martes, 10 de octubre de 2017

Me llamo Lucy Barton, Elizabeth Strout

Biografía de Elizabeth Strout

Autora americana, Elizabeth Strout cursó estudios de abogacía en la Universidad de Oxford, antes de completar su formación en Gerontología en la Universidad de Siracusa. Durante varios años compaginó su carrera profesional con la escritura de cuentos y relatos que fueron apareciendo en diversas revistas literarias de gran prestigio.
Su primera novela, Amy e Isabelle, fue nominada al Premio Orange y el Faulkner, siendo llevada a la televisión en formato de TV Movie. A partir de entonces, su vinculación con el mundo de las letras se estrechó, siendo profesora de Escritura Creativa en universidades como Colgate o la Queens de Charlotte.
En 2009 logró un gran éxito con su novela Olive Kitteridge, obra que fue galardonada con el Premio Pulitzer de Ficción, uno de los más importantes que se otorgan en los Estados Unidos. Ha sido traducida a más de cinco idiomas y recibió una adaptación televisiva en formato de miniserie.
  Página de la autora
 Libros de Elizabeth Strout: 
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  Los hermanos Burgess 2013 (2015)
 
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Me llamo Lucy Barton:

 Lee aquí las primeras páginas


Traducción: Flora Casas
Colección: Nefelibata
ISBN: 9788416261918
Encuadernación: Rústica con solapas
Formato: 14 x 21,5 cm
Páginas: 224
PVP: 16.80 €
PVP ebook: 9.99 €







«En este punto quiero resaltar lo que me parece brillante. En Me llamo Lucy Barton el talento de Elizabeth Strout refulge no en la historia de Lucy determinada por el paisaje vital y humano que la rodea ni la estructura del relato, sino en el peso y la densidad de las cosas que la protagonista-narradora no cuenta».
La Vanguardia Cultura/s, Robert Saladrigas



Me llamo Lucy Barton, fue publicada en 2016, desde su aparición fue recibida muy bien recibida por la crítica, y fue proclamada como una obra maestra, la fama de la escritora la precedía y quizá por ello fue tan bien recibida. 

Lucy Barton, recuerda (y esto es muy importante, no nos habla desde el presente, sino que rememora) cómo muchos años antes estuvo ingresada durante casi nueves semanas en una clínica del centro de Manhattan. Después de una operación de apendicitis que ha tenido alguna consecuencia posoperatoria, la fiebre no remite y siguen haciéndole pruebas para averiguar qué ocurre y no le dan el alta definitiva. Está sola, su marido con la excusa de que no soporta los hospitales apenas va a verla y tampoco la visitan sus hijas,  quienes son muy pequeñas. Lucy se encuentra sola y vulnerable, asustada por lo que la enfermedad puede suponer y con nadie para hablar. Entonces llega su madre, una mujer acostumbrada a la dureza de una vida precaria, que ha acudido junto a su hija a petición del marido de Lucy. Madre e hija hablan y por la ventana de la habitación se divisa el edificio Chrysler iluminado, como una referencia en la noche.

 Es una novela extraña, apasiona o nos deja un tanto perplejos, al acabar no sabes si te ha gustado o te falta algo. Es una novela breve, pero intensa, se lee sin dificultad aunque haya saltos en el tiempo. Los capítulos son muy cortos y no están numerados, algunos tan solo ocupan una página, el estilo es parco, la prosa sencilla y con predominio de diálogos.   
Es una novela de ELIPSIS, de silencios, tenemos la sensación que la autora pasa por muchos temas, va de un lado a otro pero que calla lo que es más importante… No es de extrañar porque es una novela de la INCOMUNICACIÓN, Lucy y su madre no hablan de lo importante, no se cuestionan por qué hace tanto tiempo que no se ven ni qué ha ocurrido con su familia, de lo primordial no se habla, los cotilleos de su madre ahogan lo que es importante. La autora en una entrevista habla de que es una novela sobre el AMOR, no cuestionaré sus palabras, pero insisto que para mí es más una novela sobre la INCOMUNICACIÓN, sobre la incapacidad de verbalizar los afectos, aunque sí es verdad que lo que queda es el sentimiento de que entre ambas existe un profundo amor aunque no lo expresen. Pero Lucy busca esas palabras que le declaen lo que su madre siente por ella  y le preguntará varias veces:  ¿Mami, tú me quieres? Aunque no obtendrá respuesta, su madre forma  parte de la cultura de su familia, que son congregacionalistas, una religión protestante que tiene sus raíces en el puritanismo, por lo que es muy austera y desapegada, no le contestará con palabras, cerrará los ojos y través de esos silencios dará a entender su amor, aunque nunca le haya pedonado que se marchara de su lado. 

Es una novela en la que el lector tienen que llenar todos esos huecos que quedan en blanco. Con gran sutileza la autora abre muchos caminos para que seamos los lectores quienes transitemos e imaginemos todo aquello que calla.  

