miércoles, 13 de octubre de 2021

EDNA O'BRIAN: Las sillitas rojas

 

Edna O'Brien. Foto: Jonás Bel

BIOGRAFÍA DE EDNA O'BRIEN

 Edna O’Brien es una de las voces más prestigiosas de la narrativa en lengua inglesa de nuestro tiempo, aclamada tanto por la crítica como por los más prestigiosos autores contemporáneos.

 Nace en un pequeño pueblo del Condado de Claire, en Irlanda, el 15 de diciembre de 1932, es la menor de cuatro hermanos. Su padre es alcohólico y su madre una mujer de profundas convicciones religiosas que consideraba que "la escritura era un camino de perdición". Decidida a cambiar el rumbo de su vida Edna huye de ese ambiente claustrofóbico rural y familiar y se refugia en Dublín donde estudia Farmacia por la presión de la familia. Tras trabajar un tiempo como boticaria contrae matrimonio con el escritor irlandés Ernest Gebler en 1954 y pocas semanas después nace su primer hijo, Carlo Gebler (a quien llamaron así en homenaje a Karl Marx y que hoy también es un conocido escritor. Por cierto, Carlo publicó en 2001 He and I, una autobiografía en la que detallaba las complicadas relaciones que mantuvo con su padre a quien acusó de abusar de él emocionalmente y con quien apenas tuvo relación durante gran parte de su vida). Edna ya entonces mostraba interés por la literatura y la escritura y quizás por ese motivo se vio deslumbrada por Ernest Gabler, nacido en 1914, dieciocho años mayor que ella. Más tarde llegaría su segundo hijo, Sasha Gebler (quien actualmente es un reconocido arquitecto).

En 1958 se trasladan a Londres y allí Edna comienza a trabajar en la editorial Hutchinson como lectora. Esta misma editorial, percatándose del potencial literario de Edna, le ofrece que escriba una novela, publicándose en 1960 el que sería el primero de la trilogía de Baba y CaitLas chicas de campo (que en nuestro país edita Errata Naturae en 2013) en ella narra, con inspiraciones autobiográficas, la vida de dos amigas que crecen juntas en un pequeño pueblo irlandés de ambiente reprimido y profundamente católico, y cuya máxima aspiración es poder ir a la ciudad y casarse para disfrutar de libertad y de una vida cómoda. Temas como el aborto, el sexo antes del matrimonio, o las relaciones con hombres casados provocaron tal escándalo en la católica Irlanda que el párroco del pueblo de Edna O´Brien recorrió la comarca comprando todos los ejemplares que encontró de la novela y los quemó en una hoguera en la plaza del pueblo a modo de ejemplificación de su maldad y de su contenido pecaminoso.


A raíz del éxito de esta novela, publica en 1962 La chica de ojos verdes (Errata Naturae, 2014) y en 1964 Chicas felizmente casadas, (Errata Naturae, 2015).

El éxito de Edna fue difícil de digerir por su marido, quien vio como quedaba en un segundo plano. Carlo cuenta en He and I cómo el padre, celoso de su mujer, al recibir Edna un cheque bastante sustancioso de la editorial, le exigió que se lo endosase a él. Edna lo hizo pero a continuación se fue de casa, abandonándole. En un primer momento los dos hijos se quedaron con el padre en el hogar familiar pero poco después se trasladaron a vivir con la madre, con quien siempre han mantenido una relación muy cercana. Su hijo también cuenta cómo Gébler rechazaba, haciéndose pasar por su esposa, propuestas de trabajo en universidades o para transformar una novela en película, y a cambio ofrecía sus propios escritos diciendo que tenían más calidad.

Es autora de una obra dramática sobre Virginia Woolf (1980), dos importantes biografías: sobre James Joyce (1999) y sobre Lord Byron (2009).

También ha escrito varios guiones de cine para la adaptación de algunas de sus obras: Retorno al pasado (I Was Happy Here, 1966), Salvaje y peligrosa (1972) protagonizada por Elizabeth TaylorMichael CaineSusannah York Tres no caben en dos (2011).

