jueves, 14 de septiembre de 2023

EL RETRATO DE CASADA de MAGGIE O'FARRELL

 

Maggie O’Farrell (1972) nació en Coleraine, Irlanda del Norte. Ha publicado las novelas After You’d Gone (2000), My Lover’s Lover (2002), The Distance Between Us (2004, ganadora del premio Somerset Maugham), La extraña desaparición de Esme Lennox (2007), La primera mano que sostuvo la mía (2010; Libros del Asteroide, 2018; ganadora del premio Costa de novela), Instrucciones para una ola de calor (2013), Tiene que ser aquí (2016; Libros del Asteroide, 2017), el bestseller internacional Hamnet (2020, Libros del Asteroide, 2021; galardonada con el Women’s Prize for Fiction y el National Book Critics Circle Award) y El retrato de casada (2022; Libros del Asteroide, 2023), así como un libro de memorias, Sigo aquí (2017; Libros del Asteroide, 2019).

Maggie O'Farrell habla del origen de la novela y mucho más en esta conversación con la periodista Begoña Gómez Urzaiz en el festival literario Capítulo Uno que tuvo lugar en Matadero Madrid en marzo de 2023.


EL RETRATO DE CASADA

O'FARRELL, MAGGIE

  • «La escritora Maggie O’Farrell ha encontrado en la novela histórica la forma de hablar de temas actuales que afectan a la sociedad pero sobre todo a las mujeres. » Pepa Blanes (La Hora Extra - Cadena Ser)

LIBROS DEL ASTEROIDE
Año de edición:
2023
Materia
Moderna y contemporanea
ISBN:
978-84-19089-41-0
Páginas:
400
Encuadernación:
Rústica

La irlandesa Maggie O’Farrell ( Coleraine, 1972) ha repetido con El retrato de casada la exitosa fórmula de Hamnet,  lleva a la superficie lo que permanece invisible y escondido, toma una figura histórica poco conocida, Lucrezia de Medici, e imagina el mundo desde su perspectiva. Encuentra en un episodio anecdótico de la Historia,  la materia primera necesaria para construir una novela.

La realidad es esta: Lucrezia fue la tercera hija de Cosimo de Medici y la española Leonor Álvarez de Toledo. A los 13 años es entregada en matrimonio a Alfonso d’Este, duque de Ferrara. Quiso la vida que Maria, hermana de Lucrezia y prometida de Alfonso, muriera antes del matrimonio comprometido entre las dos familias. Por eso Lucrezia, una niña, fue desposada. Fue la sustituta de su hermana.

Inmadura, permaneció dos años en el palacio familiar de Florencia, bajo el poder de su padre. Mujer, su marido la reclamó y la sometió a su voluntad. Al año, murió. Por tuberculosis, se dijo. Siempre se especuló con un posible envenenamiento.




Lucrezia de' Medici pintada por el taller de Agnolo Bronzino en 1560. El cuadro, que descansa en la galería Palatina, sirvió de inspiración a Robert Browning para escribir el poema «Mi última duquesa» tres siglos después.



Al hablar de cómo pensó en el personaje de su nove la la escritora apunta que había leído un poema muy popular en Inglaterra escrito por Robert Browning y titulado  “Mi última duquesa”. El poema fue escrito en 1842, y es un monólogo dramático en el que un Duque renacentista está terminando de concertar con un emisario los detalles de su próximo matrimonio con la hija de un Conde. En medio de la charla, ha descorrido la cortina que velaba un retrato (la costumbre de velar los retratos era común en el Renacimiento, delicadeza ajena a nuestras desaforadas publicidades sonrientes) y le cuenta al emisario que la retratada fue su primera esposa. Alaba el retrato, habla después sobre ella y da a entender de manera bastante clara que ordenó matarla por algunos defectos, ciertamente menores. Al conocer el retrato la autora pensó que Lucrecia sería la próxima protagonista de su novela.

La autora explica que en los borradores la novela empezaba con la boda pero al iniciarse de esta forma alcanza una mayor atmósfera de thriller, así que el libro no comienza con la boda ni con las negociaciones entre los Médici y los Ferarra para concertar el matrimonio. Elige el momento más dramático posible, aquel en el que la pareja, ya casada, se traslada a una fortaleza alejada de la corte y Lucrezia tiene la certeza de que su marido va a asesinarla. Inmediatamente después, la trama da un salto atrás y nos lleva al momento de la gestación de la propia Lucrezia para ir relatándonos su infancia. El resto alterna entre el pasado y el presente, para presentarnos la infancia y adolescencia de Lucrezia y sus últimos momentos junto su marido en la corte de Ferrara.