La obra nos habla de la infancia, de una infancia triste, dura, con la presencia de su madre aparecen los recuerdos reprimidos y fragmentados, habla de ellos con sutileza,  no profundiza, nos presenta esa infancia en un pueblo perdido de Illinois, sumida en la más profunda pobreza, donde los niños se burlaban de ella y de sus hermanos; donde no había revistas ni televisión. El maltrato físico es explícito, en un momento determinado escribe: 


Por otra parte, en ocasiones y sin venir a cuento, mis padres –por lo general mi madre y por lo general en presencia de mi padre- nos pegaban impulsiva  y vigorosamente.

Y subyace otro tipo de maltrato, quizá el abuso sexual al que podemos pensar al hacer referencia a la Cosa  en mayúscula: 

“…vi la cara de mi padre tremendamente contraída, como la expresión que con frecuencia precedía a lo que de pequeña yo llamaba-para mis adentros- la Cosa, es decir, una situación en la que mi padre se ponía muy nervioso y no se controlaba…” 

Y del que no nos dará ninguna explicación, según la autora, plantea el maltrato, pero deliberadamente no quiere entrar en ellos. Pero sin duda todos esos traumas vividos marcan la personalidad de Lucy, quien es vulnerable pero a la vez fuerte, es una superviviente.  Ella huye de su entorno, su inteligencia, los libros y el estudio es lo que le permiten escapar de ese entorno tan hostil, pero jamás olvidará de dónde viene y se siente culpable por haber salido de un mundo tan terrible, mientras sus hermanos no han podido escapar de él. En este sentido se plantea  la creación literaria como una forma de madurez y de crecimiento personal, a través de la lectura y del estudio Lucy pudo escapar de ese mundo tan terrible y es a través de escribir su historia “su única historia” que es capaz de superar ese pasado, congratularse con él y aceptarlo: 
Cuando estoy en casa últimamente, no siempre, pero a veces, digo en voz alta, pero bajito: “¡Mami!. Y no sé qué es, si estoy llamando a mi madre o si oigo el grito de Becka aque día cuando vio el segundo avión estrellarse contra la segunda torre. Creo que las dos cosas.

Pero esta es mi historia.

Y sin embargo es la historia de muchos,. Es la historia de Molla, la de mi compañera de habitación;… ¡Mamí! Mamá.

Pero es mi historia. Esta. Y me llamo Lucy Barton”

No aparecen muchos personajes, de hecho solo son dos los protagonista: Lucy y su madre; el resto o son figuras anecdóticas que pueblan las conversaciones de ambas mujeres, o son conocidos o íntimos de Lucy, pero apenas sabemos de ellos, de sus hijas, de su marido, apenas son retratados, intuimos la relación o el amor existente pero Lucy no nos permite conocerlos, se queda en lo externo, como ocurre en muchos aspectos de la novela.

El tratamiento del tiempo me parece peculiar,  en ocasiones al leer la novela nos puede parecer que contemplamos la conversación de una madre e hija desde el presente, pero como he apuntado antes, Lucy rememora “su historia” al recobrar esos momentos vividos en la clínica. Es una narración que se escribe tras varios años después y matizada por el recuerdo y por la subjetividad de la autora. Lo que le permite a Lucy recobrar el tiempo perdido y autoafirmarse como persona es su reflexión de que ella es como es y que hay que aceptar lo que ha sido su vida y por ello la escribe. 

Y quizá lo que mejor resume la obra son las palabras de la mentora de Lucy, Sarah Payne,y en quien podemos ver reflejados algunos aspectos de Elizabet Strout, como afirma la misma autora en una entrevista vuelca en ella su idea de la escritura

 Pero, a solas, y después de haber leído la versión temprana de lo que está escribiendo (y recordando) Lucy Barton, Sarah le ofrece el siguiente diagnóstico: «Mira, escúchame, y escúchame con atención. Lo que estás escribiendo, lo que quieres escribir es muy bueno y te lo publicarán. Pero escúchame bien. La gente se te echará encima por unir pobreza y maltrato. Una palabra tan absurda, una palabra tan convencional y absurda como maltrato, pero la gente dirá que puede haber pobreza sin maltrato, y tú no dirás nada. Nunca defiendas tu trabajo, nunca. Esta es una historia de amor, tú lo sabes. Es la historia de un hombre atormentado todos los días de su vida por cosas que hizo en la guerra. Es la historia de una esposa que se quedó a su lado, porque eso es lo que hacían la mayoría de las esposas de esa generación, y cuando va a la habitación del hospital a ver a su hija habla compulsivamente de que el matrimonio de todo el mundo va mal, y ella ni siquiera lo sabe, ni siquiera sabe lo que está haciendo. Es la historia de una madre que quiere a su hija. De una manera imperfecta, porque todos amamos de una manera imperfecta. Pero si mientras escribes esta novela te das cuenta de que estás protegiendo a alguien, recuerda una cosa: que no lo estás haciendo bien».

De una forma u otra, podrá gustar más o menos, pero sin duda, es una novela que nos deja un regusto extraño en la obra, que despés de haberla leído se nos aparece el pesonaje y tenemos la conciencia de que algo se nos ha escapado o quizá ha habido algo que la autora nos ha querido enseñar entre líneas y no hemos sido capaz de reconocer. 

Página Dos - Entrevista a Elizabeth Strout (27/09/2016):





Olive Kitteridge - Trailer - Official HBO UK BOOK-TRAILER: