabra para construir mundos allí
donde la mano destruye. Después de perderlo todo, el único patrimonio de la
joven protagonista es la ilusión recobrada gracias a Pip. En una tierra sin
libros, donde las narraciones son solamente orales, el texto –oral o impreso–
es capaz de reconfigurar su mundo, de abrir nuevas puertas. Como si de una
Biblia se tratara, Grandes esperanzas termina convirtiéndose en una
herramienta de búsqueda de sentido, en un mundo que se desvanece. Para Matilda,
Pip se erige en una especie de Mesías que asegura la salvación entre tanta
escasez y desesperanza. Y esta comparación no es gratuita: uno de los pasajes
más intensos de la novela lo representa la discusión entre el señor Watts, que
defiende la lectura del relato de Pip, y Dolores, la madre de Matilda, una
apasionada cristiana que considera a Pip una especie de demonio que ha venido a
tergiversar las conciencias de los niños del pueblo. La palabra se erige, así,
en el patrimonio en juego del debate. La palabra como herramienta catalizadora,
creadora de mundos.
La
palabra también será terapéutica, para Matilde le permite salir de la depresión
en la que estaba sumida en el frío Londres, la escritura de su historia y del
señor Wats le permitirá escapar de la tristeza y ese es el libro que hemos
leído, pero creo que para terminar nada mejor que las palabras del libro:
El señor
Dickens al que conocí también tenía barba y el rostro enjuto y ojos que querían
escapar de la cara. Pero mi señor Dickens iba descalzo y con la camisa desabrochada.
Salvo en ocasiones especiales, por ejemplo cuando daba clase, y entonces vestía
traje.
Sólo
en fechas recientes se me ocurrió que nunca lo vi con machete: su arma para
sobrevivir era el relato. Y en una ocasión, hace mucho tiempo y en
circunstancias muy difíciles, mi señor Dickens nos había enseñado a todos
nosotros, los niños, que nuestra voz era especial, y deberíamos recordarlo
siempre que la usásemos, y tener siempre en mente que al margen de lo que nos
pasara en la vida, nunca podrían arrebatárnosla.
Durante un breve
tiempo, había cometido el error de olvidar esta lección.
En medio del silencio respetuoso, sonreí
por todo lo que los demás no sabían. La historia de Pip era la mía, aun cuando
hubiera sido una niña y tuviera la cara negra como la noche resplandeciente.
Pip es mi historia, y al día siguiente lo intentaría donde había fallado Pip.
Trataría de volver a casa.
FUENTES:
- CLUB DE LECTURA A CORUÑA: https://clublecturacoruna.com/2013/10/03/el-senor-pip-de-lloyd-jones/
- REVISTA DE LETRAS: http://revistadeletras.net/dickens-pip-un-puente-a-traves-del-tiempo-y-de-los-mares/
El
director de cine Andrew Adamson ha dirigido la adaptación
al cine de El Señor Pip. La premiere de la película fue mostrada en el
Festival de Cine Internacional de Toronto en septiembre de 2012, y se prevé el
estreno en Australia/Nueva Zelanda este Octubre. Hugh
Laurie es una de las estrellas del film interpretando el papel del Sr.
Watts.
Este
es el tráiler de la película:
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