Sabemos desde el principio que nada va a salir bien, pero O’Farrell es capaz de ir descubriendo las capas de los personajes una a una, línea a línea; embaucar al lector para que piense que no, que no va a pasar lo que cree que va a pasar.

Seguimos así el hilo del relato para conocer que Lucrezia nació rebelde, una niña que no descansa, que es intratable. La madre, que sigue la estricta disciplina española, la destierra a las cocinas, entre doncellas y criados. A los 4 años no juega con muñecas ni participa en los entretenimientos de sus cuatro hermanos, pasa el tiempo corriendo como una salvaje. A los 15, sigue igual.  

Hay un episodio que es definitorio de su carácter. Su padre, que tiene en el sótano un recinto para fieras, manda capturar una tigresa como regalo. Cuando un día el progenitor lleva a ella y a sus hermanos a verla, Lucrezia queda hipnotizada por el animal; hay una comunión entre la niña y la fiera. Siente la tristeza, la soledad que emana la tigresa, el impacto de ser arrancada de su hogar, el horror de estar prisionera; solo ella comprende la desesperación de una criatura cuyos deseos han sido ignorados por todos.

Se rumorea que es incapaz de fecundar. Cuando, pese a los intentos, no consigue engendrar un heredero sabe que será reemplazada. O’Farrell nos presenta a una Lucrezia brillante, rebelde y artística, pero cuyo destino es someterse pues su único significado es ser utilizada como un eslabón en las cadenas de poder de su padre y ser pieza de unión con otra familia que engrandezca su poder.

Otro elemento que hace brillante esta novela es esa recreación en segundo plano del Renacimiento. Sin estar en el protagonismo de la trama, impregna la historia gracias a un cuidadoso modelado de los escenarios y las imágenes predominantes de aquella época. 

Hay cierto grado de deleite en los detalles, sobre todo en torno a la decoración, las comidas y los paisajes, pero siempre como escenario de fondo. La novela brilla con detalles históricos y una prosa elegante, atractiva, que cautiva y engancha. Su mérito deviene también de cómo O’Farrell logra un retrato convincente de un personaje histórico pero desconocido.

Llega el día de partir. De ir al castello de Ferrara. De entrar en la ciudad como la duquesa que es, aclamada y observada por un pueblo ávido de la felicidad de su duque.

La autora mantiene el pulso y la tensión gracias a una escritura en ocasiones vertiginosa. Los excesos en las descripciones, en las dosis de fantasía, o en las recreaciones; los excesos oníricos, en fin, pueden desconcertar. Pero son hermosos. Necesarios. Adictivos. La escritora norirlandesa vuelve -es fastuoso su virtuosismo- a la fórmula de muchos de sus libros: historias que transcurren en paralelo y se cruzan y hierven y explotan.

Párrafo a párrafo Lucrezia se queda sola. Y sólo quiere quedarse sola. En su universo, casi un cuento de hadas construido en su mente adolescente. Sabe lo que va a pasar. Siente el maltrato -el libro se puede leer como un profundo análisis de la violencia machista- de Alfonso, su menosprecio, su desesperación porque ella no se queda encinta. Por supuesto la culpable es Lucrezia, su mujer. La mujer. Aunque él ha yacido con muchas y no ha dejado embarazada a ninguna. La violencia de Alfonso, capaz de ejecutar a sangre fría al amante de su hermana delante de ella para darle un escarmiento; capaz de encerrar a la mujer por desobedecerlo; capaz de presenciar una paliza a un mozo y reprender a su esposa por pedirle que cese el castigo. Capaz de ¿matarla? Es, en fin, el retrato de una niña sometida, que pasa del poder del padre al poder del marido, que se enamora, sí, se enamora, de uno de los ayudantes del pintor que la va a retratar.

