lunes, 11 de junio de 2018

OLIVER SACKS, El hombre que confundió a su mujer con un sombrero



Nos encontramos ante un libro de neurología, escrito por un neurólogo y que nos habla de enfermedades del cerebro, ¿qué hacemos leyendo un libro de este tipo en un club de lectura? Creo que se responde con facilidad, no es un libro científico sin más es un libro de una humanidad desgarradora y qué es la literatura si no una forma de explicarnos el mundo y del desarrollo del individuo en ese mundo y definitivamente eso se consigue en la obra leída. 


EL AUTOR:


Oliver Sacks nació en Londres, 1933 y murió  Nueva York, 2015. Neurólogo y escritor británico conocido por sus libros sobre los efectos de los trastornos neurológicos, basados en las experiencias reales de sus pacientes. Hijo de médicos y educado en los estrictos internados de su país, fue un brillante estudiante de ciencias que se graduó en medicina en la Universidad de Oxford.

En 1960 viajó a Estados Unidos para especializarse en neurología en las universidades de San Francisco y Los Ángeles. En 1965 aceptó un puesto como profesor en el Colegio de Medicina Albert Einstein y se estableció en Nueva York, donde desarrolló  toda su carrera como profesor y doctor especialista en desórdenes del sistema nervioso. 

Empezó a trabajar en el Hospital Beth Abraham de Nueva York, en el que entró en contacto con varios supervivientes de la epidemia mundial de encefalitis letárgica, una enfermedad del sueño que apareció a finales de la década de 1910 y principios de la de 1920. Los enfermos, sumidos en un sueño profundo comparable a la muerte, padecían diferentes grados de incapacidad para hablar, andar o alimentarse y algunos requerían atención médica permanente. 

En 1969, Sacks empezó a administrar a sus pacientes una nueva sustancia experimental llamada L-dopa con resultados extraordinarios en la recuperación de las facultades de los enfermos. Sin embargo, la droga milagrosa que había logrado "resucitar" a los afectados comenzó a fallar al cabo de un periodo de tiempo y las víctimas de encefalitis letárgica regresaron a su estado previo.

Sacks relató aquella experiencia en Despertares (1973), libro que se convertiría en la base para la película Despertares (1990), nominada a varios premios Oscar. Dirigida por Penny Marshall, el actor Robin Williams encarnó a Oliver Sacks y Robert De Niro a Leonard Lowe, un enfermo que consigue recuperarse de su aletargamiento. El dramaturgo británico Harold Piner también escribió en 1992 Un tipo de Alaska, obra inspirada en el texto de Sacks.
En 1974, mientras practicaba senderismo en Noruega, sufrió una lesión
severa en su pierna izquierda que le dejó sin sensibilidad. La lenta mejora en la recuperación de la sensibilidad de su pierna inspiró la memoria Con una sola pierna (1984). En 1985 publicó El hombre que confundió a su mujer con un sombrero, una colección de sus casos clínicos que se convirtió en un best seller, haciéndole llegar a un público más extenso.

Desde entonces, y gracias a su extraordinaria habilidad para describir los fenómenos que alteran el sistema nervioso humano, ha logrado vender millones de libros sobre sus casos clínicos. Su catálogo de "neurorrelatos", traducido a más de veinte idiomas, ha recibido innumerables premios. Algunos de sus títulos son Veo una voz (1989), Un antropólogo en Marte (1995), La isla de los ciegos al color (1997) y El tío Tungsteno (2001). Recientemente, ha sido elegido miembro de la Academia Americana de las Artes y las Letras.


El neurólogo británico  a quien  The New York Times llamó "el poeta de la medicina", murió de cáncer en la ciudad de Nueva York en agosto de 2015 a los 82 años. Y me gustaría señalar cómo se enfrentó al mal que le aquejaba, así al enterarse de que el cáncer que había padecido años antes y que le costó la visión de un ojo ahora se adueñaba de su hígado casi por completo, escribió un artículo publicado por The New York Times, con las que serán sus últimas palabras publicadas. Lejos de lamentarse, convirtió su carta de despedida en un canto al «privilegio» y la «aventura» de haber sido, durante 81 años, «un ser sintiente y un animal pensante en este precioso planeta».

Afirma que piensa vivir los últimos meses que le quedan "de la manera más rica, profunda y productiva que pueda", y que espera "profundizar en sus amistades, decir adiós a todos aquellos que amo, escribir más, viajar si tengo fuerzas, y adquirir nuevos niveles de comprensión y sabiduría".

Teniendo en cuenta el poco tiempo que le queda, Sacks explica que dejará de ver las noticias todas las noches, y dejará de hacerle caso a cosas "no esenciales", como "la política o las discusiones sobre el cambio climático". No es que estas cosas ya no le importen, sino que para él, "ya pertenecen al futuro". Y se alegra de haber conocido a mucha gente joven con talento, porque gracias a eso cree que "el futuro está en buenas manos".