Entre los admiradores de su obra se encuentran afamados escritores como Philip Roth quien, de hecho, dijo de esta obra que estamos comentando, que era "su obra maestra" y la escritora canadiense ganadora del Premio Nobel en 2013 Alice Munro quien ha afirmado que empezó a escribir gracias a Edna.

 «Edna O’Brien escribe las historias más bellas. Ningún escritor o escritora puede compararse a ella, en ningún lugar». Alice Munro

«Edna O’Brien es la escritora de lengua inglesa con más talento de nuestros días». Philip Roth

«Las novelas de Edna O’Brien son absolutamente memorables porque su genialidad procede del dolor mismo de la memoria». John Berger

«Un tesoro de potencia, inteligencia e ironía». The New York Times Book Review

«Está tan bien escrito que no te decepcionará, busques lo que busques». Literary Review

 

Título original: The Little Red Chairs

Edición: Errata naturae editores 2016

Traducción: Regina López Muñoz

Páginas: 347

ISBN: 978-84-16544-08-0

Precio: 19 €

"Resulta increíble  la cantidad de palabras que existen para decir <<hogar>>, y la música brutal que pueden llegar a desencadenar". (Pág. 347)

Las sillitas rojas es la primera novela de Edna O'Brien en diez años y escrita con casi 86 años. La novela recorre Europa, desde su Irlanda natal pasando por Londres o La Haya, para mostrarnos un portentoso viaje sobre el mal, la mentira, el dolor y, en última instancia, el poder redentor de los afectos, dibujando ante nosotros, casi en tiempo real, el retrato de un buen puñado de personajes fascinantes: de Dragan a Fidelma McBride. Una historia sobre las miserias de nuestras guerras contemporáneas y sobre la necesidad de rendir cuentas en un mundo en ruinas tras la desolación, una novela que se atreve a viajar por las más profundas oscuridades del hombre contemporáneo. Y aun así, se atreve a sugerir que hay un camino posible hacia la esperanza.

Es una novela que en un inicio parece una cosa y después a medida que la historia se desarrolla se convierte en otra. El inicio nos hace pensar en una novela de amor con toques “bovaryanos”, paisajes bucólicos, entrañables, pero poco a poco va dejando paso a una historia terrible, donde los personajes nunca son lo que parecen, haciendo una profunda reflexión sobre el mal y la condición humana.

 


Como un personaje de un malévolo cuento de hadas irlandés, una noche de invierno llega un viajero a una apacible localidad llamada
 Cloonolia, un pueblo conservador, católico y tradicional, cuya existencia transcurre de forma apacible y casi monótona. El desconocido  deslumbra a sus habitantes con su larga melena y  su barba, llega con la intención de abrir un centro holístico de sanación. A pesar de las reticencias iniciales, no tarda en ser integrado en la dinámica del pueblo y comienza a cautivar a todos sus habitantes, especialmente a Fidelma, una mujer de cuarenta años cuya imposibilidad para concebir y su matrimonio con un hombre  mayor que ella, la está abocando a una existencia llena de soledad y frustración donde el extranjero aparece como su esperanza.

 "- ¿Por qué tanta hostilidad?- quiso saber. 

- Pues... así son las cosas por aquí... mentiras... hipocresía... amargura... no nos fiamos de los demás... nos deprimimos... le echamos la culpa al clima... reservamos paquetes turísticos a destinos con buen tiempo... volvemos a casa... no es el clima... somos nosotros". (Pág. 106)

 La estructura de la novela se presenta dividida en tres partes muy diferenciadas entre sí,  sobre todo la primera respecto a las dos siguientes. Así los primeros capítulos muestran a Vlad con varios vecinos integrándose en la comunidad. Escenas costumbristas donde aparecen los habitantes de siempre (la monja, la viuda, los clientes del bar) frente a los inmigrantes que han ido llegando, gente humilde y que remarcan su diferencia a través del lenguaje (en una novela como esta siento especialmente el no poder leer en el idioma original, aunque creo que la traductora hace un gran trabajo), el tema de aquellos que huyen de su patria buscando un lugar mejor, ya aparece en estas primeras páginas y posteriormente tendrá un papel fundamental en la novela. El desconocido se va haciendo un hueco en la vida de los lugareños y especialmente en el corazón de Fidelma, reflejo de las heroínas decimonónicas: Madame Bovary, Emma Ozores o Ana Karenina,  quien al igual que ellas es una mujer insatisfecha abocada a un matrimonio sin hijos y que encuentra en los brazos del forastero un refugio a su vida frustrada. Fidelma es una mujer sensible con inquietudes literarias y que la autora nos la muestra como una moderna Dido quien se enamora del extranjero,  aunque esta pasión la lleve al desastre,  como le ocurrió a la reina de Cartago, recordemos el capítulo en el que se presenta el club de lectura.

