El género policial es un producto del tiempo que lo vio nacer. Ciertos cambios sociales, culturales y económicos propios de la modernidad hicieron del crimen un tema de interés, y de la lectura una práctica accesible: nuevas formas de comunicación y de transporte, el movimiento de grandes masas sociales desde el campo hacia las ciudades y la consecuente explosión de las urbes, que no dieron abasto para afrontar un crecimiento tan brusco, son elementos estrechamente vinculados con el relato policial. La nueva cultura urbana será el espacio propicio para las historias de crímenes e investigaciones.
Los cuentos y novelas policiales están ligados a la cultura popular, masiva. Si bien ciertos movimientos posteriores reivindican el lugar de los policiales en el contexto de la literatura legitima. o que pasó la prueba de su canonización como alta literatura, su origen está relacionado con la lectura rápida, casual, distendida, como pasatiempo y, sobre todo, a la que puede accederse por muy poco dinero. Todo esto colocó a los relatos policiales, inicialmente, en un lugar de desprestigio.
Los relatos policiales se distinguen por una serie de elementos compositivos recurrentes, sobre los que después se operan diversas variantes. El crimen o enigma como eje en torno al cual se desarrolla la trama, el tipo de personajes que orbita. en torno al problema, la doble estructura narrativa que se despliega en el texto son tres cuestiones clave para pensar el relato policial. Veamos con mayor detalle cuáles son los rasgos que definen, narrativamente, los relatos policiales.
Estructura narrativa
El relato policial en sí mismo se centra en la narración de un proceso de investigación que lleva adelante el protagonista –que puede o no ser narrador–, quien debe precisamente responder al interrogante que abre la presencia del delito al comienzo del texto: ¿qué pasó?.
Como resultado de este conflicto inicial –que es además el de mayor importancia–, en el primer suceso del primer episodio del texto se llegará a la explicación del delito mediante la narración de los hechos que culminaron en el crimen. Por lo tanto, estas dos historias que terminamos leyendo en una misma lectura se suceden en orden inverso: donde termina una –en su resolución: el asesinato, el robo o el delito de que se trate– empieza la otra –investigar y dar una explicación al hecho delictivo. La ilustración de más abajo puede explicar esta estructura narrativa.
En el nudo de la historia se plantean múltiples interrogantes a resolver. |
La complicación central de los relatos policiales es la resolución del hecho que se busca explicar: qué fue lo que pasó y que terminó en algún tipo de conducta delictiva. Cuando el protagonista al final de su trabajo de develación, toma la palabra y cuenta. la historia completa del crimen. En síntesis, hay dos narraciones que se suceden temporal y causalmente pero que se cuentan invertidas.
La narración que aparece en boca del detective o policía al final del relato se acerca formalmente mucho más a un texto expositivo que a uno de tipo narrativo. También en este caso nos permite decir que la historia que cuenta el detective al final –donde la secuencia narrativa es predominante– es también explicativa, ya que permite responder a un interrogante o problema a través de una serie de razones que siguen un orden causal y lógico.
El protagonista del relato policial, como veremos más abajo, es precisamente un investigador, y, como tal, sigue de manera más o menos rigurosa los mismos métodos que puede seguir cualquier científico a la hora de pensar en un enigma de la ciencia: un médico, un antropólogo, un geógrafo, todos se guían por pistas que les permiten deducir la parte de información que falta, hacer hipótesis, descartarlas o validarlas y, de ese modo, presentar una respuesta al menos provisional para un problema.
La narración que el investigador ofrece al final del texto policial tiene rasgos, por lo tanto, propios de un texto expositivo-explicativo, ya que hace explícitas la relaciones causales entre los hechos que dan cuenta del enigma que le tocó enfrentar y, a medida que avanza en su trabajo, procede por construcción y validación/refutación de hipótesis. El crimen es un problema ante el que el texto del investigador ofrece una explicación.
Personajes
Como todo texto que sigue una serie de convenciones formales propias de un género –en este caso, el policial–, también los modelos de personaje son recurrentes.
En términos generales, podemos señalar que los personajes de estos relatos se presentan en una perspectiva antitética:
1. Por una parte, el tipo de personaje que busca restaurar un cierto orden alterado de algún modo, es decir, el policía, el detective o el inspector, protagonistas de la historia en tanto son comúnmente el foco desde donde se narran los hechos.
1. Por una parte, el tipo de personaje que busca restaurar un cierto orden alterado de algún modo, es decir, el policía, el detective o el inspector, protagonistas de la historia en tanto son comúnmente el foco desde donde se narran los hechos.
2. Por otra parte –en un juego de oposiciones–, algún personaje debe ser quien altera previamente el orden que el investigador o el policía buscan restaurar; esto es: el (o los) responsables del crimen, quien permanece oculto hasta el final de la historia. El asesino, el ladrón, el estafador, el espía, o cualquier otro personaje que encarne el lugar del mal y del caos, forma una pareja antitética con el representante de la ley y el orden.
3. De manera colateral en esta relación, pero igualmente importante, aparecen los sospechosos, personajes centrales en relación con el clima propio del policial: el suspenso. Los sospechosos entran en el texto aunque más no sea a través de la voz del investigador, ya que este, al sopesar sus diversas hipótesis a lo largo de la investigación, hace referencia sucesiva a los posibles culpables. Pero su función narrativa, como ya se dijo, es contribuir a la construcción de un clima tenso, confuso, que solo se vuelve ¯transparente. para el lector al final de la trama.