O’Farrell es muy hábil en la gestión del tiempo. Tiene el don de llevarnos al pasado, a la infancia y la adolescencia de Lucrezia para que nos conmovamos con su presente, y de volver al tormento, al presente de la vida junto Alfonso. 

miércoles, 9 de noviembre de 2022

LA FÓRMULA PREFERIDA DEL PROFESOR de YOKO OGAWA

 



BIOGRAFÍA DE YOKO OGAWA

Escritora japonesa, Yoko Ogawa estudió en la Universidad de Waseda y es conocida para el gran público por su producción literaria novelística. Su obra está inspirada por el autor Kenzaburō Ōe y Anna Frank.

De entre sus libros habría que nombrar, sobre todo, la obra La fórmula preferida del profesor, que fue adaptada al cine y que supuso su primer éxito internacional.

Ogawa ha publicado numerosas novelas y ensayos en Japón, de los que han sido traducidos al castellano títulos como Destellos de ámbarEl Señor de los PájarosLecturas de los rehenesBailando con elefante y gato La Policía de la Memoria, por hacer mención de algunos.

A lo largo de su carrera Ogawa ha conseguido premios tan prestigiosos como el Akutagawa, el Yomiuri o el Tanizaki. En 2005 se adaptó también al cine su novela El anillo anular, dirigida por Olga Kurylenko.

PREMIOS

·         1988 Premio Kaien por su obra inicial Desintegración de la mariposa (Agehacho ga kowareru toki, 揚羽蝶が壊れる時)

·         1990 Premio Akutagawa por El embarazo de mi hermana (Ninshin karendaa, 妊娠 カレンダー)

·         2004 Premio Yomiuri por La fórmula preferida del profesor (Hakase no aishita sushiki, 博士の愛した数式)

·         2004 Premio Izumi por Burafuman no maisō, ブラフマンの埋葬)

·         2006 Premio Tanizaki por La niña que iba en hipopótamo a la escuela (Mīna no kōshin, ミーナの行進)

·         2008 Premio Shirley Jackson por The Diving Pool.1

·         2014 Independent Foreign Fiction Prize por Revenge: Eleven Dark Tales


LIBROS de Yoko Ogawa


La fórmula preferida del profesor

  • Editorial                     TUSQUETS
  • Año de edición          2022
  • ISBN                          9788411071260
  • ISBN digital               9788411071345
  • Género                       NARRATIVA






"Mira qué maravillosa sucesión de números. La suma de los divisores del 220 es igual a 284. Y la de los divisores de 284, igual a 220. Son números amigos. Son una combinación muy infrecuente, sabes. Fermat o Descartes solo lograron descubrir un par, cada uno de ellos. ¿No te parece hermoso? ¡Que la fecha de tu cumpleaños y el número grabado en mi reloj de pulsera estén unidos por un lazo tan maravilloso…!


    La Fórmula Preferida del Profesor, fue un auténtico fenómeno de ventas en su país de origen (Japón) con más de un millón de ejemplares vendidos que le han otorgado fama internacional y numerosos reconocimientos (el premio Yomiuri, el de las Librerías Japonesas y el de la Sociedad Nacional de Matemáticas).

 

    La novela narra la historia de un profesor de matemáticas que, tras un accidente, ha perdido la autonomía de su memoria excepto en lo que se refiere a las matemáticas que cultivaba en su vida profesional. Como un moderno Sísifo, debe colocarse en su americana notas para recordar lo que va continuamente olvidando. Su vida se cruza con dos nuevos personajes: su asistenta y el hijo de esta, al que el profesor llama Root “porque su coronilla era tan plana como el signo de la raíz cuadrada.

Root, tras el colegio, va a casa del profesor donde espera que su madre termine el trabajo diario. El profesor comienza a ayudar a Root en la elaboración de sus deberes escolares y, mezclando el béisbol con las matemáticas, va consiguiendo trasmitirles tanto al niño como a su madre el amor por las matemáticas, planteando cuestiones que la asistenta se afana en intentar resolver, para lo que acude incluso a las bibliotecas.

