martes, 14 de abril de 2020

EL LIBRO OBJETO DE ARTE

El arte de la lectura es un libro lleno de libros, del crítico y escritor de arte David Trigg, editado por Phaidon. La obra repasa el papel que los libros han jugado en la historia del arte.


Igual que un libro cuenta una historia, cada libro que aparece en una obra de arte forma parte de una imagen intrigante, interesante y única. Los libros suelen simbolizar intelecto en los retratos, piedad en los cuadros religiosos, meros objetos en bodegones e incluso ser puro material en instalaciones contemporáneas. El volumen recoge 280 obras desde esculturas clásicas y frescos a obras contemporáneas, de Rembrandt a Wen Wu, pasando por Arcimboldo, Manet o Magritte entre otros.

Aquí tenéis alguna de ellas: 

Naturaleza muerta con Biblia (Van Gogh, 1885)

Van Gogh creó esta conmovedora pintura poco después de morir su padre y la terminó en un solo día. La Biblia está abierta por Isaías 53, donde se cuenta la historia del “siervo sufriente”. Representa la forma que su progenitor, ministro de la iglesia reformada neerlandesa, tenía de ver la vida. La novela amarilla es La alegría de vivir (1884), de Zola, al que el pintor admiraba porque sus escritos reflejaban la vida tal como era. El cuadro está depositado en el Museo Van Gogh de Ámsterdam.

Lectura abandonada (Vallotton, 1924)


Valloton
Mujeres desnudas y libros es una constante en los cuadros de Vallotton. Mujeres leyendo sin ropa, sujetando un libro que acaban de leer o en el instante de la lectura. Esa comunión entre ambas figuras se percibe en lo íntimo de los retratos que Vallotton realizó. La mujer se desnuda para el libro, para el saber. Los libros sustituyen a los amantes y a los mirones. En Lectura abandonada observamos a una mujer que se abandona por completo a la lectura, una mujer contemporánea que existe para ella misma.
El libro representa ese romper cadenas, ese elemento antiguo pero nuevo que en manos de la mujer transforma por completo la escena y la Historia del Arte.

El librero (Arcimboldo, 1566)


Arcimboldo Librarian
Arcimboldo es conocido por sus composiciones de caras a base de unir fruta, vegetales y flores. Sin embargo su librero no goza de tanta notoriedad. El librero de Arcimboldo se construye a través de los libros. Libro con libro su cuerpo va tomando forma. Es como si el pintor insinuara el poder constitutivo de los libros, su capacidad para completarnos, desmontarnos y convertirnos en quienes somos. 

Ipad and Iphone Paintings (Hockney, 2009)


Quizá lo más reseñable de la obra de Hockney sea precisamente que la obra está realizada pintando con el dedo en un Iphone. La luz fluorescente de un flexo incide directamente sobre los libros. Los rayos de luz parecen una aureola que enmarca el libro situado sobre el escritorio. A través de la ventana vemos una escalera negra sobre un fondo morado que dramatiza el cielo. ¿A dónde va esa escalera que asciende hacia el cielo? La escena es de una cotidianidad asombrosa, y por eso, muy bella también. La representación de la vida de las cosas cuando los humanos no estamos interactuando con ellos es una bonita vuelta de tuerca al concepto de "naturaleza muerta".


Hockney

 Libro transformándose en mujer desnuda (Dalí, 1940)


Dali

El surrealismo dio numerosos cuadros con libros, sobre todo bodegones. Quizá el más conocido sea el de Braque. En el cuadro de Dalí vamos un paso más allá: si durante el siglo XIX se pintó a numerosas mujeres sosteniendo libros y leyéndolos (pensemos en el anterior de Vallotton) en el cuadro de Dalí el libro se convierte en mujer. La mujer es equiparada al libro, al saber, a la imaginación e inspiración. La mujer para Dalí es musa. 


  El lector subyugado, René Magritte, 1928, 
Óleo sobre lienzo, 92 × 73 cm, Louvre Abu Dhabi. Christie’s Images, Londres / Scala, Florencia © ADAGP, París y DACS, Londres 2017

Corona, Wen Wu, 2016.

Óleo sobre lienzo, 30.5 × 25.5 cm . Colección privada. © Wen Wu. Cortesía de Riflemaker London.




Óleo sobre lienzo, 146,5 × 114 cm. Musée d’Orsay, París. Crédito: Musée d’Orsay, Paris. Domino público.

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Émile Zola fue amigo de juventud de Cézanne. Era aficionado a la pintura, en particular la de los pintores rechazados por la crítica oficial. En 1866 Zola alabó a Manet, diciendo que su camino le llevaría directo al Louvre. Manet, deseoso de manifestarle su reconocimiento por el activo apoyo que había manifestado a su arte, le propuso este retrato.El escritor posó para Manet en febrero de 1868.​
Se representa al escritor sentado ante un escritorio. En la mano lleva un libro, posiblemente «L'Histoire des Peintres», de Charles Blanc.​
El lienzo, aceptado en el Salón de París del mismo año, contiene numerosos elementos anecdóticos y discretos que revelan la amistad de los dos hombres, como la reproducción de la Olympia colgada de un muro, en la que la mirada de Victorine Meurent está ligeramente modificada en relación con el original para fijarse en Zola. Sobre la mesa del despacho se distingue el folleto azul celeste que el escritor había redactado para defender a Manet. Junto a él se ven libros, un tintero y otros utensilios, al modo de un bodegón. Junto a la Olympia aparece una estampa japonesa y Los borrachos o El triunfo de Baco de Velázquez y, a la izquierda, parte de un biombo también nipón.​
El entendimiento entre los dos hombres, sin embargo, no duró mucho: cada vez más perplejo por la evolución impresionista que conoció el estilo de Manet, bien lejos del realismo que él apreciaba, Zola acabó por romper todo contacto.

Sintiendo como leer el siguiente volumen, de la serie ”Landscapes and Beauties”, Utagawa Kuniyoshi, antes de 1861 (período Edo) 
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Impresión coloreada, dimensiones desconocidas, Museo Nacional de Tokio. Crédito de la imagen: Tokio Museo Nacional. Dominio público.
 'Landscapes and Beauties'. Utagawa Kuniyosi. Antes de 1861. Período Edo. El gran maestro de este género de grabados, llamados también “dibujos flotantes”. trabajó en pleno surgimiento de la cultura popular en Japón, con la aparición del teatro burlesco kabuki, alternativo al refinado No, y una ingente demanda de libros ilustrados donde por primera vez el texto se adapta a la imagen. El éxito de estas ilustraciones, origen del manga, hizo que se independizaran de los libros hasta ser vendidas como estampas sueltas.

 Rembrandt van Rijn. 'An Old Woman Reading'. 1655. 

El lienzo corresponde a su época tardía y está depositado en el castillo escocés de Drumlanrig. Son los años del Rembrandt más emocional, del hombre liberado después de perderlo todo, esposa e hijos, y la ruina económica. Mujer mayor leyendo representa a la madre de su amigo y benefactor Jan Six. Llama la atención la luminosidad que sale desde el corazón del libro y se refleja en el rostro. Es un momento de gran intimidad. Observamos las manos de la anciana... parece que leamos la Biblia con ella.

-El arte de la lectura. Libros y lectores en ella arte de Pompeya a nuestros días. David Trigg. Phaidon. 351 páginas.  

-Los libros a través de los cuadros: ocho obras donde la literatura es la protagonista

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