Por lo general, todos estos personajes son tipos, lo que quiere decir que tienen caracteres bien definidos y no evolucionan a lo largo del relato, ya que sirven para que la trama avance. De todos modos, cuanto más cuidadoso sea el escritor con su producción, más trabajo pondrá en este tipo de personajes considerados menores. Un elemento central a tener en cuenta es que el hilo conductor que pone en relación a todos los personajes del texto, incluida la víctima, por supuesto, es el crimen. El crimen es el elemento que centra personajes y acciones, ya que todo lo que sucede en un relato policial gira en torno a estos componentes.
Por supuesto, cada una de las líneas del relato policial tiene sus particularidades en cuanto a estos personajes clave. Por ejemplo, el investigador o policía, en un caso, en el policial clásico, es un ser puramente cerebral, que puede resolver los enigmas sin siquiera salir de su casa, evaluando simplemente los indicios que tiene a su disposición. En este sentido, se presenta menos dispuesto a mezclarse. con el mundo del delito, los límites están claramente demarcados. Sin embargo, en el caso del policial negro, el investigador o policía solo logra develar el crimen luego de mucho trabajo, y sus tareas implican desplazamientos, lo obligan a salir de su oficina para entrar en contacto con los bajos mundos del crimen. De otro modo, si permanece fuera, no puede acceder a la información que necesita para comprender lo que sucede. A la hora de enfrentarse con el crimen, por lo tanto, solo cuenta con sus propios valores, que a menudo se confunden con los del hampa. Es más, el investigador o policía en los relatos de este tipo puede ir y venir entre un mundo y otro, y es muy común que la figura de una femme fatale funcione como vaso comunicante entre los dos universos.
El ambiente
Los ambientes, por lo tanto, también tiene sus particularidades entre un tipo y otro de relato, y son coherentes con el modelo de personaje que protagoniza el texto. Si bien en ambos casos el marco está dado por espacios urbanos –el crimen aparece históricamente como un problema cuando crecen las ciudades–, en los primeros relatos el crimen ocurría en espacios interiores, en cuartos cerrados; mientras que en el policial negro la violencia se desata en las calles, ante la sorpresa o indiferencia de los posibles testigos, y los espacios cerrados son preferentemente los bares y cabarets del bajo fondo.
Fuente: www.educ.ar Podestá, Paula (coordinadora), Britos, Valeria (tutora), Gomel, Andrés – Serpa, Cecilia (responsables de contenido) “Literatura y medios: puentes entre lo analógico y lo digital. En: Módulo 3: El género policial: literatura y cine”. Educ.ar. Ministerio de Educación. Presidencia de la Nación.
[Consulta disponible febrero 2013]
Fuente: Negra y criminal [Consulta disponible febrero 2013]
La novela policíaca: tipos diferentes
La novela negra, policíaca o de
suspense tiene muchos lectores y seguidores fieles. Además de la novela
romántica, el género policíaco es el que más vende desde siempre, pero
últimamente con el boom de escritores nórdicos y
franceses muy buenos, que se están ganando los primeros puestos en las listas
de superventas, la novela negra se ha convertido en el best seller de las
librerías, resurgiendo con gran fuerza. Pero el género policíaco puede
dividirse en distintos tipos según el enfoque de la trama, el tipo de
personajes y la estructura. Aquí os dejo cinco estilos diferentes de escribir
novela policíaca por si os sirve de ayuda si estáis trabajando en un manuscrito de este género:
La novela de enigma
Se trata de una novela policíaca en la que la evolución
novelesca de la trama va del misterio a la explicación del misterio; de un
crimen a la revelación del culpable de dicho crimen, dando un rodeo con la
investigación del detective que demuestra sus dotes de observación y deducción.
Concebido en los años 1920-1930 como un juego intelectual entre el autor y el
lector. Este tipo de novela de enigma se ha llamado también novela-problema
La novela negra
Al contrario del universo más convencional, lúdico y policial
de la novela de intriga, la novela negra que nace en EE.UU. en la década de
1920, lo que busca es dar cuenta de la realidad social del país :gansters,
corrupción, política y policial, el poder del dinero, la utilización de la
violencia…Los detectives “duros de pelar” al estilo de Philippe Marlow son su
representación más emblemática y lo han seguido siendo mucho después con las
nuevas generaciones de escritores de novela negra.
Las
características principales de la novela negra norteamericana son:
-Narración
en primera persona
-Lenguaje
coloquial, sin eufemismos.
-El
detective a veces infringe la ley, y los criminales son criminalmente honrados,
pretenden serlo.
-Filosofía
vital, y en ocasiones, nihilista del detective.
-Perdida
de importancia del proceso de identificación de un culpable.
La novela policíaca
En este tipo de novela, el autor intenta poner en escena
de la manera más realista posible las investigaciones criminales por medio de
personajes de policías y detectives profesionales respetando las formas
habituales de la investigación criminal.
La novela de suspense
Mientras que la novela de enigma y la novela negra son
novelas con un detective como personaje principal, la novela de suspense se
podría definir como la novela de “la víctima”.
Esto es así porque en este tipo de novelas, el autor pone
a un personaje en situación de peligro o se ve envuelto en una maquinación o
complot. El autor juega maquiavélicamente a ir a contracorriente y a
incrementar la tensión dramática, creando expectativa y la precipitación de los
acontecimientos. La característica principal de este tipo de novelas policíaca
es su tempo que va en aumento, más rápido, febril y frenético por momentos.