    Las matemáticas son un tema esencial en la novela, pero tienen una manera de presentarlas que para mí que soy una nulidad total en el tema me han resultado atractivas, porque los conceptos matemáticos que se manejan están explicados con sencillez, tal y cómo se los cuenta el profesor a su asistenta y al niño. Sin necesidad de que el lector tenga grandes conocimientos matemáticos, la autora es capaz de transmitir la belleza de las matemáticas y de los juegos misteriosos y a la vez maravillosos en los que se enredan los números. Se mencionan conceptos matemáticos (números primos, números amigos, números naturales, números imaginarios, etc.), pero algunos de esos conceptos están explicados de una manera cordial, imaginativa y gozosa que lleva al lector a descubrirlos o a redescubrirlos con otros ojos, como si fueran —que lo son— una maravilla camuflada. Por ejemplo, cuando el profesor protagonista habla de la raíz cuadrada de -1, dice que “es un número muy discreto, no se muestra en público, pero está ahí dentro del corazón y sostiene el mundo con sus pequeñas manos”. El profesor no solo es matemático, también es un poeta, pero no olvidemos la relación de las matemáticas con la poesía desde  Fray Luis de León, en su Oda a Francisco Salinas:

Y como está compuesta 

de números concordes, luego envía

consonante respuesta

y entre ambos a porfía

se mezcla una dulcísima armonía.

Las matemáticas son un complemento a la verdadera historia, que es la relación de amistad forjada entre los tres protagonistas. 

La fórmula preferida del profesor lo es también de muchos matemáticos, y es la llamada identidad de Euler, un caso especial de la fórmula que desarrolló el matemático Leonhard Euler:, considerada una cima de belleza matemática al integrar los números más interesantes en la disciplina, como el número e, base del crecimiento; el número π, que relaciona la longitud de una circunferencia con su radio; y la unidad imaginaria i, que da lugar a los números complejos, todos ellos reunidos en la fantástica relación e^(iπ) + 1 = 0. Esa relación entre las matemáticas y la belleza, tan apreciada por los matemáticos, es una constante a lo largo de la novela. El nudo de la historia se localiza en el momento en que la cuñada acusa injustificada y cruelmente a la asistenta delante del niño y del profesor. Si hay algo que el profesor no puede soportar es que alguien pueda hacer daño o maltratar psicológicamente a un niño, por eso, incapaz de desarrollar verbalmente su opinión o  de describir con exactitud su estado de ánimo, a punto de estallar de rabia viendo el sufrimiento que está viviendo Root grita: “¡No, no es posible! ¡No es tolerable herir los sentimientos de un niño”, y recurre a una defensa infalible: escribe en un papelito su fórmula preferida, la identidad de Euler, la pone sobre la mesa ante los ojos de su cuñada y se marcha de la habitación.


    Y desde ese día la asistenta, que había abandonado los estudios de bachillerato cuando quedó embarazada y que solo tiene nociones básicas de matemáticas, empieza una fascinante investigación en la biblioteca para averiguar qué había querido decir el profesor al utilizar esa fórmula como arma dialéctica para zanjar la discusión. ¿Qué quiso representar el profesor con dicha fórmula? Podremos encontrar muchas interpretaciones, para mí es una forma de establecer claridad, belleza y sosiego en un mundo en el que impera la injusticia y el maltrato, nada mejor que ofrecer una verdad innegable e irrefutable ante la barbarie. 

     

    Otro elemento importante en la novela es el beisbol, el deporte supone un vínculo entre el niño y el anciano, nuestra protagonista ve en esta afición una forma de llegar al corazón del profesor y corresponder el afecto que él les ha dado de forma altruista y por eso decide llevarlo a un partido de beisbol a pesar de las dificultades que ello supone. También significa la grandeza de las cosas cotidianas y de las aficiones que nos unen.

De estilo intimista, sencillo, un tanto poético. Prosa bella y pausada, descriptiva pero, a la vez de lectura fácil. Es una novela elegante y delicada. Narración fluida, una historia dulce, tierna,  sencilla, contada con mucho cariño y delicadeza.

 Un relato que inspira la ternura y la necesidad de diálogo en un mundo complejo donde las matemáticas se presentan como una metáfora de vida e hilo conductor que une a unos personajes que el olvido se encarga de borrar.

    En definitiva, La fórmula preferida del profesor es una historia de amor y de amistad, una historia de aprendizaje y de crecimiento personal, y todo ello mediante las matemáticas. Con una prosa elegante, habitual en toda la obra de Ogawa, consigue algo que rompe un tabú instalado desgraciadamente en nuestra sociedad: las matemáticas pueden emocionar. 

PELÍCULA

Director: Takashi Koizumi.

Guión: Takashi Koizumi (screenplay), Yoko Ogawa (novela).

País: Japón, 2006.

Duración: 117 minutos.