"No puedo fingir que no tenga miedo. Pero mi sentimiento predominante es uno de gratitud", afirma Sacks. "He amado y he sido amado; he recibido mucho y he puesto algo de mi parte; he leído y viajado y pensado y escrito..."
FUENTE: http://www.elmundo.es/salud/2015/02/19/54e5dbd1e2704e2d6b8b4577.html


El hombre que confundió a su mujer con un sombrero se convirtió inmediatamente en un clásico y consagró a Oliver Sacks como «uno de los grandes escritores clínicos del siglo» (The New York Times), como atestiguaron más tarde Un antropólogo en Marte y otros singularísimos textos.
ARGUMENTO:
En este libro, Oliver Sacks narra veinte historiales médicos de pacientes perdidos en el mundo extraño y aparentemente irremediable de las enfermedades neurológicas. Se trata de casos de individuos, aquejados por inauditas aberraciones de la percepción que han perdido la memoria, y con ella, la mayor parte de su pasado; que son incapaces de reconocer a sus familiares o los objetos cotidianos; que han sido descartados como retrasados mentales y que, sin embargo, poseen insólitos dones artísticos o científicos. Por extraños que parezcan estos casos, el doctor Sacks los relata con pasión humana y gran talento literario. Son estudios que nos permiten acceder al universo de los enfermos nerviosos y comprender su situación frente a las adversidades. Como gran médico, Oliver Sacks nunca pierde de vista el cometido final de la medicina: «el sujeto humano que sufre y lucha».
ESTRUCTURA:
Oliver Sacks organiza este caos clínico en cuatro partes que titula de la siguiente forma: «Pérdidas»,
«Excesos»,
«Arrebatos»,
«El mundo de los simples».
De esta manera, cada patología aparece agrupada con otras semejantes, dependiendo del funcionamiento de los síntomas. El caso más relevante del libro, aunque no el más sorprendente, es el que da título al volumen: «El hombre que confundió a su mujer con un sombrero». La elección de este caso como título para el compendio se debe a que Sacks considera que cuestiona las bases de la neurología tradicional, puesto que en este caso la lesión cerebral hace que el individuo quede reducido a lo abstracto, a lo categorial. Incapaz de reconocer lo concreto, el doctor P. no sólo no conseguía reconocer las caras o los objetos más simples, cuyos elementos percibía como un conjunto de elementos sueltos incapaces de unirse en un todo, sino que se hallaba perdido en un mundo de abstracciones sin vida. Su forma de reconstruir el mundo se basaba en las relaciones esquemáticas, de la misma forma en que puede hacerlo un ordenador. Así por ejemplo, aunque jugando al ajedrez podía ser invencible, al mismo tiempo confundía a su mujer con un sombrero.
Sacks suele dividir los casos en dos partes: la anécdota y las conclusiones. Éstas últimas aparecen al final y en añadidos que hace en postdata, ya que al tratarse de una recopilación de artículos publicados en revistas ha ampliado su información a partir del conocimiento de nuevos casos. Más allá de lo puramente anecdótico, el acercamiento que Sacks propone a las enfermedades, novedoso en la época en que escribe el libro, es hoy en día comúnmente aceptado: no es posible hacer neurología cerebral sin tener en cuenta las características y circunstancias peculiares de cada paciente. La neurología debe tratar antes que enfermedades pacientes.
ESTILO.
«Oliver Sacks empieza donde muchos informes psiquiátricos terminan... Con la intensidad orquestal de su prosa e ideas, partiendo de una profunda compasión, Sacks juega con nuestras experiencias rutinarias para conducirnos por las maravillosas aventuras de la mente. Es imposible permanecer indiferente ante esta obra que sin duda se ha convertido ya en un clásico». (New Society) Oliver Sacks narra veinte historiales médicos de pacientes perdidos en el mundo extraño y aparentemente irremediable de las enfermedades neurológicas. Se trata de casos de individuos, aquejados por inauditas aberraciones de la percepción, que han perdido la memoria y, con ella, la mayor parte de su pasado, que son incapaces de reconocer a sus familiares o los objetos cotidianos, que han sido descartados como retrasados mentales y que, sin embargo, poseen insólitos dones artísticos o científicos. Por extraños que parezcan estos casos, el doctor Sacks los relata con pasión humana y gran talento literario.
Cabría señalar la importancia y la mención de escritores como Borges o Proust.
Por encima de todo, es de destacar que, pese a que los casos descritos podrían dibujar un panorama desolador y pesimista, el tratamiento que de ellos hace el autor hace que simpaticemos con los protagonistas, no mostrándolos como seres extraños sino como limitados en un determinado aspecto de su vida pero completos en todo el resto. Esta "neurología humanística" que abandera el autor, no busca tanto la "curación" del paciente sino la compresión del mismo en su totalidad. Se trataría no tanto de ver el “déficit” que presenta el sujeto sino de valorar el mejor modo de ayudarlo en función de su completitud.
Así, en el caso de unos gemelos deficientes mentales con una gran capacidad para determinadas operaciones matemáticas, se intentó mejorar su integración social separándolos, lo que favoreció que accedieran a un puesto laboral adecuado a sus capacidades pero que les privó de su felicidad y serenidad sacrificadas a las convenciones sociales de que fueron objeto por sus médicos.
Cada uno de los diferentes capítulos que forman el libro podrían ser el punto de partida de una novela o un guión. Tenemos el caso de un marinero que vivía instalado en 1945 después de haber caído en el alcoholismo durante los años sesenta o el del hombre incapaz de reconocer su pierna como suya propia, la mujer que oía realmente como si de una radio se tratara todas las canciones que sus padres le cantaron en sus primeros años de vida en Irlanda y que no había vuelto a escuchar después de la muerte de ambos cuando ella cumplió los cinco años.
Igualmente, Sacks trata a sus personajes con humor, de modo que nos presenta a los afásicos como seres capaces de detectar la vaciedad de los discursos políticos, frente a la credulidad del público "normal" o reconoce las ventajas de sus enfermos, por ejemplo el caso de un afectado por el síndrome de Tourette que abandonaba su medicación los fines de semana para conservar su capacidad de improvisar a la batería en un grupo de jazz.