En primer plano, Radovan Karadzic en 1995.RANKO CUKOVIC (REUTERS)

Pero todavía desconocemos quién es el misterioso viajero, Vladimir Dragan, aunque el título de la novela y la nota introductoria  son una pista para suponer su procedencia: el título hace referencia al homenaje que se rindió en 2012 a las víctimas de la guerra de Bosnia, las sillas rojas  que se colocaron en la avenida principal de Sarajevo para conmemorar los veinte años del comienzo del sitio a la ciudad. Cada una de las sillas representan las  11.541 personas que murieron durante el conflicto,  643 eran sillitas, en recuerdo de los que eran niños. Y es así como poco a poco vamos intuyendo las infinitas caras del monstruo y nos hace reflexionar y pensar en ¿Dónde y cómo se esconde la maldad? ¿Cómo un ser tan perverso y que llevó a miles de personas a la muerte y a la tortura sin mover una ceja es capaz de esconderse entre nosotros y aparentar ser una criatura amable? No olvidemos que la realidad no está lejos de lo que la autora nos relata, el auténtico genocida Radovan Karadžić fue detenido en Belgrado por agentes del BIA (servicio secreto de Serbia) la noche del 21 de julio de 2008, se hacía pasar por médico alternativo, luciendo una tupida barba que lo hacía casi irreconocible. ​ Tras ocho años de juicio, el TPIY le condenó, el 24 de marzo de 2016, a 40 años de cárcel como máximo responsable del genocidio de Srebrenica y el sitio de Sarajevo. ​La condena fue elevada a cadena perpetua el 20 de marzo de 2019.


Radovan Karadzic dando una charla, camuflado bajo
la identidad del doctor Dragan Dabic.

Y esta primera parte termina con el horror, las referencias a Josep Conrad no son gratuitas, la crueldad se adueña de esas últimas páginas del inicio,  en el mundo bucólico entra la brutalidad capitaneada por los tres salvajes y vengando en una mujer, una vez más, la barbarie de los hombres.

La segunda parte se desarrolla en Londres, un salto temporal nos presenta a Fidelma viviendo en una ciudad multicultural y convertida en una inmigrante, como aquellos extranjeros que trabajaban en el hotel de su pueblo. Ahora es ella quien tiene que encontrar su lugar, quien debe reinventarse a sí misma en un ambiente de pobreza y desamparo. Ella es la protagonista pero deja paso a otras voces que explican sus devastadoras historias: voces de África, Sudamérica, Europa del Este… Un coro de supervivientes que se han visto obligados a abandonar sus hogares  por las guerras o por los fanatismos religiosos. Todos se encuentran en el mismo lugar y en este panorama desolador surge el compañerismo, la amistad, pero también las rivalidades y las envidias como algo consustancial al ser humano.

En su novela, con gran sutileza Edna O’Brien aúna la ternura y el horror, el sosiego y la turbación. Las sillitas rojas es una lectura  de lo oscuro, de lo monstruoso, del aullido del lobo, pero pesar de la dureza de su historia hay un espacio para la esperanza al igual que en ese roble vencido que encarna Fidelma; hay, en la mayoría de las voces de esos desheredaros del hogar, una solidaridad que nos permite soñar que «caminamos hacia nuestra casita en borde de un bosque y ya sale humo de la chimenea, porque uno de nuestros simpáticos vecinos ha encendido, sin problemas de fronteras, la paz que sobrepasa todo entendimiento».

ENTREVISTA EDA O'BRIEN: EL PAÍS, ANATXU ZABALBEASCOA 14 DIC 2016 - 00:06 CET